Sacando todo fuera

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El trayecto hasta la casa de mi padre está siendo muy incómodo. Ninguno de los dos ha abierto la boca y yo no puedo parar de pensar en las duras palabras de Nathan, en cómo me miraba y en como miraba a mi padre.

- Ese chico...- empieza a decir mi padre. Yo giro la cabeza para mirarlo. Él tiene la vista clavada en la carretera.- es amigo tuyo.- termina por preguntar. Sé qué se refiere a Nathan.

- Si..., bueno es mi vecino.

- Ah.- da el intermitente y gira a la derecha.- ¿estáis enfadados?

- Eh, no...no que va.- aunque la verdad no lo sé. No entiendo porque hablamos de él ahora después de que han pasado diez minutos desde que lo vimos. No quiero seguir hablando de Nathan así que giro la cabeza  y miro por la ventanilla. Está empezando a nevar otra vez.

- Mmmm....Sabes, ese chico me recuerda a mi mejor amigo del instituto. – se ríe solo y yo lo miro. - Dicen que todos tenemos algún doble en el mundo y yo creo que he encontrado al suyo.

No digo nada. Sé que mi madre y el padre de Nathan se conocieron cuando eran jóvenes. Tal vez también conoce a mi padre. A lo mejor Nathan sabe algo y por eso no quiere que siga viéndome con él. Me empiezo a poner nerviosa, tal vez no debería haber venido.

- Bueno, ya hemos llegado.

Aparca el coche enfrente de una casa de dos pisos. El jardín está cubierto de nieve pero parece bien cuidado. Es una casa normal, yo pensaba que viviría en una más lujosa pero por fuera solo es un poco más grande que la de mi madre y mía. Salimos del coche y me hace un gesto para que lo siga. Abre la puerta y del interior sale un calor agradable y un olor a comida exquisito.

- Pasa. Aquí fuera hace mucho frío.

Entramos y cierra la puerta detrás de mí. Dejamos los abrigos colgados en el perchero de la entrada y le sigo. La casa parece bastante amplia y está decorada muy moderna. Pasamos por el salón que tiene una chimenea blanca encendida y los sofás también son blancos. En realidad, todo está decorado en tonos blancos y negros. También hay algún rojo. A pesar de ser tan moderna es acogedora. Entramos en la cocina y veo a una chica de espaldas. Supongo que es su nueva mujer. Lleva el pelo moreno atado en una coleta.

- Karen, cariño ya hemos llegado. – le dice mi padre.

Ella se da rápidamente la vuelta y se limpia las manos en el delantal de frutas que lleva puesto. Es bastante guapa.

- Hola, yo soy Karen. Encantada. – dice mientras se acerca a mí y me da dos besos.

- Yo soy Anne.

- Tenía muchas ganas de conocerte.- me dice. Parece muy animada y agradable. Le sonrío y asiento con la cabeza.

- Enseguida está lista la comida.

- ¿Puedo ayudar en algo?- pregunto por cortesía.

- Oh, no. Gracias, eres muy amable. Mientras tanto.... Anthony porque no le presentas al pequeño Josh. Está arriba durmiendo pero tiene que estar al despertar. Ya le toca comer. Es muy glotón, ¿sabes?- Su voz se llena de orgullo al hablar de su hijo. Parece una mujer muy simpática.

- Voy a buscarlo.- dice mi padre y sale de la cocina dejándome sola con Karen. Yo me quedo plantada donde estaba mirando como Karen termina de preparar la comida. Los acabo prácticamente de conocer a los dos y no sé qué hacer o que decir, es todo muy incómodo.

- Siéntate si quieres. - me dice Karen con una sonrisa mientras señala una silla, creo que se ha dado cuenta de cómo me siento. Hago lo que me dice. Es mejor estar sentada que no de pie sin hacer nada. Saco el móvil del bolso para ver si tengo algún mensaje pero no hay nada. Oigo un llanto lejano. Debe ser el "pequeño Josh" como ellos lo llaman.

Más allá de las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora