Capitulo 11.5

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Damian P.O.V

Eran las cuatro de la mañana. El sol todavía no salía. Salí de la casa después de comprobar que Elizabeth estuviera bien dormida. Y lo estaba. Solo tome mi chaqueta color gris y salí hacia la oscuridad hacía el umbral de la casa.

Fue entonces que lo divisé. Alas negras de apariencia letal se acercaron a mi.

Arakiel descendió su vuelo en cuanto se aproximó. Venía hecho garras. Su rostro tenía un hematoma partiéndole  un labio y sus cabellos negros estaban despeinados. Sabía que esto no iba a durarle mucho. En poco tiempo se curaría... Odiaba saber eso.

Mis manos se convirtieron en puños en cuanto se acercó mas, ahora venía a pie. Su chaqueta de cuero estaba arremangada hasta los codos y la playera negra que traía abajo de la chaqueta estaba hecha jirones, dejando un torso al descubierto en muchos lados. Sus jeans estaban llenos de polvo y algo rasgados y sus botas algo sucias. No guardó sus alas en ningún momento por lo que yo alce las mías. Blanco iridiscente contra aquellas alas agresivas color negro.

Mis alas se erizaron al conocer las suyas.

La mirada cansada se posó en mi y en la ventana a la izquierda, donde se hallaba mi ángel durmiente.

"Ya sabes a lo que vine." Respondió seco.

"Si... Pero tendrás que esperar. Sabes que aquí esta mas segura que en cualquier lado. Que con cualquier otra persona."

Entendió la indirecta que lance.

"Eso no era parte del trato. Despiértala, debemos irnos." Dijo con un tono cortante.

"No lo haré, amigo." Escupí dicha palabra con un amargo tono sarcástico.

"Ella es mía." Dijo con un tono amenazador. "Y esto no era parte del trato. El trato era que la sacaras de ahí y ya."

"Me hablas de un trato que solo susurraste en mi mente antes de irte con tu complice ¿crees que no lo sé? He estado con Jen y se que Arioch esta trabajando para Jen..."

"¿Trabajando para Jen?" El dijo con una carcajada. "Nunca en tu vida veras a un demonio trabajando para una bruja."

"¿Niegas que ha estado trabajando para Jen?" Dije con cautela. ¡Vaya idiota! Pensé. No podía hablar enserio. No después de todo lo que había visto yo, aun sabiendo que lo que se y vi solo es la punta del iceberg.

"¡Demonios! ¡No!" Dijo "Jen es solo su perrito faldero. Si, tal vez el plan se le haya ocurrido a la bruja esa pero créeme que ella solo es un medio para Arioch." Dijo negando la cabeza.

"Dirás medio para ustedes."

El me miró incrédulo.

"¿Tu crees que soy parte de eso?"

Me encogí de hombros de manera seca. No se que había en el que me erizaba la piel. No sabía si era el hecho de que el fuera un ángel caído o el hecho de que estuviera con la chica que yo... Que yo amaba.

"Eres un idiota, Crimson, pero no pensé que tanto." Comento, haciéndome enfurecer. "No soy y nunca he sido parte de eso. ¿Sabes incluso porque caí?" Preguntó arqueando una ceja. "Di información a los humanos... Información que les ayudaría a sobrevivir. Al Creador no le agrado que les ayudara después de la falta que habían cometido y caí junto a Lucifer y mi hermano Arioch." Suspiro.

"No estoy convencido." Menti dado a que no lo sabia, no confiaba en este tipo.

El me lanzó una mirada sombría.

"Me importa muy poco tu opinión, Crimson." Me dio un empujón que me hizo caer al suelo. Lo miré con furia y el me devolvió la mirada. Lo odiaba. Lo odiaba. Era un idiota. No encontraba razón alguna por la que Elizabeth se pudo fijar en el ¿Tal vez sera por que era mas atractivo que yo? No, Elizabeth no era así.

Entonces él empezó a reir a carcajadas.

"¿Es por ella? ¿Es por ella todo este caos?" Siseo mientras me agarraba del cuello de mi camisa y me alzaba. "Ella es mía" repitió con las manos tensas alrededor de mi cuello. . Era muy fuerte pero yo también lo era por lo que quite sus manos de mi cuello y me puse en guardia. Esto era algo estúpido. No se por que lo hacía. ¿Pelear por una chica? Era de locos, pero ambos lo éramos.

"Mira idiota, lo único que me separa de ella eres tu y unas paredes. Es lógico que si no me la traes yo iré por ella." Dijo con un tono amenazante mientras me daba un empujón que me hacía caer al suelo bruscamente y se encaminaba al umbral.

Sonreí para mis adentros.

Sabía que nada los separaba y a la vez lo hacía. No llegaría hacía ella. No aquí. Sin embargo no tuve la sensatez de advertirle...

Al estar a pocos pasos algo, como si fuera una pared, le cortó el camino. Tocó el campo que lo mantenía lejos de su amada para luego darle un puñetazo con furia. Su rostro estaba furioso y desesperado.

"¿Tú crees que ella escucha o ve lo que esta pasando?" Reí. "Es un campo de fuerza."

Dio media vuelta y me dirigió una mirada llena de dolor y enojo.

"¿Eres tan miserable como para hacer esto?" Preguntó con una voz quebrada por su dolor y su furia.

"No es cosa mía. La casa hace lo que se le ordenó hacer."

El me miró con un rostro sombrío y una sonrisa cínica.

"¿Apartar demonio?"

"Enemigos de los Crimson." Dije con una leve sonrisa.

El me miró atónito. Intentó llegar hasta mi, pero ya había avanzado lo suficiente como para entrar en el campo de fuerza, lejos de su alcance.

"Eres tan poco hombre." Dijo. "Deberías pelear como hombre. No quedarte a salvo en tu casita de campo."

Sonreí. "Prefiero ser el cobarde, pero tengo a la chica."

El negó lentamente con la cabeza, reteniendo su odio hacia mi. El odio era mutuo que me daban ganas de sonreír ante su expresión.

"La buscarán, Crimson. Y ese será tu fin."

"No pienso quedarme con ella. Quiero llevarla con los suyos. No lo se, Arakiel, pero no confío en ti."

"El sentimiento es mutuo, Damian."

Asentí.

"La verás en Juneau. Será mejor que te vayas porque si llego a darme cuenta de algún tipo de trampa en el camino, la desapareceré junto a mi ¿Entendido?"

Apretó la mandíbula para tragarse su odio. Sonreí mas y pareció odiarlo.

"Nos veremos en Juneau y ajustaremos cuentas." Dijo con un tono amenazador.

Fue entonces que se alzó de vuelo y se perdió en la distancia.

The Chosen Ones II : DarknessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora