¿Y ahora quién es ella?

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Tomé mi auto para ir al trabajo y comencé a manejarlo. Era un lindo día, el sol brillaba, el rocío aún cubría el pasto de los jardines y la ciudad comenzaba a despertar. Manejé por mi ruta habitual que hoy estaba un poco más desocupada porque salí unos cuantos minutos más temprano así que le gané a la "hora pico".

Faltaban unos cinco minutos para llegar cuando en un semáforo rojo recibo una llamada de Gaby, mi secretaria.

-¿Qué pasa Gaby?

-Señor, el jefe pregunta por usted, acaba de entrar a su oficina y exige su presencia.

Giré los ojos –Hay Gabu –Así le decía de cariño a veces –Estoy a punto de llegar. Dile que no tardo, que se ponga cómodo, ofrécele algo para tomar, ¿se ve molesto?

-No señor, se le ve muy tranquilo.

-Ok Gaby, nos vemos en un momento.

Colgué justo un segundo antes de que cambiara el semáforo de rojo a verde, pero antes de acelerar un contingente me cierra el paso.

-Oh no, no, no, por favor, esto no está pasando. Dios ¿no pudieron elegir otro día u otra hora para hacerlo? Yo tengo que lidiar con un jefe y una mujer a la que ligo a quienes precisamente no les agrado mucho, ¿qué piden? Tienen un salario tal vez incluso mejor que el de Gabu y... Hay por Dios ¡Gabu! –Tomé el teléfono y envié un mensaje. Escribí Atrapado en el tráfico, lo siento, avisa que me tardaré un poco.

Cuando por fin pude llegar a la empresa me recibe Gaby y pude ver su nerviosismo en sus ojos, y comencé a ponerme nervioso yo también.

-Hay señor, ¿pues dónde andaba?

-Discúlpame Gaby, se atravesaron unos manifestantes y me quedé atrapado, ¿llevan mucho tiempo ahí dentro?

-No, acababan de llegar cuando le hablé. Pero el jefe viene con una mujer misteriosa.


Hermano Río Roma #PGP2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora