VII

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Entré a mi casa cansada de la escuela, pensando en lo que pasó, en ese momento quería relajarme y descansar en paz, lo que era casi imposible.

-¡Scarlet!- gritó enfurecida la bruja con su escoba en la mano( mi madre)-¡ Ven aquí!.

Justo estaba con la escoba en la mano, ahora si parecía una bruja; en mi casa nunca va a existir la palabra" relajarse".

-¡Ya voy!- suspiré pesadamente, me dirigí hacia ella de mala gana.

-¿Puedes por lo menos deshacer este basural que causaste?- enfurecida y saliendole humo por la nariz apuntó a mi cuarto.

Qué exagerada... no debe estar tan mal.

-Bueno, ya voy- bufé desanimada.

Cuando entré a mi cuarto me quedé con la boca abierta, mi cuarto sí estaba un basural, mi cama estaba deshecha, había sangre seca en una esquina por la pelea de mi madre.. y los libros estaban hasta por el techo.

Parece que masacraron rinocerontes aquí...

Parecía el basurero municipal.

Empezé a limpiar la basura, tardé creo que más de una hora en que quede impecable.

Cuando acabé, me tiré a mi cama cansada, pero una llamada me sobresaltó.

Theo.

-¡Hermanita!¿Quieres salir hoy?- dijo entusiasmado.

-¡Claro!¿En el centro comercial?- pregunté cansada.

-Sí, a las 16:30 te veo en la fuente- felizmente contestó

-Ok, nos vemos ahí- me despedí.

-Adiós- se despidió y colgó el teléfono.

Me cambie, me cepille el pelo y me maquillé un poco. Agarré dinero, dejé mi cuarto bajo llave y me dirigí a la entrada.

-¡Mamá, voy a salir!- informé mientras abría la puerta.

-¡No llegues tarde sabandija!- contestó gritando.

-Bueno...- susurré y cerré la puerta de camino a la parada del autobús.

Estaba de jeans azul oscuro, una polera con mangas hasta los codos de color verdeagua , unos converse blancos y un bolso de mano blanco.

Subí al autobus y me dirigí al centro comercial mientras miraba nostálgica por la ventana recordando los momentos felices de cuando "mi familia" era una familia de verdad, suspiré angustiada y bajé del autobus caminando hacia la fuente del centro comercial, donde Theo me estaba esperando con un regalito.

-¿Y eso?- confundida lo abracé y apunté hacia la cajita que tenía en sus manos.

-Es.... tu regalo de cumpleaños- sonrió muy feliz y extendió su mano con el regalo.

Si... es mi cumpleaños y nadie me felicitó... excepto Theo.

Sonreí tiernamente, agarré el regalo, lo abrí lentamente.

-¡Que hermoso hermanito, muchas gracias!- lo abracé fuerte.

Sostuve mi regalo para observarlo detenidamente.

Era un brazlete de cuero roja que tenía una personita de plata con sus brazos a los lados, miré a Theo.

-Es así- sacó su brazalete de cuero celeste debajo de su camisa, tenía otra personita con los brazos a los lados, los unió haciendo que quedaran agarrados de la mano.

-Es hermoso- sonreí admirando la unión de aquellos muñequitos de plata.

-Ahora están juntos, es un símbolo de nuestra amistad- me abrazó, haciendo que suelte una lágrima.

Alas del CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora