Capítulo 52: Piedra libre

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Narras vos:

Mi cabeza estaba hundida en el pecho de Patricio, mis lágrimas mojaban su remera, mientras sus brazos me apretaban fuertemente hacia él. De apoco fuimos juntos hasta el sillón, donde intentó dejarme sentada y él se paró.

Vos : No, no, no me dejes -dije tirando de su brazo-

Pato: Pero voy a apagar la música.

Vos: No me dejes sola -dije con los ojos aguados-

Finalmente me ayudó a pararme y fuimos abrazados a apagar el estereo. Luego me alzó a upa, me llevó a mi pieza, donde comenzó a desvestirme.

Vos: Epa ¿Vamos a hacer el amor?

Pato: -Rió- No, vas a darte una ducha.

Vos: -Hice un puchero- Claro, ya no te parezco más linda. Es eso ¿No?

Pato: -Bufó y se mordió el labio inferior- No es eso.

Vos: Sí, sí lo es -se quebraba mi voz-

Pato: Hey -levantó mi mentón- no es eso, tenés que estar bien ¿Sí? - yo asentí y besó cortamente mis labios-

El resto del camino hacia el baño fue un poco complicado para el pobre Patricio, yo no paraba de decir incoherencias, además mis pasos eran lentos y torpes.
Cuando al fin llegamos al baño, abrió la ducha y me metió en ella.

Vos: Pato el agua está fría -me quejaba-

Pato: Eso ya lo sé. -suspiró-

Vos: Mala persona. -Patricio rió ante mi comentario-

Como mi estado no era el mejor, resvalé y casí me caigo, aunque unos brazos lo impidieron. Pato terminó dentro de la ducha conmigo, mojando toda su ropa y un escalofrío recorrió su cuerpo.

Vos: Te dije que estaba fría el agua -reí, quizas fue la primera risa sincera en todo el día-

Rió conmigo, me tenía sostenida de la cintura. Nuestras miradas se encontraron, me perdí en la profundidad de sus ojos ocuros, por un momento, pude ver en ellos, el mismo amor que yo siento por él. Una de sus manos acarició mi rostro con ¿ternura? O eso me pareció. Acerqué un poco mi boca a la suya, hasta que finalmente sus labios capturaron los míos, formando un suave beso. Se sentía distinto a los besos anteriores. Con el correr de los minutos el beso lo profundicé un poco más e intente, inutilmente, sacar su remera.

Pato: Pará, pará -dijo sobre mis labios- Ahora no.

Yo asentí con mi cabeza como si de un robot se tratase, me sentía un poco descolocada por lo de recién. Me giró un poco, quedando de espaldas a él y comenzó a ponerme shampoo y lavarme el pelo. Una vez que terminó, me sentó en la ducha.

Pato: Quedate acá, voy a buscar unas toallas.

Hice un gesto de aprobación con mi cabeza y salió. Se sacó su ropa, se secó él primero, para después ayudarme a salir de la ducha y secarme a mi. Me sentía una nena de nuevo. Pasaba el toallon con mucha delicadeza, por cada parte de mi cuerpo.
Caminamos juntos a mi habitación, donde me entregó la parte inferior de mi ropa interior y una remera. Corrió las sábanas, nos acostamos, apollé mi cabeza del lado de su corazón, nuevamente algunas lágrimas comenzaron a salir.

Pato: ¿Que pasó? ¿Me querés contar?

Vos: La extraño mucho -suspiré mirando un punto fijo- me siento tan sola... -dije llorando-

Pato: Shh, no llores más -acarició mi cabeza- yo ya estoy acá con vos. -Alcé mi vista y nos miramos- ¿Dormimos? ¿Te parece?

Finalmente me quedé dormida sintiendo los latidos del corazón de Patricio y sus caricias en mi espalda.

Noches de abril (Pato y vos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora