Una semana después...
—¿Te sientas a mi lado no?—me preguntó Sarah.
—Obviamente...¿pero David?
—Em...ya encontrará compañero—rió Sarah.
—Que mala—reí—pobrecito mi David.
—No es ningún santo.
—Es un santo.
—No. Y tu vienes conmigo y punto—me tomó del brazo y me adentró en aquel autobús que nos llevaría al campamento.
—Sí, señora—imité a un soldado.
Nos sentamos en unos asientos que estaban casi al fondo y a la izquierda. Sarah se sentó del lado de la ventanilla y yo del lado del pasillo. En los asientos de enfrente a nosotras estaban sentadas Emily y April, lamentablemente. A nuestra izquierda estaban sentados Matthew y Jake. Matthew decidió sentarse del lado del pasillo para estar cerca de mí. O eso creo. En los asientos de detrás de nosotras estaban David y Chase.
La secretaria comenzó a contar uno por uno para ver si estábamos todos, le hizo señas al conductor y éste arrancó el autobús. Las luces se apagaron y casi todos cerraron sus cortinas. Estábamos viajando de noche. Muchos inclinaron sus asientos hacía atrás listos para dormir pero yo no, no solía dormir mucho durante los viajes.
Miré hacia mi alrededor y me dí cuenta que Matthew me estaba observando. Me guiñó un ojo y sonreí. Apenas podía verlo porque estaba todo oscuro, a no ser por las pequeñas luces azules del pasillo del autobús.
—¿No piensas dormir?—susurró.
—No, si duermo no disfruto del viaje—me acerqué más a él para que me pudiese oír mejor— ¿Y tú? ¿No piensas dormir?
—Yo sí pienso dormir—rió.
Reí y me hundí en mi asiento.
—Pues duerme—me crucé de brazos y me hice la empacada.
—Shhh—intervino Sarah—aquí hay alguien que quiere dormir tranquila.
Matthew rió.
—Lo siento, Sarah—inclinó su asiento y se acomodó en él.
—Silencio, Sarah. Quiero dormir—dije y reí.
Sarah me dió un empujonsito en el brazo y negó divertida.
Comencé a aburrirme sola, no sabía que hacer. Miré hacia atrás para ver si David estaba despierto pero tenía los ojos cerrados. Dormilones todos.
Escuché el sonido de los dientes de Emily al comerse las uñas y fruncí el ceño. ¿Emily comiéndose las uñas? Parecía nerviosa. Hallé raro que no durmiera, ya que todos estaban durmiendo y no tenía con quien charlar. Pero tampoco me importó.
[...]
—Emily, ¿estás bien?—la voz de Matthew me despertó.
Casi todos estaban despiertos, menos Sarah. Odiaba eso, odiaba ser la única que dormía. Bueno, no era la única, pero era una de las pocas que dormía.
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La Música puede unir Corazones
Teen FictionBella es una chica amante de la música que puede tocar con facilidad muchos instrumentos y que posee una hermosa voz. Vive en España con su madre pero decide viajar a Hollywood, donde vive su padre. Allí irá a un instituto de música en donde conocer...