El nacimiento de la poesía

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A través de una noche cansada,
mojada por la lluvia, psicodelia,
una copa de cristal yace pintada
por feroces pinceladas de nostalgia.

Una carga que soporta todo el día,
los susurros implacables del amor
reprimidos y cohibidos en un canto,
sentimiento condensado de otro autor.

¿Qué ocurre si la lluvia no le moja?
¿Si no colma su apetito soñador?
¿No es en vano hablar con alguien que no piensa
y que toma su persona como a un dios?

Y la copa se sumerge en una fuente
de agua hastiadora sin querer
que no nutre sino encona a su cliente,
cliente que es incapaz de beber,
cliente que no puede comprender.

Pero pasa el frío invierno con el viento ,
pasa como un tordo a un manzanar,
y se troca tal extraño sentimiento
en joviales ganas de cantar.

Y canta la balada relegada
tras haber perdido corazón,
¿pues qué hacer cuando por místicos senderos
oyes ecos de tu vieja canción?

Es algo que te llama inaplazable,
que te ataca con voces de pasión,
que acompaña a un diálogo amistoso,
que enciende la roja inspiración.

El elixir en el cáliz somnoliento
se desborda y lanza lágrimas al vuelo
que caen por su pecho como perlas,
y forman claras huellas en el suelo.

Versos desde el ocasoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora