Buena cara ante todo.

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-Perdón, no sé porque lo hice. No volverá a pasar.

-No te preocupes, esto es algo confuso, acabo de conocerte y... olvídalo, hagamos como que nada pasó.

Por un momento no supe qué decir o hacer, creí que ambos queríamos esto, creí que me sonreiría y diría algo cursi. Pero nada de eso fue así.

-Me tengo que ir, cuídate, luego nos vemos- dijo cortante.

-Ok, hasta luego. Adiós.

Paty se dio la vuelta y comenzó a desaparecer entre una multitud que repentinamente apareció, o que tal vez siempre estuvo ahí, pero no pude notarla. Y ahí estaba yo, perplejo, tratando de consentir lo que había pasado, sin entender nada. Me dirigí a mi casa.

Al llegar me recibe un poco molesta mamá

-¿Pues dónde estabas? Por poco llega tu padre y tú quién sabe dónde.

-Lo siento mamá, me atoré en el tráfico.

Y de pronto me doy cuenta de que me siento lo suficientemente patético como para que mamá me remate con esto. Tocan al timbre. De detrás de la puerta entra un hombre con smoking. Mis pulsaciones aumentan y siento que el aire se me va. La misma barba, los mismos ojos, la misma persona, después de tanto tiempo mi padre se posa frente a mí.

-Hola hijo- sale de su boca en un tono quebrante pero fuerte, el mismo de siempre.

-Hola papá.

Prácticamente corrí a abrazarlo de la emoción, Dios no podía creer que estaba ahí.

Hermano Río Roma #PGP2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora