Haberme mudado a Inglaterra había sido una gran decisión y a la vez había sido un impulso. No podía creerme que ya no viviera en Suecia, había vivido allí toda mi vida y ahora era extraño estar en otro país. Pero me sentía con ganas de empezar a conocer Londres y esperaba que algún día la conociera como Skellefteå, mi ciudad natal.
Me levanté de la cama y lo primero que hice fue escribir a mis padres para que supieran que estaba bien, sabía que sino hacía eso mi madre me volvería loca a llamadas y ese día solo quería concentrarme en las entrevistas de trabajo. Desayuné poco ya que me conocía a mí misma y muy probablemente se me revolvería el estómago. Cuando acabé, me vestí con una falda de tubo negra y una camisa blanca. Me puse unos tacones e intenté maquillarme, algo que nunca había hecho. De verdad que estaba intentando no ser tan tímida pero no iba a cambiar mi personalidad, solo quería que nadie viera las ojeras que tenía por no haber dormido en toda la noche ya que había estado pensando en como lo haría en las entrevistas. Cogí mi bolso y las llaves de mi coche y bajé hasta el garaje para después montarme en el coche y salir a las carreteras de Londres. Llegué a la primera empresa y suspiré antes de entrar a la recepción.
Me tiré en la cama tapándome la cara con el brazo. ¿Qué me había pasado en la última entrevista? Me había puesto tan nerviosa cuando me había entrevistado el mismo director de la empresa que me había quedado en blanco sin tan siquiera recordar mi nombre. El señor era bastante mayor y necesitaba a una secretaria porque básicamente se le olvidaban muchas cosas. Me había parecido bastante agradable y se había comportado muy bien conmigo a pesar de que yo había tartamudeado mucho y me había puesto muy nerviosa. Rezaba para que alguien me hubiera elegido pero tampoco me hacía muchas ilusiones con lo mal que habían salido mis entrevistas. Ni siquiera esperaba que alguien me llamara. Pero una podía tener sueños imposibles.
Michael me había llamado pidiéndome que fuera a una cafetería que había cerca de mi casa. Al principio me había extrañado que me pidiera eso pero luego pensé que podía haber buscado en internet una buena cafetería y quería que yo probara el café. Recuerdo que nos habíamos reído cuando nos pusimos de acuerdo en que nadie superaría al café de nuestra cafetería favorita. Quizás él quería demostrar nuestra hipótesis. Entré y lo primero que hice fue tapar mi cara con el largo pelo que me había dejado largo a posta.
Regla número 1 : Siempre pasar desapercibida.
Me senté en una mesa que había vacía y esperé a que mi hermano me enviara un mensaje como había dicho mientras me retorcía las manos.
Regla 2 : Controlar mi agorofóbia.
Odiaba estar entre tantas personas y por eso cuando iba cafeterías con mi hermano, lo hacíamos cuando sabíamos que no iba a haber casi nadie. Sentí mi móvil vibrando y lo saqué del bolsillo del abrigo descubriendo que mi hermano ya me había escrito.
<<Mira hacia la entrada de la cafetería>>
Hice lo que él me había dicho y, cuando levanté la cabeza, lo vi. Vi a Michael más guapo que nunca mirándome desde la entrada con el móvil en la mano y una preciosa sonrisa en su cara. Por una vez en mi vida, no me importó que me mirara la gente así que me levanté y corrí hasta él. Mik me recibió con los brazos abiertos y no dejó de abrazarme en ningún momento.
Sin duda, aquello había sido lo mejor de mi día.
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Skellefteå en multimedia.
Espero que leaís mi historia y que os guste.
xoxoxoxo
Kat.
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El Hijo De Mi Jefe [SL1]
RomanceHannah Lundgren era la típica chica tímida. No era nada especial ni destacaba en ninguna situación. Siempre era la última para todos y en todo, pero sólo en apariencia. Ella en verdad podía destacar. Simplemente le gustaba estar en la sombra y no se...