Todo va a salir bien ¿verdad?

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Me desperté con los rayos del sol entrando por la ventana del hospital. Me dolía el cuerpo de estar todo el rato en la misma postura porque no podía moverme, tenía cables por todos los sitios. Mi madre estaba todavía durmiendo, sentada en el sillón al lado mío. Ahora que estaba dormida se veía mucho más joven. Sonreí. Cuanto te voy a echar de menos mamá.- pensé.

La puerta se abrió despacio. Alguien había entrado muy sigilosamente. Zoe, la novia del padre de Nathan, apareció vestida con el uniforme de enfermera.

- Hola Anne, ¿Cómo estás?- me dijo hablando bajo para no despertar a mi madre. No me acordaba que ella trabajaba aquí.

- Me duele un poco el cuerpo de estar todo el rato en la misma postura.

- Voy a tomarte la temperatura y a apuntar los datos. Si todo va bien podrás levantarte un poco.- me sonríe y saca el termómetro del bolsillo. Me lo coloca debajo de la axila hasta que pita y me lo quita.

- La temperatura es normal. Voy a mirar las máquinas.

Saca un bolígrafo del bolsillo y mira atentamente las máquinas. Yo no le quito ojo para ver qué cara pone, así me servirá como pista pero como buena profesional que es no muestra ninguna reacción ante los datos.

-¿Está todo bien?- pregunto al ver que no dice nada.

- Eso lo tendrá que decir el médico cuando lo vea... pero yo no veo nada mal.- y me guiña un ojo. Yo le sonrió.

En ese momento se despierta mi madre y al ver a Zoe se asusta.

-¿Va todo bien?- pregunta mi madre mientras se levanta corriendo del sillón.

- De momento si, no te preocupes Marie. Solo estaba tomándole la temperatura y comprobando que todo va bien.

Al oir eso mi madre se relaja un poco.

-Deberías ir a desayunar a la cafetería.- le sugiero.- Seguro que tienes hambre.

- No te voy a dejar sola, cariño.

-Ahora estoy bien mama. No te preocupes.

Mi madre me sonríe y asiente con la cabeza.

- La verdad es que tengo un poco de hambre, no como nada desde ayer al mediodía.

- Pues aquí tienes mucho donde elegir para desayunar. Te acompaño y nos tomamos un café juntas. - le dice Zoe.

Mi madre me da un beso en la frente y ambas salen por la puerta. Me quedo mirando al techo. Yo también tengo hambre pero probablemente no me dejen comer nada todavía.

Los minutos pasan mientras yo sigo mirando el techo. Me estaba aburriendo bastante y no tenía nada con que entretenerme ni siquiera mi móvil. Alguien toca a la puerta y después pregunta:

- ¿Se puede?

- Claro que sí, pasa.- respondo con una sonrisa enorme en la cara. Nathan aparece con una camisa blanca que le sienta de maravilla y unos vaqueros oscuros.

- ¿Qué tal estas?- dice acercándose a mi cama. Me coge de la mano y me la acaricia suavemente. Se me pone el vello de punta al sentir su contacto.

- Bien. Ha venido Zoe y...- examino su cara pero no ha reaccionado al decir su nombre como suele hacer otras veces- y ha dicho que todo va bien.

- Me alegro.- me sonríe.

- ¿No deberías estar trabajando?- le pregunté al acordarme de su situación financiera y de todos los trabajos que tiene.

Más allá de las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora