Hermano Río Roma #PGP2016

¿Y si arreglamos las cosas?

Después de la amena charla con mi nueva amiga/compañera regresé a mi oficina. Amanda fue con el jefe a atender un llamado así que estaba solo.

Caminaba por los pasillos que lucían ahora diferentes, más coloridos. Saludaba a tantas personas, unas que ni siquiera sabía que trabajaban en la empresa, estaba súper contento.

Crucé la esquina hacia los elevadores, todos ocupados. Excepto uno. Era lógico pues después de la hora del almuerzo todo mundo se vuelve loco por regresar a sus respetivas oficinas, esa era la hora pico del corporativo. Corrí hacia dentro del ascensor desocupado y entré a él. Suspiré de alivio, presioné el botón del número de piso donde se encontraba mi oficina y di media vuelta. Ahí estaba Paty.

Me quedé congelado y sólo la vi. Ella estaba viendo su teléfono y por lo visto no se percataba de mi presencia, o más bien no se dio cuenta de que fui yo quien subió al elevador. Se veía hermosa, su cabello caía sobre su rostro en la forma más adorablemente posible. Levantó la mirada, y se quedó sorprendida, como yo.

-Hay Dios.

-Lo sé- Estuve a punto de decir lo siento, pero recordé lo que Amanda me dijo apenas hace unos minutos –no te preocupes, no estaremos mucho tiempo juntos.

-Está bien, no me molesta.

Sólo la vi fijamente, una vez más mi mente estaba en blanco, se me comenzaba a hacer costumbre estar en esa situación.

-¿Y bien?- me dice en tono neutral, tenía mucho tiempo sin hablarme de esa manera –¿me dirás algo?

Era como si mis palabras pasaran directo a mi boca sin pasar por mi cabeza primero. Estaba totalmente nervioso –No, es decir, si, n no, no sé- sonreí con la auténtica cara de idiota –¿y, qué estás haciendo? –Para esto, el elevador ya había cerrado sus puertas y comenzaba a ascender.

-Respondo a mis fans en Twitter, me gusta estar en contacto con ellos, pero aquí no hay señal.

-Me imagino, por cuestión de fama.

-¿Fama? ¿crees que los artistas sólo nos regimos por la fama? No lo puedo creer, Alonso es más complejo que la simple fama, lo hago porque me gusta hacerlo. Punto.

-Lo siento mucho en realidad me refería...- de repente el elevador se detuvo. Tembló fuertemente y la luz se apagó, después de encendió una luz tenue.

-¿Qué pasó?- preguntó Paty algo asustada, lo pude percibir en su voz.

-Se detuvo el elevador.

-¿Me lo juras? –En su rostro había un aire de sarcasmo que opacó por un momento su miedo.

-Quiero decir que... tú me entiendes.

Ambos reímos nerviosos –no puede ser- dijo mientras recargaba su cabeza en la pared del ascensor.

Era un buen momento para tratar de reconstruir la situación. Estábamos encerrados, atrapados, solos. Era mi oportunidad perfecta de acercarme y hablarle de frente, pero ahora estaba preparado, más o menos.

-¿y ahora?- me pregunta.

-Hay que esperar supongo –la vi fijamente y sonreí de forma picaresca. Luego un silencio estremecedor se hizo presente. Yo no dejaba de mirarla.

-¿Qué? –pregunta rompiendo el silencio.

-¿Te han dicho antes que eres muy bonita? Claro que te lo han dicho.

-Hay por Dios ¿No empieces si? – Corrió los ojos y al fin dejó salir una pequeña sonrisita.

-No, es en serio, eres hermosa –susurré al momento que di un paso frente a ella, reduciendo la distancia que nos separaba, ya no solo la física, sino también la sentimental.

Dejé de pensar demasiado y comencé a actuar. Ya no me importaba lo positivo o negativo; ya no importaba si estábamos en un elevador atascado, ya no importaba nada, solo el hecho de que estábamos ahí, dejando sentir lo que por mucho tiempo reprimimos (al menos yo) y que nada ni nadie podía arruinar ese momento.

Agachó la mirada -Alonso, por favor, tú estás con esa tipa y....

-Shhh –La interrumpí, levanté su mentón con mi mano y sentí su respiración. Juro que mi corazón latía a mil por hora. La tomé de la cintura, la vi fijamente y me acerque lentamente a su boca, se colgó de mi cuello y comenzó a acariciar mi nuca. Al fin podía fundir mis labios en los suyos.