Siento mi cuerpo pesado, inmóvil, no logro poder mover nada, pero más sin embargo ciento una calidez en mis manos como si alguien las sostuviera, poco a poco voy abriendo mis ojos, solo veo figuras distorsionadas, poco a poco se va aclarando y lo que veo es que el doctor Sebastián me sostiene y no solo el mis compañeras me están viendo.
-¿Qué les pasa a todos? ¿Por qué esas caras?- Les sonrió para disminuir la tensión.
-Vero se me acerca y toma mis manos que estaban siendo sostenidas por el doctor y me las aprieta- Sandra, pensamos que te habías ido, y pensar que esto paso por que corrimos cuando debimos quedarnos contigo, no debimos hacerlo.- Me dice en sollozos.
-No te preocupes por eso ya paso y gracias a dios no me paso nada- Le digo mientras le acaricio las manos.
Las miradas tristes de ellas se van desvaneciendo poco a poco, pero no para todos.
-Acaso estás loca, no vez que no estas todavía bien de salud y todavía crees que puedes correr, tus amigas son más conscientes que tú al parecer.
-Por qué crees que tienes derecho a gritarme de esa manera- Le miro los ojos, no me había dado cuenta peros sus ojos son de un vello color ámbar que me miran con gran intensidad y me doy cuenta que no me suelta, que todavía me tiene entre sus brazos- Me podría soltar por favor, no me gusta que me abrase de esta manera tan posesiva.
-En su mirada veo un poco de preocupación, pero ¿Por qué?- Lo siento, no era mi intención.
Con lentitud trato de levantarme pero se me es difícil el hacerlo mis piernas flaquean al dar el primer paso, pierdo el equilibrio y me sostiene para no caerme.
-No debes esforzarte tanto deja que te ayude- Me toma de la cintura para cargarme automáticamente coloco mis brazos alrededor de su cuello, me detengo a observarlo por un momento no me gusta tener que decir que realmente es muy guapo hay algo de él que me atrae sacudo mi cabeza para sacer esa idea de mi cabeza- Te paso algo, te sientes mal- Me pregunta en un tono de angustia niego con la cabeza me regala una sonrisa y yo me ruborizo, la maestra abre la puerta y me sienta en uno de los mesa bancos-Sera mejor que no hagas ningún esfuerzo por el momento y evita correr entendido.
- Si, si está bien.
-Bueno, me retiro no quiero interrumpir más sus clases.
-Muchas gracias por ayudarnos y usted es...
-Ho! Me disculpo mi nombre es Sebastián Gonzales Márquez soy doctor.
-Doctor pero si se ve muy joven.
-La verdad soy el doctor más joven, tengo 24 años.
-Bueno si ya termino de presentarse y de decirnos sus títulos, nos podría dejar tomar nuestra clase en paz.
-No seas grosera con el doctor- Me dice Silvia.
-No soy grosera.
-No lo digas en ese tono parecería que no estas agradecida de que te ayudara.
-Y quien te pidió que me ayudaras, yo no recuerdo habértelo pedido.
-No habría sido necesario si no hubieras hecho algo imprudente.
-Yo no hice nada parecido.- Parece molesto pero no me importa no daré mi brazo a torcer me mantendré firme ante la situación.
-Claro que si, como te atreves a correr si sabes que no podías por órdenes del doctor.
-¡El doctor jamás me dijo nada de eso!- Le digo casi gritando su rostro parce que está a punto de estallar.
-Yo di instrucciones estrictas ¡ara que no lo hicieras!- Su rostro cambia de exaltado a culpable como si lo que acaba de decir era un secreto a que se refiere, se su pone que el doctor que me atendió en todo el proceso fue el doctor Robles, que tiene que ver el en esto

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Duele Amarte
Teen FictionEn la vida siempre encontramos oportunidades para cambiar, para cumplir metas o deseos pero cuando sufrimos por amor por primera vez no nos permitimos el volver a mar, creemos que ese sentimiento jamas lo experimentaremos de nuevo, ponemos barreras...