Capítulo 6 : Odio los ascensores - Parte 1.

28.9K 1.6K 13
                                    

Quizás había sido una mala idea hacer que Simon volviera a comportarse como el frío témpano al que estaba acostumbrada. Pero la verdad es que prefería su lado amable que ver esos ojos oscuros perforándome con la mirada. No terminé los papeles en la oficina y tuve que llevármelos a casa, a parte, salí corriendo cuando vi que Chris y Clark me estaban esperando para hacerme entrar en el coche. Viendo lo poco sociable que era ahora mi jefe prefería huir de él y sus "guardaespaldas" que pasar unos incómodos minutos a su lado.

Llegué a casa y me encontré a mi hermano dormido en el sofá. Parecía que me había estado esperando y que se había quedado dormido de lo cansado que estaba. Lo arropé con una manta y le di un beso en la mejilla con dulzura. Me senté en el estudio y seguí con el montón de trabajo que no había terminado en la oficina hasta que no fui consciente de la hora que era.




Me desperté al sentir que alguien me movía. Abrí los ojos y vi a mí hermano a mi lado mirándome con curiosidad.

- Ey, bella durmiente - me sonrió mientras me desperezaba -. ¿Por qué estás durmiendo aquí y sobre estos papeles?

- Porque mi jefe es idiota - susurré sin darme cuenta.

Mi hermano rió pero yo sabía que quería preguntar por qué había dicho eso sin darme cuenta.

- Simplemente es como todos los jefes. Exigente, pedigüeño y poco sociable - bromeé consiguiendo que él sonriera.

Me levanté y la espalda empezó a dolerme de la mala posición en la que había dormido esa noche.

- Hanny - me llamó Mik -. Tienes que saber una cosa fantástica que me ha pasado.

- ¿Qué ha pasado para que estés tan animado? - reí al ver que él bailaba al ritmo de Trumpets mientras preparaba el desayuno.

- Me han enviado una carta y, ¿sabes que ponía?

- No si no me lo cuentas...

- La Orquesta de Londres me ha aceptado. Creía que habían dado el puesto a un chico que había tocado fenomenal pero me han elegido...¡A mí!

Dejé de colocar los platos y lo miré con la boca abierta. Parecía que Simon había cumplido su parte del trato. Ahora solo me tocaba seguir con mi parte pero tenía la sensación de que Simon no seguiría adelante con aquello, me daba la sensación de que no llegaríamos a casarnos, pero podría estar equivocada, aunque ojalá no lo estuviera.

- Eso es genial - dije corriendo a abrazarlo con toda la alegría que podía sentir en ese momento.





Al salir del portal volví a ver a los mellizos Fare e hice todo lo posible para que no me vieran pero acabé siendo llevada en brazos por Clark. Sentía sus manos en mis caderas y no pude evitar sonrojarme cuando esas manos se subieron al sentir que me caía. Clark me miró a los ojos y por un momento me pareció ver una chispa en sus ojos pero esta desapareció tan rápido como había aparecido. Me dejó en el suelo al lado del coche y me miró a los ojos retándome a que volviera a intentar escapar. Abrí la puerta y vi como él sonreía de lado. Debía admitir que tenía una hermosa sonrisa y parecía que no la enseñaba mucho, eso la hacía todavía más especial. Me vi llevaba al interior del coche por Simon y me caí sobre su piernas. Sentí sus manos en mi cuerpo y juró que me puse tan roja que mis mejillas ardían un montón, debía de tener una pinta horrible. Me aparté de su regazo y me senté en mi asiento sintiendo mis mejillas aún rojas, todavía sentía las manos de Simon en mi cuerpo. Me concentré en tranquilizarme y, lo hice tanto, que cuando llegamos a la oficina no me dí ni cuenta. Clark me abrió la puerta y no pude evitar sonreírle, me hacía gracia el entrecejo que ponía cada vez que me miraba, solo lo hacía conmigo y eso me parecía gracioso.

Sentí la mano de Simon entrelazada a la mía pero no lo miré a los ojos, todavía estaba avergonzada por lo que había pasado en el coche. Entramos en la oficina y todos nos miraron con curiosidad, como había pasado el día anterior. Entramos en el ascensor y me sorprendí al ver que no había nadie en el hasta que vi que era el ascensor privado que solo utilizaba el director - osea Simon - y las personas autorizadas por él. Retrocedí cuando vi a Simon en frente de mí con su mirada clavada en mis ojos.

- ¿Por qué no quieres llamarme por mi nombre?

- Po-Porque no me parece...correcto, señor Rönngren.

Él siguió acercándose a mí hasta que mi espalda tocó la pared del ascensor. Acarició mi mejilla y sus labios rozaron los míos mientras el pensamiento de que odiaba los ascensores acudía a mi cabeza.



El Hijo De Mi Jefe [SL1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora