-Papá, en la tele ví que un niño se casaba con otro niño porque lo obligaron.-preguntó un pequeñito de cabellos violeta lacios de ojitos perezosos a su padre, quien lo miró inquieto-¿Eso es bueno?
-No mi cielo, lo que viste es algo muy malo. No se puede forzar el amor; es un sentimiento que surge de manera natural hacia una persona muy específica, la cual vas a proteger y cuidar por el resto de tu vida. Vas a vivir con esa persona tus mejores y peores momentos, van a compartir alegrías y penas, dudas y miedos, deseos y esperanzas. Solo tienes que saber buscar a esa persona.-platicó su padre, un alto hombre de cabellos negros y ojos morados con una tierna sonrisa, mirando con devoción al pequeño frente a él y a la hermosa familia que logró construir, aún cuando todo estaba en su contra.
-Nee, quiero encontrar a alguien así-comento el pequeño-no-tan-pequeño Atsushi de 7 años, asintiendo enérgico su cabecita.
-Sé que lo encontrarás, solo dale tiempo-sonrió su madre, una linda mujer de cabellos violáceos y ojos rosa pastel, bajita y bonachona como ella, mientras terminaba de poner el postre frente a su hijo, un pedazo de pudín de vainilla con chips de chocolate.
Murasakibara Atsushi era un joven que, a pesar de su flojera para todo, era un idealista. A pesar de ser un Alfa, era de una familia muy tranquila, aunque sí numerosa, y llena de tantas contradicciones dentro de su mundo que simplemente eran repudiados por mantener un "pensar extraño".
Su historia se remonta un poco en su padre; un Beta que se enamoró de una mujer Omega, lo que rompió con todos los esquemas sociales establecidos, causando el rechazo y el desdén de los demás, lo que los obligó a establecerse en Akita, lugar donde él y sus 4 hermanos mayores nacieron y crecieron. Los 5 hijos de la familia Murasakibara fueron criados para ser buenas personas, más allá de ser Alfas, Betas u Omegas. Los 5 hijos aprendieron de respeto, amor y comprensión a las personas por sus cualidades más que por su raza, haciendo que el repudio creciera contra ellos.
Atsushi era el menor de la familia, y el único Alfa de los hijos, causando que sus padres se quebraran la cabeza en buscar formas para criarlo bien en un mundo donde unos pocos eran poderosos y el resto eran brutalmente pisoteados. A pesar de todo, Atsushi se volvió un buen chico, aunque un poquito orgulloso y pedante, pero eso era por ser el "bebé" de la familia, siendo consentido y mimado tanto por sus padres como por sus hermanos mayores.
Sus 3 hermanos mayores son Betas, cada uno con una familia ya construida, y su única hermana mayor, una Omega en vías de casarse con una mujer Alfa. Atsushi era el "bebé" de la familia al ser el menor en edad (no así en estatura, llegando a casi superar a su alto padre), por lo que su futuro aún era incierto.
Sin embargo, estaba seguro de algo. Él quería encontrar a esa única persona para pasar juntos el resto de sus vidas, para protegerla y cuidarla, estar juntos en los mejores y peores momentos, compartir alegrías y miedos, dudas y miedos, deseos y esperanzas.
-Moo, espero encontrarla algún día.
Los planes para la boda de su hermana mayor eran en Kyoto, por lo que el clan Murasakibara pasó una temporada en la ciudad. Atsushi había salido de la posada donde se hospedaban puesto que tenía que hacer un encargo para su hermana. Recordaba las súplicas que su hermana Akane le dio por teléfono el día anterior:
-¡Por favor Atsu-chan!¡Eres el experto en dulces de la familia!¡Necesito que pruebes la receta del pastel de bodas para saber si vamos bien encaminadas!¡Si me haces este favor, te daré dinero para que compres el dulce que desees!¡Te lo ruego!-lloriqueó la Omega frente al auricular del celular.
-Aka-nee, ya, voy a ir, pero deja de llorar. Me duele la cabeza-respondió el menor sobándose sus despeinados cabellos.
-¡GRACIAS ATSU-OTOUTO!¡TE PROMETO QUE NO TE ARREPENTIRÁS DE HACERME ESTE ENCARGO!-exclamó la mujer, despidiéndose del menor.
