Capítulo 16: ¡Len, eres un idiota!

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Len me extendió la mano para ayudar a levantarme, yo la acepté y con su ayuda me levanté del suelo y moví un poco la cabeza hacía los lados despeinando así mi cabello, pero, tratando de que me olvidase de aquel sueño extraño. 

  — ¿Estás bien? — Preguntó Len viéndome un tanto confundido. 

— Sí, sí, sólo que al parecer me golpee fuerte la cabeza. 

— Oh, ¿te duele? 

— No, pero... ahg, yo me entiendo sola supongo. — Le sonreí despreocupada. 

Él me devolvió la sonrisa y me llevó a la habitación jalando un poco mi mano, me sentó en la cama con delicadeza sentándose él detrás de mí; me abrazó por la espalda y me recostó en su pecho. 

—  Rin... quiero hacerte una pregunta. 

— Oh, claro. —  Así como yo le hacía preguntas a él, él tenía derecho a también hacerme preguntas a mí. 

— ¿Estás de acuerdo con que no te diga nada? Ni quién soy, ni siquiera de dónde vengo, ¿te parece bien esto realmente? 

— ¿Uhm? Bueno... la verdad es que me gustaría saber más de ti, no solamente quedarme con el hecho de que eres mi reflejo porque eso... ya no me lo creo lo suficiente. Tú sabes quién soy, que soy y de dónde vengo. ¿Por qué no puedo saber lo mismo de ti? 

—  Bueno Rin... digamos que hay cosas que se van más allá de tus pensamientos o creencias, dime, ¿qué crees que soy? 

— Un cuerpo vació que viene a quitar mi alma. —  Agregué con incredulidad.  

—  Aaaah... 

Solté una leve carcajada. —  Claro que no, ¿cómo crees eso? No tengo ni la menor idea de que eres o de dónde rayos vienes, sólo... sé que te pareces a mí y apareciste en mi espejo diciendo que eras mi reflejo. 

— Je. —  Soltó una leve sonrisa. — Quiero decirte, pero... siéndote sincero, tengo miedo. 

— ¿Por qué tienes miedo? ¿Es tan malo... lo que eres? 

— No lo sé, esa es la cuestión. — Suspiró. 

— Creo que... aún así sería imposible dejar de quererte, puesto que... eres mi reflejo. — Subí mi mirada para así verlo a los ojos, aquellos hermosos orbes azules que parecían que destellaran con las palabras que recité. 

Su mirada y rostro se llenaron de alegría y me abrazó aún más escondiendo su rostro en mi cabello rubio. 

  — Supongo que tienes razón.  

Nos quedamos así unos minutos, en silencio absoluto, puesto que, de alguna forma no se necesitaban palabras en ese momento. 

La tranquilidad se rompió cuando mi laptop soltó un sonido de llamada, el remitente: Hatsune Miku. No pensaba contestar, pero, al parecer mi laptop lo hizo por mí y cuando me di cuenta, estaba Miku en la pantalla y Len, me abrazaba. 

Lo empujé de tal forma que se cayó por el otro extremo de la cama, no podía permitir que Miku nos viera. 

  — ¡Hoooola amiga! —  Me dijo Miku sonriéndome. 

— ¡Ho-hola Miku! — Respondí viendo a Len que se encontraba en el suelo. 

— ¿Pasa algo Rin? —  Preguntó Miku confundida. 

— ¡No! ¡Nada! —  Sonreí a la cámara. —  Len, ¿estás bien? —  Susurré. 

— Pues, después de que te empujen de la cama, caigas de espalda contra el suelo y te golpees la cabeza, no sé, ¿cómo crees que estoy? — Dijo haciendo una sonrisa retorcida. 

Me enamoré de mi reflejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora