El reloj de pared rezaba las seis y media de la tarde. Ya ambos estaban vestidos y la puerta destrabada.
—¿Volveré a verte si me voy ahora? —preguntó con la vista fija en la calle iluminada por el sol de la tarde.
—No me voy a ir a ningún lado —contestó, parándose a su lado, mirando el mismo punto muerto.
Él chasqueó la lengua y suspiró, para luego fregarse los ojos con el índice y el pulgar.
—Estaría mal —susurró.
—Sí... y no. ¿En dónde quedan el deber y la ética en estas situaciones? —respiró profundamente y lo enfrentó—. No tenemos que ser íntimos más que de palabra, si tú no quieres.
—No es justo que me des a elegir. Sabes que lo quiero todo. Contigo no hay grises, Lola.
Ella sonrió y se acomodó el cabello, alejándolo de su rostro.
—He sido Helena durante tanto tiempo... —con los ojos vidriosos por la nostalgia, le regaló una nueva sonrisa y lo obligó a enfrentarla—. Probemos ser amigos. Estaré para ti y para tu hija incondicionalmente.
![](https://img.wattpad.com/cover/38932712-288-k661988.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Bajo la piel
Любовные романыHay quién recomienda no hablar de trabajo en la primera cita. En el caso de Dolores, es ahí por donde debería empezar.