Capítulo XX

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Después de dos meses...

-Ana, despierta -me dijo tiernamente.
Abrí los ojos lentamente, era mi hermana.
-Déjame dormir, pesada -le dije con un tono enfadado.
-Ana, tenemos que irnos. ¿No te acuerdas?
Le miré extrañada sin comprender nada. Estaba media dormida y la cabeza me daba vueltas.
-Hoy vamos a capturar al zombie.
-¡Es verdad! -dije mientras me levantaba rápidamente.
Fui a vestirme, cogí una malla y una camiseta deportiva. Me miré mi tonificado cuerpo. Había cambiado estos dos meses. Tenía las piernas tonificadas y los brazos musculados. Estaba muchísimo más delgada que antes. Me vestí y me calcé los tenis. Mi hermana me esperaba impacientemente en el salón.
-¿Nos vamos?
-Sí, pero antes yo voy a ir a junto Brais, quiero despedirme....por si...-dijo con voz entrecortada.
-Anda no digas chorradas. Todos estamos muy bien entrenados.
La verdad, estos últimos meses no habíamos descansado nada y yo tenía ganas de terminar todo esto ya que quería dormir más tiempo y no quería volver a correr en mi vida.
-Bueno...
-Anda anda no digas excusas. Lo que quieres es verle y ya está -le dije con voz burlona.
-Vete por ahí -me dijo con tono enfadado.
Me reí muy fuerte, tanto que me escuchó por todo el vecindario.
-Bueno Marina yo voy a por el resto te esperamos delante del laboratorio.
-Está bien.
Me fui rápidamente a la casa de Diana ya que estaba más cerca. Llamé a la puerta suavemente.
-¡Ya voy! -dijo Diana sin aliento.
Salió por la puerta casi sin respirar.
-Tú que, estabas peleando con un zombie o que, menudas pintas tienes.
Estaba llena de sudor en la frente. Tenía la lengua para fuera como si fuera un perro en medio de un desierto.
—Es....que...me....quedé....dormida...-dijo Diana con dificultad.
-No eres la única -le dije mientras le cogía por la muñeca y la tiraba hacía mí.
Fuimos a la casa de Bruno que ya nos esperaba fuera. Iba sin camiseta como de costumbre.
-Sois unas tardonas - dijo con un tono vacilante.
Le miramos con cara asesina y seguimos andando a recoger a los demás.
Recogimos a todos. Ricky estaba igual que Bruno, sin camiseta. Pero a Bruno se le marcaba más su definida tableta. Marta llevaba una camiseta que se le veía un poco la barriga y una malla azul marino. Sara llevaba casi lo mismo que yo sólo cambiando los colores. Nos reunimos rápidamente con mi hermana que estaba con un chico alto, pelo negro como el carbón y con los ojos azul marino.
-Hola -nos saludó amablemente.
-Hola -dijimos al unísono.
-Tú eres el famoso Brais ¿no? -pregunté sonriente.
-Sí, ese soy yo -me sonrió.
La verdad era bastante guapo.
-Una cosa, ¿Cómo te puede gustar esa cosa que tienes al lado? -pregunté en tono burlón.
-Idiota -me dijo mi hermana con cara asesina.
Todos nos empezamos a reír a carcajadas.
-Bueno es la hora. Chao Brais. -dijo mi hermana mientras le besaba.
-Cortaros un poco, no seáis tan babosos -dije con tono asqueado.
-¿Por qué tuviste que nacer?
-¿Por qué tengo una hermana tan estúpida? No preguntes cosas que no tenga respuesta hermanita. -dije mientras me reía.
-Que dos -suspiró Brais.
Nos reímos otra vez. "Momentos así deberían ser eternos".
-Venga vámonos. -insistí.
Mi hermana le dio otro beso y nos encaminamos hacia el largo pasillo. Abrimos la puerta. Estaba Melinda y Antonio.
-Por fin habéis llegado. -dijo Melinda con una sonrisa amable.
-Al grano, cuentanos el plan -dije con tono frío.
-No tenemos tiempo que perder -añadió Marta.
-Pues el plan es muy sencillo solo tenéis que....

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