Capitulo 14

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Elizabeth POV

Estaba sentada junto a un niño de cabello esponjado y tez morena, ojos grandes y expresivos. No lo conocía, si no que por alguna razón, el era mi hermano. Él tenía alrededor de once años y estaba algo llenito. Estábamos en un cementerio y yo, yacía acostada sobre la tumba de mi madre y mi padre que, por alguna razón no recordaba que mi padre había sido sepultado ahí. Estaba acostada encima de lo que era su terreno de enterramiento, abajo de la lapida. Descansaba tranquilamente mientras veía a mí supuesto hermano jugar y correr. Tenía mis manos por detrás de mis brazos mientras sentía una paz que nunca en mi vida había sentido. 

Fue entonces cuando sentí madera y tierra suelta debajo de mi espalda, cosa que se me hizo extraña y me levanté a inspeccionar que era. Aparté la suave tierra con mis manos y pude ver un ataúd de roble color café oscuro, asomándose por encima de la superficie. Me puse tensa. Reconocí el ataúd de mi madre. Estaba en shock. Tenía miedo ya que sabía que ya había pasado bastante tiempo desde que ella había muerto y sabía que vería. Pensé rotundamente no abrirlo y alejarme de él cuando mi supuesto hermano llega al lado mío y me dice insistentemente que quiere abrir el ataúd para ver a su mami. Lo intento apartar pero el logra abrir la tapa de arriba para encontrarme con una foto pegada al vidrio del ataúd, tapándome la vista de como se encontraría mi madre después de tanto tiempo enterrada. Suspiré, aliviada. No quería que una imagen como la que podria ver, me borrara la bella imagen de mi madre durmiente, de mi madre alegre.

Sin embargo, el niño quito la foto para encontrarme con el mayor de mis miedos. Ver a mi madre en ya muy avanzado estado de descomposición. Fue una imagen aterradora.

Era como recordaba a mi madre al velarla por última vez. Su cabello rubio corto – se lo había cortado debido a la supuesta leucemia que le había ocasionado la sangre de demonio. Su misma posición. Su vestido de seda blanco con flores rosas. Todo era como lo recordaba, excepto por el hecho de su rostro. Estaba ya en avanzado estado de descomposición. Había dos hoyos donde se suponían que estaban las cuencas de sus ojos y su boca estaba torcida en una extraña mueca.

Mi corazón se aceleró mientras me quedaba en shock mirando a mi madre como nunca quise verla: una persona muerta. Una persona acabada. Algo que brindaría horror en mi al recordarla...

El niño miró al cadaver y le sonrió para después sonreírme a mi...

Desperté temblando del miedo. Mire el reloj y vi que eran las 11:58 pm.

Odiaba esta maldicion aveces. De vez en cuando podía hacerme la valiente y hacer como si no pasara nada. Apretar los dientes y sentir el agonizante dolor de mis alas quemándose lentamente. Otros días, como hoy, no sabría si sería capaz de soportarlo de nuevo. Aveces me sentía como si fuera Prometeo, el encadenado. Pero hoy no, hoy no quería sentir el dolor apoderandose de mi.

Dos minutos después lo hizo, pero por rara vez, lloré. Nunca me había gustado llorar pero me di cuenta que, en la penumbra, sola, no había mucha importancia si lloraba. Pero no lloraba de dolor, lloraba de desesperacion y ira. ¿Porqué? ¿Porqué? Era difícil llevar este peso en mis manos. Aveces me gustaría mejor ser una simple humana sin este tipo de problemas sobrenaturales. Aveces me hubiera gustado que mi madre no hubiese sido una Elegida. Aveces me gustaría olvidar todo esto y ser humana. Pero en este tipo de cosas no se puede simplemente volver atrás. Además estaba mi promesa: recuperarle la memoria a Damian. Apreté mis puños y pelee contra el dolor insoportable de mi sufrir hasta que mis alas se reducieron en cenizas.

Me dolían todos mis músculos, solo me quedaba cerrar los ojos y volver a dormir, cosa que no me apetecía por el sueño que acababa de tener por lo que me quedé contemplando al techo mientras ordenaba mis ideas en la cabeza.

The Chosen Ones II : DarknessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora