Derek Morgan y Penélope García. Un amor prohibido

Capítulo 38

Derek

-Prentiss,  conduzco yo.
-Como quieras machote.
-Ya verás lo que hace este machote al volante. Venga sube.
-Quizás es mejor que coja el autobús, es más seguro.
-Era broma. ..
-Yo también bromeaba. -que desconcertantes eran las mujeres a veces.
-¿A dónde vamos primero?
-Lo que nos pille de camino.
-Entonces Gina Davis.

El lugar no estaba muy apartado de la ciudad, era como un pequeño parque y la víctima fue encontrada sentada en el suelo mirando hacia una estatua.

-¿Qué piensas Prentiss? ¿Por qué crees que la dejó aquí?
-Mmmmm no sé,  quizás es un lugar que conoce o le queda de camino hacia dónde va o lo hizo para despistar.
-Podría ser, no sé cómo no le vio nadie dejar el  cadáver.
-Pudo dejarlo de madrugada o de mañana temprano.
-Tienes razón,  vayamos al siguiente escenario aquí no es que haya más pistas.

El siguiente escenario era parecido,  un lugar no muy apartado de la ciudad en el que le podrían haber visto fácilmente.  Aquí había dejado a la víctima sentada en un banco.
-Morgan,  ¿por qué crees que a Johana no la dejó en el suelo?
-No lo sé.
A Emily no se le ocurrió otra cosa que sentarse en el banco.
-Sentada aquí sólo veo un graffiti.
-¿Estás diciendo que el asesino quería que viese un graffiti después de muerta? -confieso que a veces tenemos teorías absurdas,  pero no tanto.
-¿Morgan recuerdas a dónde dejó mirando a Gina?
-Sí,  a una estatua.  Pero eso, ¿qué tiene que ver?
-No era una estatua cualquiera, era San Lucas el patrón de los pintores y ahora tenemos un graffiti.  El sujeto es un artista.
-Vaya Emily,  tengo que confesar que al principio pensé que se te había ido la cabeza.
-¿Has olvidado que por algo estoy en el FBI? Y ahora conduzco yo, machote.
-Vale, vale me rindo.-dije levantando las manos en señal de rendición.