Te quiero pero no puedo

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Conseguí salir del parque y a los pocos minutos mi madre apareció con su coche. Se bajó corriendo y me dejó su abrigo. Yo estaba tiritando de frío y tenía la ropa mojada pegada al cuerpo.

-Pero cariño, ¿qué estás haciendo a estas horas tu sola por aquí?- me dijo mientras me agarraba la cara con las dos manos. -¿Estás bien?

Me ayudó a entrar en el coche y de camino a casa le conté lo que había visto. Mi madre no era muy partidaria de que saliera con Nathan. Bueno, en realidad no quería que saliera con ningún chico porque probablemente cuando se enteraran de mi enfermedad me dejarían. Sin embargo, aceptó a Nathan porque, a pesar de que él lo sabía todo, me seguía queriendo y tenía esperanza en mí.

- Pero, Anne.... Eso...eso no puede ser.- dijo de que se lo conté.

- Si que puede mamá. Yo lo vi, con mis propios ojos.

- Seguro que hay una explicación. Nathan no parece de esa clase de chicos.

- Pues lo es...

- Creo que deberías hablarlo con él. Verlo desde su perspectiva. A veces lo que vemos no siempre es lo que es...Muchas veces damos por hecho cosas que no son y eso nos hace perder oportunidades. Además, él la dejó por ti. Siempre te quiso, ¿no?

No contesté. Me quedé mirando la calle por la ventana del copiloto. No le había contado que había vomitado sangre. Ahora mismo no quería vivir. Era la primera vez que me enamoraba de alguien y que sufría por ese amor. No sabía que era ese sentimiento de dolor del que todo el mundo hablaba hasta que lo viví. Siempre pensaba que exageraban mucho pero ahora me doy cuenta de que no.

Llegamos a casa y su coche ya estaba aparcado enfrente de la suya. Me bajé del coche y despedí a mi madre que volvió al trabajo. Hoy se quedaría toda la noche allí. Estaba entrando por la verja cuando se oyó la puerta de un coche cerrarse. Miré en dirección al sonido, era Nathan.

- Anne, ¿Qué estás haciendo a estas horas en la calle?- me preguntó confundido.

- ¿Y tú?- respondí.

Él se acercó hasta donde yo estaba. Me fue a dar un beso pero yo aparté la cara. Se me quedó mirando.

- ¿Pasa... algo?

- Dímelo tú...- estaba conteniendo las lágrimas.

- Anne ¿qué pasa? ¿por qué me hablas así?

- Te vi...o mejor dicho, os vi en el parque. Parecíais... muy a gusto. ¿Te divertiste?

- ¡Qué!...o, no, Anne no, no es lo que piensas. - dijo llevándose las manos al cabeza y mirando al cielo.

-Pensabas que no me iba a enterar.

- Solo quedé con ella porque quería hablar conmigo... Fui un tonto, lo sé pero te prometo que no hay nada. - dijo mientras me agarraba de los brazos.

- Te vi... besarla.

- ¡Que! Fue ella la que me beso pero te prometo que no pasó nada más. Le dejé bien claro lo que sentía por ti y me fui.

Aparté la mirada. No sabía qué hacer. Parecía que decía la verdad pero lo nuestro ya lleva enfriándose desde hace unas semanas.

- Anne...

- Tal vez deberíamos darnos un tiempo. - dije al fin.

Él se me quedó mirando fijamente.

Más allá de las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora