A tu lado

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Por fin llegó el sábado. Hoy sabría que estaba tramando Nathan. Al parecer íbamos a pasar la noche fuera porque me hizo comprar un saco de dormir. Estaba muy nerviosa, no sabía que podía pasar. También tenía miedo de que me diera un ataque. No quería que Nathan me viera mal ahora que estábamos tan bien.

Cogí una mochila y empecé a meter ropa para cambiarme y, por supuesto, de abrigo como me había dicho en su misteriosa pista. Solo íbamos a pasar una noche fuera pero aún así llevaba de todo por si acaso.

Baddy estaba tumbado en mi cama mirando como preparaba la mochila.

- ¿Qué pasa chico?, ¿Vas a echarme de menos? - dije mientras le rascaba detrás de las orejas.

Alguien tocó el timbre.

- Debe ser él. –dije.

Cogí la mochila y bajé corriendo las escaleras. Baddy me seguía por detrás. Abrí la puerta y allí estaba, tan guapo como siempre, con esa sonrisa cautivadora.

- ¿Lista?-me preguntó mientras me agarraba por la cintura y me daba un beso.

- Lista.

Me cogió la mochila mientras dejaba a Baddy dentro de casa. Mi madre se había ido pronto a trabajar porque querían dar una revisión al proyecto. Estaba teniendo mucho éxito y me alegraba por ella.

- Y bien... ¿A dónde me llevas?

- Tendrás que esperar una hora más.

- ¿Todavía una hora?

Él se echó a reír y arrancó el coche. A pesar de que el viaje duró una hora se me pasó muy rápido. Cruzamos un montón de puentes y preciosos paisajes verdes.

- Ya hemos llegado. – dijo parando el motor.

Bajamos del coche y lo primero que vi fue el letrero del centro.

- ¿Vamos a montar a caballo?- pregunté emocionada.

Nathan asintió con la cabeza. Me abalancé sobre él y le abracé.

- Gracias. Eres el mejor.

Él me devolvió el abrazo y se rió. No podía expresar lo que realmente sentía. Estaba muy emocionada. Era una cosa que quería hacer antes de morir y Nathan iba a ayudarme a cumplirla.

Entramos al centro. Yo iba dando saltitos. Parecía una niña pequeña pero es que estaba llena de energía. Nos dieron un casco y fuimos a elegir el caballo. Yo me decanté por un pura sangre marrón. Era precioso.

Salimos a los campos a montar. Al principio me daba un poco de miedo caerme pero luego estaba tan cómoda. Disfruté mucho la tarde. Nathan también se veía feliz. Iba a mi lado todo el rato. Creo que tenía miedo de que me hiciera daño pero pasamos muy buenos y divertidos momentos juntos.

-Necesito ir al baño- le dije a la instructora.

- ¿Estás bien?- me preguntó Nathan.

- Si, es solo que necesito ir. No te preocupes.

Fui hasta el baño. La verdad no me encontraba muy bien me estaba mareando un poco pero no quería estropear el momento. Un sudor frío me recorrió la espalda. Me apoyé en la pared y cogí aire despacio. Probablemente el traqueteo en el caballo hubiera sido la causa de mi mal estar. Bebí un poco de agua y me lavé la cara. Pareció aliviarme un poco.

- Anne, ¿sigues ahí?

Era Nathan , me estaba llamando desde fuera.

- Si, ahora salgo.

Más allá de las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora