Llegada.

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-Valentino me ha besado.
-¿QUÉ?
-Lo que oyes- digo entre lágrimas- yo estaba esperando para entrar al baño, a corrido la cortina y, me ha besado, así, sin más.
-No puede ser.
-Lo siento.
-Voy a ir a hablar con él.

Marc se levanta de su asiento y se dirige hacia los baños, allí estaba Rossi.

-¿Por qué? ¿Se puede saber en qué estás pensando?
-¿Qué te ocurre Marc?
-Lo sabes muy bien- dice con aire cabreado- has besado a Ali, a MI Ali. Ahora explícame el por qué.
-Yo... No se... Ha sido un impulso.
-Lo dices como si no fuera nada, algo normal. Mira, no se como has sido capaz, pero, como vuelvas a intentar algo de eso...
-Vale, vale, no volverá a pasar.
-Eso espero.

Marc vuelve y se sienta a mi lado con gesto de enfado.

-Ali, respóndeme sinceramente, ¿te ha gustado?
-Marc, ¿estás tonto? Yo, los únicos labios que beso son los tuyos. No digas tonterías.
-Es que... No quiero que pruebes otros labios, que acaricies otros cuerpos más que el mío y el de nuestros futuros hijos, no quiero perder tu calor, tu amor hacia mi. Perderte, para mi, sería un horror. Créeme que no podría vivir sin ti. Te quiero demasiado.
-Owww, Marc, yo también te quiero y, créeme tu a mi, que no me voy a ir de tu lado.

Apoyo mi cabeza en el tonificado pecho de Marc mientras le miro con aires de ternura, él me dedica una bonita sonrisa a la vez que se me acerca, junta su nariz con la mía a la vez que nos reímos y, nis fundimos en un bonito beso.

Termino durmiendome, eran demasiadas horas de avión. Noto un beso en la mejilla seguido de la voz de Marc.

-Hola, ¿qué tal has dormido pequeña? Ya vamos a aterrizar.
-Hola- digo a la vez que me desperezo- ¿Ya hemos llegado?
-Si dormilona.

Una vez aterrizamos, fuimos siguiendo el camino que nos iban marcando, a la llegada, un montón de fotógrafos nos esperaban.

Marc se acerca a mi y me dice al oído.

-Ali, haz lo que yo te diga- me da una pequeña bolsa- a la de tres giras conmigo a la derecha.
-Em... Vale.
-Una... Dos... ¡Ya!

Giramos hacia la derecha, Marc saca una chaqueta gris que se pone sobre la suya roja, se pone una gorra u unas gafas.

Yo meto la mano en la bolsa y saco una gorra, Marc me indica que me recoja el pelo. Saco también una sudadera negra y me la pongo sobre la camiseta roja.

Marc me rodea con sus brazos y, nos dirigimos hacia a saber donde...

Siempre hay un lado buenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora