La lucha de las dos caras

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El tiempo apremia, ¡mátalo!
Los truenos gritan violentos
La noche gime, ¡dególlalo!
No tengas piedad de él.

El firmamento se abre en canal.
Anchos ríos rojos de ira
que derraman su rudeza en el espacio,
en los astros agua oscura, ser sin vida.

Cuando el alma llama, ¡ignórala!
Sus palabras son símbolos, cristal.
Si la ocasión habla, ¡entrégala!
No mires lo que pueda haber detrás.

Dichosa la satisfacción,
el goce de sentirse liberado.
¡Qué bueno no tener que usar razón!
Poder vivir en base a gustos simples.

Cuando veas a la fiera, ¡escápate!
No confíes en tu propia inteligencia.
Cuando muerda tu garganta, ¡laméntate!,
aunque ocurra una necia vez tras otra.

Eterno océano de carbón,
pesadilla en que no gritas ni te mueves.
Peligrosa senda, desesperación.
Toma atajo si puedes pedir disculpas.

Y así penetra disparado un arcoiris
en el centro de molida alba sangrienta.
Anda recto, pecho arriba, vista al frente:
camino de luz, horizonte de tormenta.

Versos desde el ocasoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora