¡BRANDO EL UNICORNIO!

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Pasé a buscar a Sarah ya que su auto se averió.

Toqué el timbre de su casa y me atendió su sexy hermano (el que nos llevó la comida al cuarto de Sarah aquella vez).

-Hola- dijo examinandome de arriba a abajo.

-Hola- dije nerviosa.

-¿Buscas a Sarah?- preguntó sonriéndome.

-Si- dije mirando por detrás de su hombro, Sarah estaba detrás de él.

-¡Estoy lista!- dijo contenta.

-Okey, vamos- dije observando lo que mi amiga llevaba puesto.

-Diviértanse- dijo su hermano.

-¡Gracias!- gritamos las dos y nos subimos al auto.

Arranqué el auto y nos fuimos directo a la fiesta.

Yo llevaba puesto una blusa de color blanco que decía "Metallica" en letras negras, unos shorts ya que hacía calor y no faltaban mis amadas convers negras. Sarah llevaba puesto una blusa al igual que yo pero ésta era roja y no decía nada. Tenía puesto unos jeans y obviamente unas convers. Tenemos gustos iguales y eso me encanta.

Llegamos a la fiesta y se podía sentir el piso vibrar de tan fuerte que estaba la música. Habían luces de todos colores y vasos tirados por todos lados.

Nos dirigimos a la puerta y entramos. La casa era enorme y estaba repleta de gente. Nos metimos entre la multitud tratando de pasar y nos encontramos con David.

-¡Hey!- nos gritó ya que la música estaba muy alta.

-¡David!- grité y lo abracé.

-¿Cómo estan mi ameas?- dijo demasiado borracho.

-Ay David, estas en pedo- dijo Sarah mirando como se tambaleaba.

-¿Qué? Noo- dijo y rió.

-Ya, deja eso- dije sacándole la botella de su mano.

-Okey okey, como digan- dijo alejándose de nosotras.

-Vamos en busca de unos tragos- dijo Sarah agarrándome de la muñeca y llevándome hacia el chico que servía los tragos.

-No tomaré demasiado, sino termino peor que David- dije y Sarah rió.

-Chico, danos lo mejor que tengas- dijo Sarah divertida y la miré seria. Iba a terminar con un pedo bárbaro.

-Gracias- dijimos al ver que el chico dejaba dos vasos en frente de nosotras. Sarah me miró con cara de pícara y rodé los ojos.

-Vamos, es una fiesta hay que divertirse- dijo tratando de convencerme de tomar ese trago raro.

-Mm...- dije pensándolo.-Está bien...- dije suspirando.

-¡Eso! Vamos a la cuenta de tres- dijo Sarah.

-1...- comencé a contar.

-2...- siguió mi amiga.

-¡3!- dijimos las dos al mismo tiempo y bebimos de una vez sola aquella bebida. Era tan fuerte que raspaba mi garganta al tragarla pero ¡me encantó!

-¿Que te pareció?- preguntó mi amiga.

-¡Me encanta!- grité entusiasmada, quería otra.-Chico, traenos dos más- le pedí y me guiñó el ojo.

Bebimos dos tragos más y no pudimos más. De repente apareció Aaron y rodeó a Sarah tomándola de la cintura y envolviéndola entre sus brazos.

-¡Aaron!- gritó Sarah contenta y se besaron.

La Música puede unir CorazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora