Con la espátula giró el pancake para luego volver a mirar a sus sobrinas.
_ Entonces, ¿pretendéis que podéis interrogarme?_ dijo, mientras levantaba una ceja.
_ Por supuesto que no tía Iris._ le respondió Roxán, tomó uno de los pancakes que estaban en el plato._ Solo queremos hacerte unas preguntas. Eres la única de la familia qué respondería.
_ Entonces quereís interrogarme._ confirmó Iris.
Quitó el pancake del sartén y lo colocó en el plato, luego, le dió un golpe a su sobrina en las manos por tocar la comida con ellas.
_ Por favor, no lo mires de ese modo. Solo queremos que nos cuentes qué sucede._ pidió Claudia. Iris se volvió hacia ella, la miró con admiración, una pequeña niña que ansiaba saber sobre ella misma. No todo el mundo era capaz de querer conocerse a sí mismo, algunos temían a lo que fuera que pudieran descubrir, que lo que sea que estuviera en su pasado fuera más horrendo de lo esperado. Ella era de ese modo, no se atrevía a mirar su pasado, no quería conocer de dónde venía.
Pero de todos modos le era imposible contarle a esa pobre criatura lo que había sucedido, por más admiración que su sobrina le causara, no era capaz de revelar un secreto que las únicas personas que tenían derecho a contar se lo llevaron a la tumba.
_ Mire como lo mire, es un interrogatorio. Pequeña._ le dijo con dulzura._ Asi que no espereis nada de mi. ¿Ya hablasteis con Lucas o con John? Ellos seguramente deben de saber más que yo sobre ese papel.
Claudia negó, ladeando su cabeza lentamente. Miró sus manos, decepcionada de sí misma. Estaba segura de que la tía Iris sería la persona indicada a la cual preguntar. Llevaba más de una hora intentando convencerla, le había explicado lo sucedido, había compartido su secreto con ella y espero de ella una respuesta, pero Iris no desistía de su respuesta. Había puesto excusas y en un momento dado, se dirigió a la cocina para hacer pancakes.
_ Si te niegas en contarnos, eso quiere decir que algo va mal con ese papel._ dijo Roxán, comió del pancake que ya tenía en su mano y miró divertida a su tía. Iris la fulmino con la mirada y luego le sonrió.
Claudia levantó el rostro para ver la expresión de su tía ante estas palabras. Esperanzada de que le permitiera saber y poco más de su existencia, pero de todos modas sabía, que Iris no era ese tipo de persona.
_ Si tanto quieren jugar a los detectives, no sería divertido si les dijera toda la verdad en el primer interrogatorio._ Iris se volvió al asalten para continuar con su trabajo de hacer pancakes, escuchando como la mayor de las dos chicas, refunfuñaba.
_ Entonces por lo menos deberias de darnos una pista._ pidió Claudia, al mismo tiempo que Iris volvía a colocar otro pancake en el plato.
Iris sonrió, con la sonrisa más sincera que pudo salir de ella. Le dedicó una extraña mirada a Claudia, le sirvió los pancakes a ambas con miel de mafle, como solía hacerlo cuando eran solo unas niñas. Luego habló esperando que ninguna les prestara atención, lo cual no fue así, porque Claudia estaba atenta a cada uno de sus movimientos.
_ El lado izquierdo es donde siempre está oscuro._ y esas palabras quedaron grabadas en la mente de Claudia.
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- ¿Qué demonios quiso decir con eso?- pensó Claudia, sintiéndose mal por haber usado ese tipo de vocabulario en sus pensamientos. La abuela le solía decir que una dama no tenía porqué usarlo, pero, tal vez si lo usaba para sí misma no tendría ningún problema. De todos modos nadie más podía escuchar sus pensamientos más que ella.
Pero nada de eso era lo importante ahora. Tenía que concentrarse en un solo pensamiento para poder volver a su yo original, y tenía que responder todas las preguntas que surcaban en su cabeza, no podía dejar ni una sola de ellas sin contestar.
Sin embargo no había manera. Pensar en el misterio de aquella nota, era pensar en la abuela, pensar en su madre, pensar en el pasado que nunca le había importado hasta ahora.
_ El lado izquierdo es donde siempre está oscuro._ murmuró para sí, viendo la foto donde había encontrado la nota apoyada en el piano con un nuevo portaretrato.
Claudia levantó la tapa del teclado y comenzó a tocar una de las muchas sonatas que conocía de memoria. El desig de la dama, una hermosa composición de Frederic Chopin comenzó a sonar en el piano y toda la casa entró en silencio de repente, incluyendo los pensamientos de Claudia.
Se encontró a sí misma en la música, y, mientras pensaba en cómo cumplir su deseo, no se dio cuenta de la presencia de Raphael en la habitación.
_ Solias sonreir cuando tocabas el piano._ comentó este, haciendo que Claudia se sobresaltara y equivocara las notas. Un sonido extraño salió del piano debido a la sorpresa.
_ ¿No sabes tocar?_ preguntó ella con ironía. Rapha le sonrió.
_ Lo hice, pero estabas sumergida en el siglo dieciocho y me ignoraste._ Claudia no hizo más que asentir ante su respuesta.
Rapha se acercó a ella, apoyó su cuerpo al piano. Se veía muy bien en esa posición, su cabello rubio desordenado y con mirada divertida. Sus ojos eran del mismo azul de toda la familia, el mismo azul que todos habían heredado del abuelo. Todos menos ella. ¿Por qué eran tan diferente en todos los aspectos? El cabello, los ojos, la actitud, la manera de vivir. Era como si no fuese de la familia, como su lo único que la uniera a sus primos y a sus tíos era el hecho de que la abuela le había dado aquel apellido. Como si ella hubiera llegado a esa casa de la misma manera que lo había hecho Iris.
_ Ya ha pasado un mes._ informó Rapha sacándola de sus pensamientos.
_ Eso no es algo que quiera escucha._ le replicó ella ofreciéndole la sonrisa más falsa que pudo haber hecho. Un mes sin ella, para Claudia solo parecía un sueño. Mejor dicho eso ella había decidido pensar, que tan solo era un sueño.
_ En una semana tendremos el receso de primavera en el instituto. Estuvimos hablando con Johnson y pensamos hacer un viaje entre nosotros. ¿Te gustaria venir?_ Raphan echó a un lado a Claudia del banquillo del piano y se sentó junto a ella. Mientras jugaba con las teclas del piano empezó a tocar una melodía de una canción que ella ya le había escuchado cantar antes, algo sobre un hombre que cometió errores con su novia, era hermosa, pero Claudia no la conocia del todo.
_ ¿A cuales nosotros te refieres?_ preguntó ella sin dejar de observar los movimientos que ejercía su primo en el piano.
_ Me refiero a nosotros, toda la tercera generación incluyendo a Miguel y Rodrigo._ Rapha dejó de tocar y miró a su prima con una sonrisa divertida._ No me agrada la idea de que Milton y Johnson nos acompañen pero ya sabes que nunca nos dejarían ir sin un ''adulto responsable''. Y por adulto me refiero a Johnson y responsable a Milton.
Claudia soltó una risita divertida al escuchar la insinuación de su primo. No estaba del todo equivocado, los más cercanos hacer adultos eran Johnson, Milton, Nicholay y Gustavo, pero ninguno, a excepción de Milton, se comportaba como uno. Ni siquiera Johnson que era el mayor de todos lo hacía.
_ ¿Y a dónde vamos?_ preguntó Claudia con un nuevo cambió de humor.
_ Iremos a Berlin._ dijo Rapha y los pelos de la piel de Claudia se erizaron.
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Hola, hola, hola...
Nuevo Capítulo. A decir verdad estoy muy emocionada con esta historia, es el tipo de historia de misterio que siempre he querido escribir. Pero esto no tiene nada que ver ahora.
Se que me extrañaron, les pido que me perdonen por tardar y Please comenten, quiero ver sus comentarios.
Disfrutenlo.
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El secreto de mi abuela
Teen FictionClaudia ha vivido una vida de aislamiento y soledad. Sin embargo, con la muerte de abuela, quien era su único ejemplo en la vida, Claudia va descubriendo cosas de las que aparentemente nunca se había tenido de enterar. Junto a sus primos y con el en...