Capítulo 19: Decepción

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Narras Vos:

No recuerdo en que momento fue que me quedé dormida, lo único que sé, es que siento el sonido de mi celular, refregué un poco mis ojos y traté de acostumbrarme a la luz tenue que entraba por mi ventana, mi celular no paraba de sonar, y dentro de mí una llama de esperanza se encendió, quizás era Patricio que me estaba llamando, cuando agarré mi celular me decepcioné al darme cuenta que en la pantalla decía "desconocido" con el seño fruncido atendí.

Comunicación telefónica

Vos: ¿Hola? -dije con mi voz aún somnolienta-

Xxx: ¿Señorita ___________? -preguntan del otro lado de la línea-

Vos: Sí, soy yo -hice una pausa- ¿Quién habla? -pregunté algo desentendida-

Xxx: La llamamos de emergencias de la clínica Olivos -hicieron una pausa y mis nervios empezaron a florecer- mire, le queríamos pedir por favor que se acerque a la clínica, el avión donde viajaban sus padres sufrió una imperfección y calló -en ese instante dejé de respirar- tuvieron la suerte de no ser internados en otro lugar, un avión privado los trajo hasta aquí. -Mis lágrimas no tardaron en aparecer-

Vos: Páseme la dirección, por favor -dije con mi voz temblorosa-

Xxx: Anote...

Fin de la comunicación telefónica

No podía parar de llorar, estaba tan nerviosa que no encontraba las llaves del auto. Cuando por fin las encontré, salí a toda velocidad hacia la clínica, llegué en tiempo record. Entré corriendo y fui directo a la recepcionista.

Vos: Hola, buenas tardes, quisiera saber dónde se encuentras los pacientes _________-dije un tanto desesperada-

Recepcionista: Se encuentran en el piso de cuidados intensivos -un nudo se formó en mi estómago- Es el cuarto piso.

Me dirigí hacia el ascensor y marqué el número cuatro. Apenas llegué me senté en un de las sillas que está en la sala de espera, esperando ver algún médico. Habré estado una hora esperando, hasta que veo una persona con un ambo banco impecable, me acerco rápidamente y le hablo.

Vos: Doctor disculpeme -le dije acelerada- soy la hija de los pacientes ________, me gustaría saber cuál es su estado, seame sincero, por favor -le supliqué-

Doctor: Lamento informarle que el estado de los pacientes es muy delicado, se necesita un milagro para que sigan viviendo, lo siento mucho -me dijo mientras apoyaba una de sus manos sobre mi hombro-

Lentamente fui caminando hasta la silla dónde estaba sentada antes y me caí desplomada ahí, estaba en shock, las personas que me criaron, que me vieron crecer, que me hicieron reír, aquellos que me apoyaron en todo, que me retaron cuando lo era necesario, que me prestaban su hombro para llorar cuando necesitaba consuelo, ellos que me daban su aliento cada vez que me caía y no tenía fuerzas para levantarme, ellos que me dieron la vida, las personas más importantes, mis padres, se me estaban yendo de este mundo y lo peor es que no podía hacer nada para impedirlo. Se me escapó un sollozo y desde ese momento no paré de llorar, intentaba tranquilizarme pero no podía, mis lágrimas no paraban de caer, necesitaba tener a alguien conmigo, a mi lado, agarré mi celular y llamé a Lali, pero no me contestó, seguro debe estar dando una función en su mega gira por el interior del país... Me sentía muy sola, hasta que se me ocurrió llamar a alguien que me prometió siempre estar conmigo, pase lo que pase, sí... Esa persona es él... Patricio; lo llamé, y lo llamé y lo volví a llamar, pero nunca me contestó, le dejé miles de mensajes diciéndole que lo necesitaba, pero nunca me respondió, mi corazón estaba completamente destruido, me abracé a mis rodillas y empecé a llorar fuertemente, estaba más sola que nunca, mis padres se estaban muriendo, mi amiga no estaba y Patricio... Y Patricio... Ya no quería saber más nada conmigo, lo perdí definitivamente, tenía una gran mezcla de sentimientos, pero la que más predominaban eran tristeza, por lo ocurrido con mis padres y decepción por Patricio. Comencé a rezar, a pedir por mi padres, estuve un rato largo haciendo eso, hasta que me cansé, pasaron las horas, ya eran casi las nueve de la noche y yo seguía ahí sentada, sin moverme de mi lugar, tenía hambre, pero tenía miedo de ir a comprar algo y que haya noticias de mis padres cuando yo no estaba. Tenía mi cabeza apoyada en mi mano, hasta que veo un sandwich en frente de mis ojos, genial, empecé a alucinar, pensé, pero no, no era una alucinación, enfrente mío se encontraba parado el mismo doctor que atendió a mis padres, pero esta vez le presté un poco más de atención, tenía el pelo bien cortito, y unos ojos azules increíbles, eran profundos, preciosos, no pude evitar compararlos con los de Pato, Patricio tiene unos ojos marrones muy oscuros y chicos, tan oscuros que te atrapan, su mirada es más profunda que la noche, pero a la vez me transmitían tanta seguridad, y... Mejor dejo de hacer comparaciones, sigo describiendo al médico mejor, su mirada me transmitía algo que justo ahora necesitaba: Paz. Sus labios se curvaron en una suave sonrisa, tenía una sonrisa hermosa.

Noches de abril (Pato y vos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora