Noches de abril (Pato y vos)

Capítulo 18: Noches de Abril

Narras vos:

Me despierto a la mañana gracias a algunos rayos de sol que se colaban  por la persiana. Abro mis ojos y me los refriego, me estiro en la cama, y en ese momento me doy cuenta que estoy desnuda, eso llama mi atención, miro a mi alrededor y me encuentro en una habitación blanca y a lo lejos veo una guitarra...¿Una guitarra?... Claro estoy en la habitación de Pato, sonreí al acordarme la noche de ayer, nos entregamos uno al otro, pasamos una noche intensa, lo último que me acuerdo fue que le dije lo mucho que lo quería y haberme quedado dormida en su pecho. Miro para mi costado pero Pato ya no estaba, seguro se fue a preparar el almuerzo, porque si no me equivoco deben ser casi las dos de la tarde. Me vuelvo a estirar en la cama y me giro para agarrar su almohada y abrazarla, aún tiene su olor impregnado en ella. Pienso en cómo íbamos a llevar esta relación adelante, por ahí, lo más seguro es que él deje a Laura y vayamos probando, quizá, con un poco menos de suerte quedamos como "amigos con derecho", sinceramente no me importa, solo quiero estar con él. Me levanto de la cama, me pongo mi ropa interior y encima la remera de Pato, al mirarme me causó gracia porque me quedaba como un vestido, descalza me acerqué a la puerta, a medida que me iba acercando escuché una carcajada de Pato, seguro que estaba hablando con alguno de sus hermanos, o algún amigo. Abro la puerta y cuando me asomo no podía creer lo que estaba viendo,  estaba en shock, se encontraban Patricio y Laura riéndose y besándose, me quedé paralizada, al instante Patricio me vio, me hizo señas sin que ella se de cuenta para que me vuelva a meter en el cuarto, me giré rápidamente y me encerré en su habitación mientras me sentaba en la cama, donde hacía horas habíamos hecho el amor, va al parecer tuvimos sexo, fue solo eso, estaba dura, no sabía qué hacer, qué iba a decir, qué iba a pasar, mientras pensaba, escuchaba a Patricio despedirse de su novia.

Pato: Lau, después te llamo, me tengo que ir a ensayar con mis hermanos.

Laura: Esta bien, después hablamos, chau bombón.

Seguido de eso escuché la puerta de entrada cerrarse. Estuve unos treinta minutos esperando que Patricio ingrese a la habitación, pero no lo hizo, decidí sacarme su remera y ponerme la ropa de la noche anterior, mientas me iba vistiendo, recordaba el momento en que patricio me sacaba la ropa, de apoco, con besos y caricias, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo al acordarme, una vez vestida iba a salir de esa habitación, ya no tenía sentido estar en ese lugar, cuando me dispuse a salir del cuarto me choco con Patricio, su rostro estaba serio, sus ojos no me miraban como siempre, tenía una mirada fría, pero a la vez podía notar frustración y preocupación en él, lo conocía tanto... 

Pato: Creo que necesitamos hablar -me dijo en un tono de voz firme-

Yo solo asentí con mi cabeza, había dicho esas palabras tan temidas para cualquier ser humano. Fuimos caminando hasta el sillón en completo silencio, me senté en  una punta y él en otra. La situación era muy incómoda, ninguno de los dos se animaba a hablar.

Pato: ¿Querés tomar un café? -me ofreció-

Vos: No -dije en una voz apenas audible-

Nos volvimos a quedar en silencio unos minutos más, yo estaba pensando qué decirle, cuando empieza a hablar él.

Pato: Estuve pensando mucho sobre lo que pasó ayer -levanté mi vista y lo miré a los ojos- Sinceramente creo que fue un error -sentía como mi corazón se iba rompiendo lentamente a medida que él hablaba, mis peores temores estaban sucediendo- No sé por qué lo hice, evidentemente el café que me distetodavía no me había terminado de hacer efecto, no estaba consciente de lo que hacía -suficiente, mi corazón se acababa de romper, sentía una especie de angustia mezclada con ira- Yo a vos te quiero como una hermana...- tuve que tragar el nudo que se había formado en mi garganta-  Yo no quiero que sufras por mí...

Listo, no podía dar crédito a lo que estaba escuchando, tenía que preservar lo poco que me quedaba de orgullo y dije las palabras más crudas que se me ocurrieron, no pensé, solo hablé.

Vos: ¿Sabés Patricio? yo no tengo hermanos, pero si los tuviese no me acostaría con ellos -Patricio me  miró totalmente sorprendido ante mis palabras- Tenés razón, esto no significó nada, fue solo una calentura del momento, es preferible olvidarla -le dije de la forma más fría posible-

Pato: Creo que lo mejor va a ser que no nos veamos por un tiempo -dijo agachando su mirada-

Vos: Pienso lo mismo -dije mientras me levantaba y agarraba mi cartera- Que tengas un buen día.

Patricio solo asintió con su cabeza, abrí la puerta de su casa y me fui. En ningún momento derramé una sola lágrima, es más, estaba seria, enojada, quería matarlo en ese preciso instante. Subí a mi auto y cerré la puerta de un portazo. A penas hice cuatro cuadras y las ganas de llorar me invadieron, estacioné y la primera lágrima se me escapó, luego otra y después otra más, cuando me quise dar cuenta estaba llorando aferrada al volante, había sido un momento tan lindo y único para mí, pero para él fue solo... Solo... Una equivocación. Me bajé de mi auto y fui a un bar para tomar un café y tranquilizarme, la chica que me atendió me miró con una pena tremenda.

Mesera: Disculpáme, ¿Estás bien? 

Vos: Sí -dije mientras me secaba las lágrimas - o no... En realidad no -hice una pausa- me traerías un café por favor.

Mesera: Claro -dijo dibujando una sonrisa-

La chica me trajo el café, el líquido negro y amargo, como mi día, se llevaba los nudos en la garganta que tenía. Luego de un rato, cuando me recompuse, volví a mi auto y manejé hasta mi casa. Una vez adentro abracé a mi perra, que me esperaba muy contenta, le dí de comer y me puse a guardar mis cosas para mudarme, lo que no esperaba, era que cada lugar de mi casa me hacía acordarme de Patricio, mis lágrimas querían volver a aparecer, pero no les di lugar a que salieran, decidí ponerme a componer, pero tampoco pude, ya que Pato muchas veces me ayudaba con algunos acordes. Por último decidí ir a bañarme, el agua recorría mi cuerpo intentando limpiar las marcas que Patricio había dejado con sus caricias. Salí de la ducha, comí muy poco, en total silencio, ni si quiera puse música, estaba sola en casa, pensando, mis padres hoy se iban lejos, Lali estaba de gira y Pato... No sé que puede pasar entre nosotros, si alguna vez volveremos a ser amigos o no. No sé que hacer de mi vida, me siento perdida, no tengo a dónde ir, nadie quién me consuele, intenté dormir, pero no podía, ya que apenas cerraba los ojos podía sentir la sensación de las manos cálidas de Pato recorriendo mi cuerpo, decidí sentarme frente a mi ventana y que el frío de esta noche de abril me pegué en la cara, quizá de esta manera, con este frío, no me duerma, ojalá el mañana me traiga algún hombre que pueda desplazar de mi corazón a Patricio, lo que pasó la noche anterior me indicó el fin de un sueño, de una ilusión, y con ella mis ganas de reír. Decidí agarrar un vaso, ponerle un poco de hielo y verter un poco de Whisky en él, luego me senté y lo fui tomando, el líquido me quemaba intensamente al igual que mi dolor, sentía que me costaba respirar de la angustia que tenía, no sé si lo de la noche anterior habrá sido amor, pero yo lo sentía a Patricio mío, mío entero, mío y de nadie más. Veía como la noche iba muriendo y con ella mis lágrimas, lo único que recuerdo fue ver como el cielo se iba aclarando, aunque era un día gris, lleno de nubes. Tengo millones de incertidumbres sobre lo que puede llegar a pasar de ahora en más, lo único que se es que las noches de abril marcan algo en nuestra historia, un 27 de abril a la noche lo conocí, otra noche de abril tuvimos una noche de lujuria y pasión, la misma noche marcó el fin y un comienzo de algo que no sé que será, pero de lo que tengo certeza, es que de ahora en más, las noches de abril, van a estar pintadas de melancolía y tristeza infinita.