Al llegar a la pastelería e indicar su pedido, se acomodó en una mesa y dejó que una mesera le atendiera. Un pedazito de pastel de chocolate y trocitos de nueces fue rápidamente puesto frente a él; el postre tenía una capita de crema blanca y unas fresas cortadas en cubitos cubriéndolo. Se veía realmente delicioso, así que probó un pequeño pedacito.
¡Santo cielo!. La novia de su Nee-chan sí que tenía buen gusto con los pasteles; empezó a devorar el pastel sin ningún miramiento, cuando un olor particular y una mirada rojiza se posó en su persona. Tenía el cabello rojo desflecado y unos ojos del mismo color que lo miraban con curiosidad, y no solo el exterior le llamó la atención, puesto que un olor a...¿ eso era sopa de tofu?(*)...le llamó la atención...
Se levantó de la mesa y se acercó al más chico, dando una calada al aire a su alrededor.
-Hueles a celo-fueron sus palabras, que dejaron al pelirrojo en un estado exaltado. Se llevó las manos a la nuca, rascándose la cabellera bajo su beanie de color gris.
-¿Disculpa?-espetó el pelirrojo Omega, quien parecía que estaba a punto de perder el control.
Atsushi le contestó, y le dejó un condón sobre la mesa y una recomendación acerca de usarlo, provocando la ira del pelirrojo. El Omega fue tan trastocado y herido en su orgullo que arrojó un azucarero a su persona, lo que provocó que el Alfa pelimoradi iniciara una retirada estratégica, escuchando las maldiciones y palabras malsonantes de fondo.
-Moo, parece que lo encontré-susurró Atsushi con voz aburrida y un pequeño sonrojo en la cara-Encontré a mi persona destinada.
Al anochecer, durante una rica cena en la posada, le comentó a su familia la situación vivida, llevándose un serio regaño de su madre por haber tratado tan groseramente al jovencito. De hecho, fue mucho más categórica en sus dichos.
-¡Vas a ir a buscar a ese joven y le vas a pedir una disculpa por las cosas tan feas que le dijiste; nunca debes tratar a nadie de esa manera!¡Y si me entero de que no lo hiciste, te quito toda tu mesada para dulces!¿¡QUEDÓ CLARO?!-regañó Murasakibara Aiiko, la madre de Atsushi. Este asintió enérgico, puesto que no quería perder el dinero que tan sagradamente juntaba para comprarse sus golosinas preferidas.
Tras retirarse de la mesa, se fue a acostar en su habitación y se puso a pensar; ese pelirrojo le atrajo bastante, incluso su peculiar olor le gustó mucho, así que pensó en ir a buscarlo y disculparse, para así no perder el dinero para sus dulces, además de entablar conversación con aquel Omega tan bonito.
...pero había un pequeño problema...
No se acordaba del nombre del chico; demonos, ¿acaso alcanzó a preguntarle su nombre siquiera?
El pelimorado Alfa dio vueltas en la cama por varios minutos en señal de angustia, aunque se olvidó muy rápidamente de ella, al caer dormido casi de inmediato, abrazando su almohada.
Ya mañana buscaría alguna manera de encontrarlo.
*Nota de autora*
Sé que esperaban mayor interacción MuraAka, pero a mi parecer, encontré un poquito más interesante explicar la situación a los ojos de gigante de Yosen, además de hacerle una pequeña introducción de su personaje.
Mañana trataré de publicar el siguiente cap, mientras tanto, pueden pasarse a leer mis fics en proceso de Boku no Hero Academia, que espero de verdad les gusten.
Me despido, PinguLoca <3
(*)Según la Wiki de KNB, a Seijuurou le gusta mucho la sopa de tofu, así que hice que su aroma de Omega fuera el del mismo platillo :9
ESTÁS LEYENDO
Nuestra raza
FanficKuroko Tetsuya es un adolescente Omega común y corriente. Al cumplir los 17 años, es el día en que es sometido a las costumbres y tradiciones de su raza; pero ese no es el mayor de sus problemas, pues 3 Alfas ya lo han reclamado como suyo y no sabe...