Capítulo 29

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Derek

*ring,  ring*
Mmmmm las 3 de la madrugada, quién llamará a estas horas, sólo puede ser Hotch por algún caso.
-Aquí Morgan,  ¿diga?
-Ehhh Derek, ven hasta el Star club te estoy esperando.
-¿Penélope eres tú? -pero no recibí respuesta ya que había colgado,  parecía que estaba algo bebida. Quizás necesitaba ayuda,   debería de ir a donde me dijo.

Me fui como estaba vestido, aunque fuese en pijama. No iba a perder tiempo escogiendo algo para ponerme.  Por suerte el club no estaba tan lejos.
En unos cuantos minutos llegué,  el club se veía bien por fuera. Seguro que por dentro estaría igual de bien. Al entrar vi que no me equivocaba, estaba genial pero tenía que encontrar a Penélope ; aunque parece que me encontró ella a mí ya que veía cómo se agitaba una mano un poco al fondo.
-Ehhh Derek,  estamos aquí. -decía ella gritando.
Según me fui acercando vi que estaba con otras dos chicas, seguramente serían sus amigas.
-Hola Penélope,  ¿estás bien?
-Pues claro,  estoy estupendamente.-por su voz veía que no, estaba bebida.
-Creo que es mejor que te lleve a casa.
-Peeero si acaba de empezar la fiesta.  Además tienes que conocer a mis amigas.
-Encantado chicas, ahora vamos a casa.
-Venga Penélope,  tiene razón. -le dijo una de sus amigas,  por fin alguien sensato.
-Bueno,  está bien.
La tuve que agarrar un poco,  con los tacones que llevaba y lo bebida que estaba parecía un pato mareado.  La metí en el coche y le puse el cinturón de seguridad.
-¿Penélope dónde vives?
-A dos calles de aquí,  guapo.
No estaba lejos,  menos mal. No tendría que aguantarla mucho tiempo.
-Oye Derek,  ¿por qué tienes puesto el pijama?
-Estaba durmiendo cuando me llamaste. -Ahhh,  espero no haberte despertado. -un poco tarde para eso, pero bueno.
-Vamos Penélope,  ya llegamos. Dame las llaves de tu casa.-no creo que fuese capaz de meter la llave en la cerradura.
La llevé como pude mientras abría la puerta.  Su casa era como ella,  con una pared de cada color y con un montón de cosas decorativas.  Definitivamente ese era su estilo, no sólo lo usaba para vestirse.
Tiré a Penélope en la cama y se quedó dormida casi al momento.  No sabía si quitarle la ropa o dejársela, mejor será que se la deje y le quite los zapatos.
Yo también tenía que dormir,  pero no quería dejarla sola, así que me iré a dormir a su sofá.

Derek Morgan y Penélope García. Un amor prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora