Mientras el viento ondeaba su cabello, ella se coloco el cigarrillo entre los labios y saco su encendedor del bolsillo. Tardo un poco en encenderlo, pues su encendedor estaba a muy cerca de vaciarse totalmente, pero ella se negaba a comprar otro. Su hermana salio al balcón junto a ella tambien con un cigarrillo en mano, y cuando la pelinegra logro encender el suyo, la otra le quito el encendedor de la mano. -Tienes que comprar uno nuevo, esto da pena...- Ashley rió y solo un par de aros con el humo.
-Nosotras damos pena en general...-
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-No entiendo a esta gente estúpida que se pasa todo el día sacándose selfies y publicándolas en Facebook (Fasebok)-
-Facebook (Feisbuk) Ciel... La gente o mirara muy mal si sigue pronunciando así...-
-Lo gracioso es que lo dices como si me importara...-
-Los niños de su escuela le harán Bullying (Buling)-
-¿No es Bullying (Buying)?-
-...Mejor absténgase de decir palabras en ingles- El mayor suspiro con molestia mientras acomodaba algunas cosas de la suit del hotel.
-Es que... ¡Mira esta gente! ¡Las chicas no entienden que por mas boca de pato que pongan se ven horribles?- Se quejo el menor mirando las fotos que subían algunas personas.
-Eso es porque usted es gay.- Ciel lo miro de mala manera, y al notar eso, Sebastian tosio falsamente -Si, son horribles... Humanas idiotas.-
-¿Te imaginas a Lizzy con esto? Estaría todo el día subiendo fotos y poniendo frases de canciones de amor... O Soma, seria algo realmente molesto...- Pero cuando dirigió la vista a Sebastian, noto que este no le estaba dando demasiada importancia mientras veía su celular y parecía estar tarareando algo
-Give it to me, I'm worth it. Baby, I'm worth it-
-Sebastian, no... Vuelves a cantar eso y te echo...-
-¡Pero están pasando esa canción por todos lados! No puedo evitarlo...-
-....Sebastian, aveces me preocupa donde esta tu lado demoniaco si estas cantando una canción de chicas...- El pelinegro puso los ojos en blanco y sonrío al ver a su niño tan normal, quejándose por cualquier cosa. No estaba seguro de que hacer con lo que le había dicho hacia unas horas. ¿Algo nuevo? ¿A que podría estarse refiriendo? De pronto la voz de Ciel lo hizo salir de sus pensamientos -¿Que nombres te gustan?- Sebastian lo miro extrañado
-¿Nombres para que?- El peliazul se encogió de hombros
-Nombres en general- El mayor rió ante una idea que se le cruzo por la cabeza
-Ya le dije que me gusta Rodolfo y Rigoberta- El menor lo miro con molestia
-¡Sebastian! ¡Hablo en serio!-
-Bueno... Me gusta Ciel... Y tambien me gusta mucho Sebastian.- Le sonrió con cariño y un brillo se cruzo por los ojos de Ciel, claramente estaba encantado con esa respuesta, pero no se lo haria notar tan obviamente.
-Eres un idiota, no puedes pensar en nombres tu mismo.- El demonio de ojos rojos se recostó al lado del menor y lo rodeo con sus brazos
-No es mi culpa ser poco original...- Beso con suavidad su mejilla y un color carmesí tiño las mejillas del niño.
-Entonces es culpa de tus padres... Aunque no tengas.- Sebastian rió y, sosteniendose en sus codos y rodillas, se coloco sobre el pequeño cuerpo de su amante. Llevo su boca hasta su oreja para susurrarle
-Pero me gustaría ser uno...-La voz de lo que mas amaba tan cerca de su oreja hizo estremecer al menor.
-Somos dos hombres, idiota.- Desvió la mirada, pues sentía como el color rojizo de sus mejillas aumentaba.
-Pero eso no quita que podamos intentar...- Y apenas aquellas palabras salieron de la boca de Sebastian, él comenzó a morder y besar con suavidad el cuello de su adorable tesoro. Coloco una de sus rodillas debajo su entrepierna, la cual apretaba cada vez que un suspiro salia de los labios del peliazul, convirtiéndolos en gemidos. A pesar de los largos años vividos y de la cantidad de veces que esta situacion se repetía, ninguno se cansaba del otro. No podían obtener suficiente.
La ropa desapareció con el paso de los segundos, y sus cuerpos desnudos se abrazaban sobre las sabanas mientras que las manos acariciaban y tocaban cuanto quisieran sin titubear. Ambos conocían perfectamente el cuerpo del otro. Cada pequeño rincón era importante para el otro.
Sebastian jalo las caderas de Ciel, acomodándolo para dejarlo en la posición de cuatro. El jadeaba y su entrada se comprimía y se expandía ante la espera. El demonio de ojos rojos se relamía los dedos y los deslizaba sobre su entrada, haciendo que su amante cerrara los ojos y apretara las sabanas intentando soportar la necesidad que tenia se sentir a su demonio dentro.
Apenas Sebastian ingreso un poco su dedo medio en el, Ciel movió sus caderas haciendo ingresar aun mas el dedo en su interior sin que el dominante de la situacion tuviera que moverse -Usted siempre tan impaciente...- Al ver aquella reacción, el pelinegro introdujo tambien su dedo indice, y comenzó a meterlos y sacarlos con mayor fuerza y velocidad que con lo que lo hacia al principio regularmente. El menor cubrió su boca al no poder contener sus gemidos ante la sorpresa y excitación que le producía aquello. Sebastian normalmente empezaba con lentitud, haciéndose rogar, pero ahora había pasado al otro extremo.
Si Ciel pudiera alcanzar orgasmos como cuando aun era humano, se habría corrido al poco tiempo de que el mayor comenzara, pero ya no podía hacerlo, aunque aquello le daba la ventaja de poder continuar con ese tipo de actividades todo lo que quisiera, hasta saciarse totalmente.
Sebastian lo sujeto fuertemente de las caderas despues sentir que le había dado suficiente placer con sus dedos, y que lo mejor seria pasar a la mejor parte. A la parte que ambos mas disfutaban -No lo haré esperar esta vez...- Y se introdujo en sin cuidado, sabiendo que su cuerpo podria soportarlo con facilidad. Ciel soltó un grito mas que un gemido ante aquello y apretó aun mas las sabanas en sus puños. El mayor se movió rápido, cumpliendo con lo dicho de no hacerlo esperar, y, mientras el menor colaborada moviendo sus cadera, entraba y salia con fuerza mientras masturbaba el miembro del peliazul.
Sus respiraciones agitadas, el sudor que corría por sus cuerpos, sus movimientos coordinados, los gemidos y jadeos... Aquello continuo hasta que los cuerpos de ambos estaban saciados, hasta que ninguno deseaba mas del otro. Ninguno de ambos acababa, simplemente se conocían entre ellos. Sabían cuando su limite estaba llegando. Y cuando llegaba, solo se recostaban en la cama. Aveces uno al lado del otro, otras, uno recostado sobre el otro... Simplemente caían sobre las sabanas y el mundo parecía lentamente volver a crearse a su alrededor. Cuando recuperaban el aliento era cuando el mundo a su alrededor volvía a existir, cuando podían percibir donde se encontraban...
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Kuroshitsuji: Eternity [Yaoi]
FanfictionTercera y probablemente ultima temporada, precedida por Kuroshitsuji: ¿Que paso despues? II. Ciel y Sebastian... ¿En el siglo XXI?