Capítulo VI

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–Ya queda poco.–nos informó George.
"Por fin"–dije con una sonrisita en la cara.
Miré por la ventana. Hacía muy buen tiempo, el sol salía por el horizonte calentando nuestros rostros.
–Chicas, desabrochaos los cinturones que ya hemos llegado.
Miré para el frente. Había un gran edificio de piedra, alto y rectangular. Lleno de personas armadas vigilando por si venía un zombie. "Este sitio me encanta, por fin podremos descansar tranquilas"
*Clank*
Me sobresalté "¡Qué susto!". Miré rápidamente hacia donde procedía el ruido. Una puerta enorme se abrió ante mis ojos.
George no esperó más y arrancó para entrar.
"Por fin hemos llegado, ¿Qué personas habrá allí?¿Cómo será el sitio por dentro?
–¡Vaya!–dije alucinada. Miré a mi alrededor. Era enorme, más que el exterior. Había un mogollón de personas, de todas las edades.  Estaba lleno de vegetación para plantar las cosechas. Todo era maravilloso.
George aparcó y rápidamente Diana salió para abrirnos la puerta.
–Bueno.....¿Que.....os....parece?–preguntó Diana sin aliento.
–Me encanta, muchísimas gracias por traernos.–dijo mi hermana.
–Y a ti, Ana, ¿Qué te parece?
–No tengo palabras para expresarlo.–dije embobada mirando a mi alrededor.
Bajamos, miré a los lados para ver por donde exploraba primero y me percaté de un mercado lleno de deliciosa comida. Me acerqué y había fruta, verduras,lentejas.... Se me hizo la boca agua y la tripa me empezó a sonar.
*Brrr* *Brrrr*
–Jajaja.–se rió la mujer al percatarse de los sonidos de mi tripa.–Toma es para ti, come que estás muy hambrienta.
La señora, me dio un par de manzanas y un cuenco de lentejas.
–Muchísimas gracias, en serio, no sé como te lo puedo agradecer.–dije con los ojos como platos.
–No es nada. ¿Vosotros sois los nuevos,verdad?
Asentí
–Pues esta comida que yo te doy es mi bienvenida así que no me lo tienes que agradecer.–dijo con una sonrisa muy cálida.
Le devolví la sonrisa, se lo agradecí mil veces y me fui. Vi a mi hermana y le di una manzana y le expliqué lo acontecido con la señora.
–Algún día le daremos algo a cambio, ¿que te parece?
–Muy bien.–sonreí
Estuvimos merodeando por ahí y me fijé en un árbol que había en la esquina.
–Marina, me voy a aquel árbol de ahí a descansar un poco, tú sigue mirando los alrededores.
–Vale, pero ven pronto.
Asentí y cada una se fue a su lado. Me senté al pie del árbol "Que bien se está"–pensé, suspirando. Miré al cielo azulado, siempre me había gustado ver el cielo y mirar a las nubes cuando era pequeña. Hacía tanto tiempo que no lo hacía que me sentía como una niña otra vez. Recuerdo esos días tan felices de mi infancia. "Quería estar en esa época sin preocupaciones.... Eso si que era vida." Una lágrima me cayó por mi mejilla sonrojada.
–¿Por qué lloras?
Me sobresalté, estaba tan metida en mis pensamientos que ni siquiera le había escuchado. Miré hacia delante y me encontré con una cara desconocida. Era un chico muy alto y delgado. Tenía los ojos azules como el cielo y el pelo era de color del trigo. "Qué guapo es"–pensé sonrojándome
–Que rara eres.–dijo con una gran sonrisa– hace un momento estabas llorando y ahora pareces un tomate–se rió a carcajadas.
–No estaba llorando. Esa lágrima fue porque me entró algo en el ojo.–mentí.
–Ya claro, eso no cuela.–sonrió.
Sin darme cuenta, le Sonreí.
–Que....
–¿Sí?
–¡Ana!
Los dos miramos de donde procedía la voz. Era mi hermana quien me había llamado.
–¡Qué!–grité.
–Nos tenemos que ir.
–Voy.
Me levanté y pasé por su lado. Olía genial, como a fresas.
–¡Espera!–me dijo el muchacho.
–Dime.
–¿Mañana a las 9 de la mañana aquí?
–¿Quieres quedar conmigo?
–Pues claro, quiero conocerte mejor.
Me sonrojé.
–Bueno me tengo que ir. Hasta otra.–me despedí.
–Por cierto me gusta tu nombre.–me dijo guiñandome el ojo.
–Gra-gracias.–tartamudee sonrojada.–por cierto, ¿Cómo te llamas?
–Me llamo Bruno.
–Bonito nombre.–le sonreí.
Di media vuelta y me fui a junto mi hermana. Seguía colorada como un tomate y sentía que el corazón me iba a salir del pecho. "Pero...¿Qué me pasa?"
–Ana.
–Dime, Marina
–¿Te apetece ver nuestra habitación y después nos pegamos una ducha?
–Me parece buena idea.–le sonreí.
"Haber si aclaro mis ideas"–pensé.
Y nos fuimos a una pequeña casita para ver nuestra habitación.

+ll

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