Capítulo 1. "Ojos miel"

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Entrar a clases después de un verano estupendo daba una sensación de tristeza y felicidad al mismo tiempo. Tristeza por el hecho de que ya se acabaron las vacaciones y felicidad porque al fin volvería a volver a ver a mis amigos después de meses.

Lo primero que vi cuando entre a mi primera clase del día, Biología, era una replica del cuerpo humano... Pero eso no era lo que me llamo la atención, era lo que tenia en la boca lo que realmente me dejo sin palabras e inmovilizada en el umbral de la puerta.

-No puedo creer que ya hayan hecho una de sus bromas.- Escuche la voz de mi mejor amiga detrás mio, empujándome para avanzar a nuestros asientos. Yo solo me reí por su cara de horror y la abrace. -¡¡Aahh!! Te extrañe mucho.

-¡Aahh! ¡También yo! -Nos reímos mientras nos separábamos.

-¿Y?- Me dijo ella, una vez que nos sentamos, con una sonrisa de oreja a oreja- Quiero todos los detalle de tu verano. Apuesto a que este año sí hay un chico en ellos.

Desde que corte con mi primer y único novio (oficial) hace 2 años, mi amiga trata de que salga y conozca mas chicos. Esa fue una de las etapas mas dolorosas para mi, pues yo no soy de las que con unas simples palabras, citas, caricias ya están de novia. Yo realmente tengo que enamorarme de esa persona. Si solo me gusta o "me siento bien con él", no me pongo de novia. Tengo que estar cien por ciento enamorada para que este en pareja. Por eso es que solo tuve un novio.

Puse los ojos en blanco y sonriendo dije - No exactamente Beth. Lamento desilucionarte. -Hice pucheros tratando de ocultar la risa.

Beth había sido mi amiga desde los 10 años. Pero después de tantas idas y vueltas, separaciones, llantos, decepciones, amigas falsas que trataban de separarnos... Por fin puedo decir que es mi mejor amiga desde los 15 años.

-Cuentame tu. -Deje mirandola y descubriendo que se había sonrojado- ¿Algo que paso éste verano?

-Mmm... Lo mismo de siempre, ir a la playa, comer en lugares caros y conocer personas que jamas las volveré a ver en mi jodida vida. -Dijo con una pequeña sonrisa. Pero pude ver sus ojos color verdes, brillantes, a través de sus gafas. Desde que la conozco, solo una vez las cambio, y era solo porque sus otras gafas ya le iban pequeñas. A mi me encantaban mas las que tiene ahora, encaja perfecto con su cara.

-Mmm... Ahí algo más - Deje mirándola fijamente con los ojos entrecerrados, poniéndola nerviosa.- lo veo a través de tus gafas. -Ella bajo la cabeza sonrojándose.

-Nada de otro mundo, conocí a un chico.

-¡JA! -Grite por la bajo.- lo sabia. ¡Quiero que me cuentes todo!

Pero justo en ese momento toco la campana, dando por hecho que comenzaron las clases.

-Salvada por la campana. - murmuró Beth.

-De esta no te salvas.- Dije mientras entraba el profesor junto unos cuantos alumnos, los cuales estallaron en carcajadas y algunos chocaban los cinco contentos por su broma. El profesor, conteniendo una risa, negó con la cabeza mientras se acercaba al cuerpo humano y trataba de borrar el "Aparato reproductor masculino" que le habían dibujado.

Cada alumno, todavía riendo, se iba acomodando en su asiento.
Un chico de cabello color marrón claro, rubio si lo vez en el sol, se aproximaba con una sonrisa que dejaba ver todos sus dientes blancos, que a su vez combinaban con su tono de piel pálida. La cual resaltaba más ya que vestía todo de negro, junto con una camisa desabrochada a cuadros de color rojo.

Se sentó detrás nuestro, junto a la pared, apoyo sus codos en la mesa y se inclino hacia delante, quedando entre nosotras dos. -Hola chicas. - Nos saludo sonando lo más "caballeroso" que podía.

-Hola Christopher! - Lo saludo Beth volteando para mirarlo a los ojos y mostrando su sonrisa de satisfacción. Él de dio un ligero golpe en la frente.

-No me llames así Elizabeth. - Dijo Chris haciendo resaltar su nombre completo. Beth lo fulminó con la mirada.- Tu comenzaste. - Dijo el chico abriendo como plato sus ojos color marrón y levantando las manos en modo de inocencia.

Antes de que Beth diga algo mas, dije- Hola Chris! - le dedique una sonrisa dulce.

-Ves Beth? Lia sí es una amiga de verdad.- Dijo "regañándole", ella puso los ojos en blanco y le saco la lengua. -Que hay princesa? Algo nuevo este verano?- Ahora la atención de los dos estaba puesta en mi.

Me encojo en hombros y cuando abrí la boca para contarles del chico de ojos color miel y pelo negro que conocí, el profesor Salas me interrumpió.

-Bueno. -Dijo tratando de llamar la atención de sus alumnos - Bueno días. Quiero decirles que me alegra la idea de que participen en clase, pero no de esta forma.- Cuando mire al profesor, estaba serio, muy pocas veces lo vi así. Desvíe la mirada y me fije en el cuerpo humano, tamaño real, que estaba detrás del profesor. Todavía no se le había borrado el "Aparato reproductor masculino" de la boca.

Unos cuantos chicos todavía se reían de la broma, incluso Chris. Su sonrisa resonaba detrás de mi.

Me voltee para mirarlo -¿Tu lo hiciste?

El sonrió y me dijo -Nop.

-¿Ayudaste? -Arquee una ceja. Me guiño el ojo y me dijo:

-Tal vez.

Entrecerre mis ojos y me voltee para poner mi atención al profesor que estaba hablando del programa de estudio.
Escuche la silla de Chris y al segundo lo sentí en mi oído -Luego me vas a tener que contar del chico que conociste, Lia. - murmuro y pude sentir su aliento.

Con el ceño fruncido me voltee confundida - ¿Que? - cuando lo vi él estaba recostado en su silla, con los brazos cruzados y su mirada fija en el profesor Salas.

-Sshhh- Chris también fruncio el ceño y puso un dedo en su boca -Si no te molesta, trato de prestar atención.

-Uuff. ¿Tú? ¿Desde cuando? -dije divertida.

El resto del día (y la semana) transcurrió normal. Profesores nuevos presentándose, alumnos nuevos diciendo su nombre completo y de que colegio/instituto venían y alguna que otra bromita por parte de los amigos de Chris hacia los profesores y alumnos nuevos. Pero las bromas no eran para nada agresivas, pues hasta los alumnos y profesores se reían.

Hace unos 3 años había unos chicos los cuales les gustaba molestar a sus compañeros. Pero hace 2 años Chris ,unos cuantos compañeros y yo nos cansamos y decidimos hablar con los chicos "problemáticos" y, después de un tiempo, ellos se dieron cuenta que teníamos razón y de lo estúpido que eran haciendo sentir mal a los demás.
Los chicos "problemáticos" se encargaron de que ya no se hiciera esas bromas tan pesadas ni se tratar mal a los compañeros y profesores.

La mayoría, ahora, eran amigos mios y de Chris. Bueno... Tal vez mas de Chris, ya que entre hombres compartían mas cosas y yo, en teoría era un poco mas reservada. Pero aun así, yo mantengo una muy buena relación con ellos. Claro, solo en el colegio.

Aunque algunos de los chicos, antes llamados problemáticos, ya se habían graduado, se seguía conservando esa ley de oro.

En multimedia Beth.
(Imaginen que tiene gafas)

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