Capitulo 28

38 4 0
                                    

Damian POV

Desde que habia dejado de vivir donde vivía Elizabeth y su intento de demonio me había alojado con mi madre sin estar realmente con ella.

Había muerto y yo ni siquiera supe hasta horas después. Me había sentido tan idiota, tan mal, que poco a poco mi depresión y mi narcisismo se fue afectando. ¿Cómo es que no pude notarlo? Pensaba mientras me hundía en alcohol.

Entonces supe que solo una persona me podría hacer sentir mejor y era ella. Ella era tan pura, tan bondadosa, tal cual el ángel que era. Mi ángel. Mi bello ángel.

Supe lleno de frustracion. Recordaba la necesidad de volverla a ver. Necesitaba desahogarme, sentirme mejor. Sabia que tenía que ir a verla. Solo que tenía que estar a solas con ella y no vigilada por el demonio que me la quitó.

Fue entonces cuando la vi, en aquel muelle. Era tan hermosa como recordaba. Su pureza seguía intacta, bajo esos muros de hielo. Era tan perfecta. Al principio se habían querido alejar de mi, aunque yo sabía que no era porque no me deseara ahí si no porque ella no lo consideraba correcto.

Le había contado mi problema, la muerte de mi madre. Ella me escuchó cómo cuando eramos niños. Sus palabras siempre eran acertadas. Siempre me hacían sentir mejor. Era algo que amaba de ella. Su manera de decir lo correcto, algo que siempre me hacía sentir una mejor persona. Mejor de lo que creía que era.

Suspiré. Mi ángel, mi amor. ¿Cuándo aprenderás que en la guerra y en el amor todo se vale? Y en ese entonces pensaba que no me iba a rendir. Ese idiota no nos alejaría. Al ver su reacción ese día supe que ella se reprimía lo que sentía como comúnmente lo hacía. Me gustaría que fuera mas aventada en ese aspecto, tal vez así podríamos estar juntos.

Suspiré. La razón por la que no estábamos juntos era muy estupida. ¿No me podía entender que me habían hechizado? ¿No me pudo tener algo de compasión y esperarme? ¡En este preciso momento podríamos haber estado juntos! Pero no... La señorita no soporto la soledad. Suspiré. Si ella supiera todo lo que sufrí por ella. Luche contra aquella voz desquiciada dentro de mi mente, la que me decía que la matara, que la hiciera sufrir...

Luche contra mi locura, por estar con ella... Y aun así ella había abierto las alas y había volado a algún lugar donde yo no la podía seguir.

Cuándo me rechazó rotundamente sabía que ella no volvería a verme. Lo sabía por el peso del dolor de su mirada. Lo sabía porque de igual manera mi corazón se había roto.

Había vuelto entonces a mi pequeño escondite, mi viejo hogar. Había destrozado bastante parte de la mobiliaria que había en mi casa. La frustración tomo todo de mi. Bebí como un adicto. Quería que todo esto acabara, que mi dolor acabara. No lo soportaba. Estuve a punto de acabar pero... ¿Cómo podía acabar con mi vida si era inmortal? Suspiré.

Entonces fue aquel mensaje el que me dio algo de esperanza. Vaya idiota. Sonreí con una maldad que desconocía en mi. Hasta podía jurar que volvía a escuchar aquella voz que me hacía un ser impotente.

Gané. Me decia con una sonrisa diabólica.

También sabía que era una mera justificación de lo que iba a hacer. Que estaba cuerdo ahora pero aún mi ser se había quedado destrozado. No volvería a ser el mismo jamás.

Mi plan funcionaba de manera sistemática como si fuera de solo respirar. El idiota estaba celoso y lo usaría a mi favor.

Fue entonces cuando lo miré. Empecé a provocarlo con Elizabeth. Sabía que estaba mal y me odiaba por ello, por usarla así si ella era un ángel perfecto. Pero si la pintaba así no iba a despertar ningún tipo de emoción en el y eso era vital para mi muy retorcido plan.

The Chosen Ones II : DarknessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora