Seguí a Zoe hasta la cocina. Parecía que no había nadie en casa. Estaba todo en silencio. A lo mejor es que de verdad no había nadie y por eso me había invitado a comer, para no estar ella sola. Sería demasiada suerte- pensé.
-¿Quieres que te ayude? – pregunté por no estar allí parada mirando. Y como me había invitado a comer y ayer me había llevado comida era lo menos que podía hacer.
- Puedes poner la mesa sino te importa.
-No, claro que no. ¿Cuántos somos?
No sé como pregunte eso. La respuesta era obvia.
- Somos cinco. Aunque no sé si Nathan bajará a comer.- dijo Zoe. Su cara se puso triste. Pero cuando se dio cuenta de que la miraba sonrió y dijo:
- Mira, en ese armario están las servilletas y en el primer cajón de allí los cubiertos.
Cogí las servilletas de donde me había dicho y fui al comedor a colocarlas. Tenían un armario bajo lleno de fotos. Me acerqué. En una de las fotos estaban Julian y Zoe abrazados. Parecía que estaban en la playa. Hacen muy buena pareja-pensé. En otra estaba la hermana pequeña de Nathan. Debía de tener cuatro años en esa foto. Había otra con Nathan y su hermana en un parque.
Había muchas fotos pero una me llamó la atención. En ella estaba un Julian joven de unos 37 años junto a una mujer morena de pelo largo que tenía cogido a un bebe. A la derecha de ella un pequeño Nathan de aproximadamente 8 años sonreía tímidamente a la cámara. Era una foto de estudio.
Cogí la foto para verla mejor. Aquella mujer era realmente guapa. Sus ojos desprendían tranquilidad. Pasé mis dedos por la foto acariciándola suavemente.
- Es la difunta esposa de Julian. – dijo Zoe detrás mío. Al oírla me sobresalté y la dejé rápidamente en su sitio.
- Era muy guapa verdad.- continuó mientras miraba la foto.- Tenía cáncer... Se hicieron la foto cuando supieron que ella estaba enferma, antes de que le dieran quimioterapia.
- Vaya. No lo sabía.
- Nathan aún sigue muy dolido y me odia porque cree que quiero sustituir a su madre... pero no es así. Yo solo quiero llevarme bien con él. – sus ojos se llenaron de lágrimas. Aquella mujer parecía cansada. La abracé y la dejé que llorara. Yo sabía muy bien que lo mejor para desahogarse es llorar y dejar que salga todo.
- No se preocupe. Algún día seguro que lo comprenderá.-dije intentando calmarla.
- Ojalá tengas razón Anne. – dijo mientras se separaba de mi y se secaba las lágrimas.- Pero no creo que me perdone.
- Perdonarte ¿por qué? – estaba preguntando demasiado pero sentía curiosidad por el tema.
- Yo... yo era la enfermera que cuidaba a su madre. Él me culpa por no poder salvarla.
No sabía que decir. Me había dejado sin palabras. La mujer tenía la mirada perdida. Se oyó ruido en el piso de arriba.
- Será mejor que terminemos de poner la mesa. –dijo.
Fui a la cocina a por los cubiertos y los platos mientras Zoe se lavaba la cara en el baño. Terminé de colocar todo. Ahora solo faltaba que todos vinieran a comer. El momento que no quería que llegase. Alguien entró a la casa.
- Mmmmmm Qué bien huele.
Era Julian que debía de haber ido a comprar el pan porque traía dos barras y el periódico.
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Más allá de las estrellas
RomanceAnne es una chica de 18 años que vive en Long Island con su madre. Ella padece una enfermedad terminal que le impide llevar una vida normal de adolescente pero con la llegada de su nuevo vecino Nathan todo cambiará. Portada: @tbeatlesread