Capítulo 31: Una decisión.

1K 105 32
                                    

Todo había acabado por fin...

Miku, Len y Kaito seguían adoloridos pero el dolor había cesado en gran cantidad.

— Rin... ¿E-en verdad eres tú? — Preguntó Miku.

Yo sonreí. — Sí Miku, soy yo.

Entonces escuché un jadeo y volteé hacía donde provenía, ¡era mi hermano! Yo me tiré al suelo y empecé a atenderlo.

— ¡Hermano! — Lo volteé y vi sus ojos más que perdidos, había perdido mucha sangre.

— Eres un ángel ahora Rin, puedes hacer que deje de sangrar. — Dijo Kaito.

— Rin, tranquila. — Dijo Len después. — ¿Recuerdas como te quitaba el dolor?

Acepté con la cabeza.

— Bien, pues has lo mismo. Concéntrate y lo lograrás.

Coloqué mi mano con suavidad sobre su herida y cerré los ojos; comencé a pensar en lo que quería, quería salvar a mi hermano. 

Sentí como un cosquilleo en mi mano y abrí los ojos, ¡lo había logrado! Su herida se había cerrado y había vuelto a la normalidad, sus alas se habían limpiado, su rostro y su piel, era como.... ¡Magia!

— ¿Ri-Rin...? — Preguntó mi hermano mientras se reincorporaba.

Mis ojos se llenaron de lágrimas y lo abracé, lo abracé tan fuerte que casi no podía respirar; ahora recordaba todo, ahora sabía con exactitud quien era mi familia. 

— Te extrañé mucho hermanita... — Escuché que me susurró al oído.

— Y yo a ti... Hermano. — Sonreí y me desvanecí.

Quedé inconsciente en los brazos de mi hermano.

Cuando desperté estaba aún en los brazos de mi hermano, sólo que él caminaba junto a mis amigos.

— ¿Q-qué me pasó...?

Mi hermano bajó la mirada y sonrió. — Gastaste tu energía con todo lo que hiciste y quedaste inconsciente, no podrás moverte mucho por un tiempo hermanita.

Y entonces llegamos a un sitio llenó de flores preciosas, ya no estábamos en aquel horrible lugar, mi hermano me bajó en donde había un claro y todos pararon.

— ... Rin, dejaré que hables un poco con ellos. Yo debo hacer algo, ¿bien? — Me sonrió nuevamente.

— Está bien. — Sonreí.

Mi hermano se fue y todos se sentaron a mi alrededor.

— Vaya... Nunca pensé que mi mejor amiga fuera un ángel... — Miku sonrió.

Yo reí. — Yo tampoco me imaginé que lo fuera.

— Fue muy valiente lo que hiciste por nosotros... — Dijo Kaito. — De verdad... Nos salvaste, gracias, eres nuestra heroína.

— Sí, eso de pelear contra un ángel caído no es de todos los días.— Sonreí. — Aunque... ¿Saben...? Me di cuenta de que Shizuka no era malvada...

— ¿¡QUE!? — Gritaron todos al unísono.

— Sí, ya sé lo que van a decir pero.... Ella sólo era una chica a la que le asesinaron sus padres y quería vengarse, terminando así como una caída. La dominó la ira y la sed de venganza.

— Bueno... Pues nos hizo daño a todos. — Dijo Len.

— Lo sé. — Suspiré. — Pero... Por lo menos, ella ahora está descansando.

— Ahora que lo pienso... Yo la vi cuando te abrazó y debo admitir... Era linda. — Dijo Kaito sonriendo.

Miku le golpeó. — Mucho cuidado Kaito.

Todos reímos.
Seguimos hablando hasta que mi hermano llegó a donde nos encontrábamos.

— Hermanita... Tengo noticias para todos. — Él sonrió. — Miku, podrás volver a la tierra y seguir viviendo.

— ¿¡Veré a mi madre de nuevo!? — Preguntó sonriente. — ¡Bien!

— Ahora, ustedes... — Señaló a Kaito y a Len. — Su caso es más complejo, sus almas ahora están libres pero... Lo que quieran hacer es complejo, así que piénsenlo bien.

Ellos se vieron a la cara y empezaron después a pensarlo.

— Rin... Hermanita, tú debes volver al cielo conmigo, a donde perteneces. Ya no puedes volver a la tierra, tu cuerpo no soportaría el cambio de nuevo. ¿Entiendes?

— Entiendo.... — Suspiré.

— Entonces... ¿Ya no volveré a ver a Rin...? — Agregó Miku preocupada.

— Me temo que no, o bueno, no lo sé... Nosotros los ángeles no podemos obrar por nuestra cuenta en la tierra.

Len se levantó entonces y se separó del grupo.

— Déjalo... — Dijo mi hermano sonriendo. — Debe estar pensando...

Después de un rato, decidí levantarme con cuidado y caminar hasta él.

— ¿En qué piensas? ...

Él se giró y me sostuvo, sabía que estaba débil y podría caer.

— ... En que... No voy a volver a verte Rin...

— ... Len...

— Aún después de prometer que siempre estaríamos juntos... Que no nos separarían.... — Agachó un poco la cabeza. — No quiero perderte....

No sabía que decirle.

— Tengo miedo Rin... Miedo de decidir volver a la tierra y estar solo... No quiero estar sin ti.

Levanté su rostro con cuidado. — Mírame... Mírame... — Entonces él me vio y pude ver que lloraba, a mi se me hizo un nudo en la garganta.

— ... Eres hermosa... — Él sonrió entre llanto.

Sentí como las lágrimas se deslizaban por mis ojos.

— ¿Me quieres aún siendo un ángel...?

— ... Así fueras un demonio, te amaría siempre, seas como seas...

— Len.... Eres lo mejor... — Le agarré el mentón. — Que me ha pasado en la vida....

— Y tú... — Él agarró mi mejilla con suavidad. — La única que me hizo sentir vivo....

Nos abrazamos después.

— Por favor Len... Promete... Que seguirás viviendo... Por favor...

— Lo prometo....

— Vuelve a la tierra Len.... — Susurré. — ... Vuelve con los humanos y sé feliz de nuevo. — Entonces me separé y empecé a caminar de regreso.

Sentí como agarraron mi mano y yo me detuve, después me abrazó por la espalda.

— Yo no puedo ser feliz.... Si no estás tú.

Y empecé a llorar a gritos.



Me enamoré de mi reflejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora