II (Ryouta/Tetsuya)

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Un chico rubio de gafas de sol de diseño miraba distraido por la ventanilla del lujoso Camaro negro que estaba manejando, a medida que se perdía por las calles de la ciudad y a la par de que maldecía toda su suerte; había sido el odioso de su padrastro en insistirle de que se buscara una pareja pronto, pues quería que el apellido Kise se mantuviera en toda su gloria y majestad. Si se era sincero consigo mismo, aún no estaba listo para atarse, pero ya las opciones se le reducían. Ya tenía 21 años, y si no se casaba antes de los 23, el Gobierno le buscaría una suerte de "concubino" de acuerdo a su estatus social. El joven bufó y se detuvo en un semáforo en rojo, mientras revisaba una vez más algunas de las tantas cartas de familias que rogaban que se desposara con sus hijos Omegas. Obviamente su familia estaba contenta por recibir tantas ofertas; en las cartas había de todo, desde familias muertas de hambre que necesitaban las famosas "dotes", hasta de familias reales extranjeras, desesperadas por un poco más de prestigio. Al momento de recibir la famosa luz verde, ya retomó su camino


El barrio que lo esperaba era de clase media, pero lucía en bastante buena condición. Rebuscó en los bolsillos de su chaqueta y metió las manos en estos, para empezar a vagar. Como no tenía idea de la dirección, le pareció lo más sensato posible preguntar. Se acercó a una señora ya mayor que barría una callezuela y le brindó una sonrisa; la anciana se asombró un poco ante la presencia de aquel Alfa de familia tan poderosa, así que hizo la protocolar reverencia

-Disculpe señora-el chico se quitó las gafas, revelando unos ojos dorados como el sol en pleno día de primavera-Busco la residencia Kuroko

-Sí señor, es al final de la calle, la primera casa a la izquierda-respondió la señora. El chico le agradeció con una brillante sonrisa y siguió su camino por aquel barrio. Su mirada se paseaba por algunos niños jugando, los cuales al verlo se detenían y lo miraban embelesados, como si fuera alguna figura de un ritual pagano; era bastante poco común el recibir personas de tanta categoría en barrios tranquilos, que los veían casi como deidades


Llegó a la famosa casa y sus nudillos tocaron la madera clara de la puerta de entrada. Alcanzó  a escuchar algo de movimiento y permaneció en pie por un rato breve, hasta que escuchó algunos cerrojos y su famoso "click"

-Buenas tarde Kise-sama-reverenció aquella bonita mujer Omega que lo saludaba

-Buenas tardes Kuroko-san-sonrió el rubio mientras entraba a la casa, siendo guiado por la pelinegra de brillantes ojos azules

-Me alegra mucho que haya venido por nuestro hijo-la mujer guió al Alfa rubio hasta la sala principal y se encontró a dos personas más-Yuu, Tetsu-chan, este es Kise Ryouta-sama, uno de los pretendientes que contestó nuestra carta-El primero en saludar fue aquel Alfa de aspecto imponente y de personalidad tranquila de cabellos claros, con un fuerte apretón de manos y un leve bufido de parte suya, a lo que Kise hizo oido sordo

-Gracias por contestar-replicó el Alfa peliceleste con una entonación que rozaba la apatía, aunque en su interior era bastante más forzada que dos bloques de concreto en sus pies-Estamos conscientes del honor que esto supone para nosotros, más para nuestro hijo-el pobre Yuu parecía ahogarse con tanta hiel que derramaba su boca; Arimi notó esto en su marido y le dió un suave codazo, imperceptible a la vista-Tetsuya, ven a saludar-pidió el Alfa mayor con una suave entonación


El más chico se levantó del sillón y se encaminó al rubio muchacho junto a sus padres, haciendo un análisis visual. Su ropa era de marca al igual que sus gafas de sol, su cabello era brillante y lacio, un pendiente brillaba en una de sus orejas. Parecía el típico "niño-bien-en-etapa-post-rebeldía", y aunque sonaba superficial decirlo, ese estilo le caía como anillo al dedo

-Mucho gusto Kise-san-articuló el menor-Soy Kuroko Tetsuya-e hizo una reverencia

Ryouta se quitó las gafas para ver a aquel "hermoso espécimen" frente a sus ojos. Con aquellos suaves ojos azules mirándolo solo a él, los cabellitos celestes arrebolados, las mejillas levemente sonrosadas y la ropa que casi le parecía ver como un muñeco. Y el aroma; oh el aroma, podía morirse de diabetes con la dulzura que despedía su cuerpecito menudo. A pesar de que debía conservar la calma, no podía. Su instinto de Alfa le reclamaba a este joven; que lo tomara de la mano, lo besara y le hiciera cosas que no podían decirse en voz alta

¡Era una visita para su futura pareja, por el amor a Dios!¡No podía comportarse como un adolescente calenturiento!¡Ya tenía 21 años!

Aunque ganas no le faltaron para tomar al muchachito y hacerlo girar por los aires...Y sin embargo, el corazón y los deseos se antepone a la mente y el buen juicio...

-¡¡Waaahhh, eres una monada!!-tomó el jovencito y lo hizo girar en torno a su propia órbita-¿¡Donde estuviste toda mi vida?!-reclamó mientras seguía haciéndolo girar más rápido; Tetsuya conservaba una cara de indiferencia digna de un campeonato, aunque tantas vueltas le estaban empezando a pasar factura-¡Quiero saber TODO de ti!-exclamó el rubio con alegría mientras lo depositaba en el suelo

-Como dije, me llamo Kuroko Tetsuya. Nací el 31 de Enero, es decir hoy. Acabo de cumplir 17 años y soy un Omega de nacimiento-respondió el peliceleste

-¡Ah cierto, en la carta decía tu cumpleaños!-exclamó el rubio mientras palpaba su chaqueta y sacaba una cajita, se la entregaba y le susurraba al oido-Feliz cumpleaños, Kurokocchi-para luego depositarle un besito en la mejilla; a Yuu le dió un apretón de estómago fatal aquella acción de aspecto inocente, como una patada en las partes nobles

-¿Por qué no seguimos en el comedor?-ofreció Arimi sonriente, tomando el brazo de su esposo y jalándolo


Kise Ryouta era uno de los dos hijos de la famosa actriz Kise Nagisa; su padre falleció siendo muy pequeño y su madre, una Alfa de alcurnia, se desposó con Kise Kaworu, un militante político respetado. Su familia empezó a adquirir poder ya que su padrastro pertenecía al Consejo de Alfas, una autoridad que se encargaba de velar por el bienestar de las tres razas (entre comillas claro está, pues es obvio que los dominantes se llevan el beneficio y los demás, migajas)

-¿Y ha recibido muchas ofertas de matrimonio?-preguntó la Omega pelinegra

-Oh sí, he recibido de muchas partes-sonrió el rubio mientras le daba un sorbo a su té-Y me encantaría saber como un muchacho tan lindo como Kurokocchi-digo, Kuroko-kun, busca pareja

-Pues verá Kise-sama, nosotros somos una familia muy humilde, y no queremos que nuestro hijo pase carencias-explicó la mujer-Pero soy creyente de que él debe tomar la decisión final

-Además, si queremos que se case, va a ser bajo sus propias reglas-acotó Yuu con el ceño fruncido y acariciando la cabeza del menor-No quiero que mi hijo se case porque las leyes lo decreten, tiene que ser por amor. ¿Puedes darle eso a mi hijo?-preguntó con voz firme y clara, en un intento de intimidar al rubio, pero este mostró una sonrisa fuerte y decidida

-Soy capaz de hacerlo todo por Tetsuya-replicó instintivamente el rubio mientras se levantaba de su asiento-Espero que mi oferta les halla parecido bien-el rubio se acercó a Tetsuya y le depositó un beso, esta vez en la frente-Hasta la próxima-sonrió y se alejó de aquella familia y salir al fín de la casa


*Nota de autora*

¡Amo al pastel de Kise con toda mi alma!

Espero de por sí que les halla gustado el cap y mañana publico otro, esta vez hará aparición el sucio de Aomine :D

PinguLoca dice chao <3


Nuestra razaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora