Capitulo 27

19 5 0
                                    

Elizabeth POV

Deje que durmiera. Me aterraba verlo así tan frágil, débil. No concebía que le pudieron hacer y lo peor ¿quién? Arakiel No quiso hablar de ello. Dio que sólo quería estar conmigo y eso me conmovía. Creo que de una forma u otra el me habia perdonado y se que es algo estupido preguntar el porqué pero la curiosidad me carcomía.

Miré la cicatriz que se hallaba en su vientre. Era profunda, como si alguien le hubiese enterrado algo en el. Aún no comprendía. Sabía que lo habían atacado, había sentido algo en mi vientre también pero no sabía que había pasado, lo único que me faltaba hacer era esperarlo y si no regresaba, buscarlo: llegó. Lo abracé y me había besado.

No sabía que había causado la herida pero estaba segura de que debió de haber sido algo peligroso para dañar así a un demonio.

El se movió mientras lentamente abria sus bellos ojos color ámbar. El sonrió a medias.

"¿Disfrutando la vista?" Ronroneo.

Sonreí.

"Miraba tu herida, Arakiel." Dije de manera seria, ignorando su intento de coqueteo.

El siguió sonriendo pero sus ojos se volvieron serios, recelosos.

"¿Te agrada mi cicatriz?" Dijo, continuando con su juego.

Suspire.

"Sabes que no es lo que me refiero." Lo miré a los ojos, igual de serios que los de el. Esmeralda y ámbar, cruzándose las miradas para intentar descifrar lo que pensaba el otro.

"¿Qué quieres saber, Elizabeth.?" Preguntó mientras se erguía hasta quedar totalmente sentado al lado de mi. Me giré un pico más hacia el, para enfrentarme a su mirada y saber si me llegaba a mentir.

"Tu herida. ¿Cómo lo hicieron? Eres u ángel caído, Arakiel. Nada te puede herir..." Lo miré tristemente ante el recuerdo del horror al verlo tan abatido, tan... Vulnerable.

Él suspiro. "No todo, pequeña. Cuándo yo... Cuándo alguien me quita sangre a la fuerza... Es como si me hicieran una herida humana." Susurro mientras bajaba la mirada. "Me deja exhausto, herido. Cómo cuándo te conté lo de Patrice ¿No te acuerdas?" Me miró con tristeza.

"¿Pero quien pudo ser, Arakiel?" Empecé a alarmarme. El rió quedamente. Su semblante estaba enternecido por mi reacción. "Es algo serio, Arakiel. Alguien tiene en sus manos sangre de demonio. ¿Fueron las Hilkanians? ¿Algún demonio como Arioch? ¡No te rías!" Chille algo frustrada.

"Arakiel..." Insistí. "¿Quién fue?" Susurré con algo de miedo. "Eso significa que, ¿qué hay un nuevo traidor?" Susurré algo alterada.

El me tomó de las manos mientras trataba de calmarme. "Calma, calma. No creo que haya sido por algo de la guerra." Rio sombríamente. "Más bien es un pequeño enemigo mío. Algo personal." Sonrió torcidamente.

Me crucé de brazos. "¿Y no crees que tengo derecho a saber? Estoy unida a ti, idiota" dije molesta. "Dímelo."

Sus ojos están igual de enternecidos que desde al principio. Siguió tomándome las manos. "Ayer fui a decirle a tu ángel que eras mía." Dijo mientras bajaba la mirada algo avergonzado. "Es estúpido pero estaba celoso. Fui con el chico Crimson. Las cosas se pusieron algo violentas." Rio un poco, como si se tratara de una broma. "Me descontrolé y ataque. Para ese entonces el ya había clavado algo en mí, sacando sangre de mi. Es todo, Elizabeth" me miró aun con ternura.

The Chosen Ones II : DarknessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora