Capítulo 23: Incomodidad

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Narras Vos:

Luego de que estrechamos nuestras manos, Franco se acercó a nosotros para hablar con Pato.

Franco: ¡SOS UN GENIO! -le dijo mi novio a Pato mientras le daba un apretón de manos- Me encantó el recital -decía completamente alucinado-

Pato: Gracias -hizo una media sonrisa-

El momento me resultaba un poco incómodo, estaba mi actual novio y el chico del que estuve enamorada todo este último tiempo, por suerte Gastón se dio cuenta de mi situación y se acercó hacia nosotros.

Gastón: ¿Vamos a tomar y comer algo? -preguntó pasando uno de sus brazos por mi espalda-

Franco: Sí, dale -contestó entusiasmadísimo-

Gastón: Se te juntó el ganado -susurró en mi oído-

Vos: Callate vos -dije pegándole suavemente en su pecho-

Franco: ¿De qué se ríen tanto ustedes? 

Vos: Nada, cosas sin importancia lindo -deposité un beso en su mejilla-

Pato: Bueno ¿vamos? -preguntó con cierta impaciencia-

Guido: Sí, vamos -contestó el menor- ¿Cómo nos organizamos?

Vos: Por nosotros no se hagan problema, vinimos en auto.

Finalmente esperamos a que los chicos salieran y los seguimos con el auto hasta llegar al lugar. Si pensé que el momento anterior fue incómodo, no se imaginan lo que fue este. A mi lado estaban sentados Franco y Gastón, en frente de él se encontraba Guido, pero en frente de Franco y mío, estaban Patricio y Laura. Tenía ganas de salir corriendo de ahí.

Franco: ¿Estás bien? -susurró en mi oído y apretando suavemente mi mano-

Vos: Sí, ¿Por? -pregunté mirando a esos ojos tan lindos que tenía-

Franco: No sé... Te noto un poco... un poco tensa.

Vos: No, nada que ver -dije con una sonrisa- Estoy un poco cansada, es solo eso.

Franco: Ay, pobrecita ella -dijo y me abrazó tiernamente- 

Me apoyé en su pecho, mientras hablábamos, sentía la mirada fija de Patricio, trataba de ignorarla, pero me costaba, en un momento lo miré y él desvió su mirada haciéndose el tonto, eso me hacía ponerme cada vez más nerviosa.

Franco: Che gorda ¿Querés que vayamos a tu casa así descansás? -pregunto mientras me acariciaba la espalda-

Me moría de ternura, el siempre se preocupaba tanto por mí, estaba a punto de contestarle pero Pato nos interrumpió.

Pato: Che...-dijo mirando a mi novio- Franco te llamabas ¿no?

Franco: Sí -asintió el con una sonrisa-

Pato: ¿De qué trabajas?

Franco: Soy médico, me encanta poder ayudar a la gente, salvar vidas -declaró mi novio orgulloso de su profesión-

Pato: Y ¿Cómo se conocieron? -preguntó el morocho con interés, se hizo un silencio en la mesa-

Franco: Nos conocimos cuando sus padres quedaron internados -contaba mientras acariciaba mi mano- Ella estaba sola y me quedé con ella hablando y haciéndole compañía, poco a poco nos íbamos acercado, ella me gustó desde el primer momento -decía con una enorme sonrisa- aunque creo que yo a ella no -dijo mirándome, Pato también me miró y yo solo reí, tenía ganas de ir a un baño y vomitar, que momento horrible- y nada, creo que con el correr de los días la supe conquistar.

Noches de abril (Pato y vos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora