El Moro

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Extraña. Era la unica descripción que era capaz de darle a aquella situación.

Estaba sentado en el sofá de terciopelo color beige de la sala de estar de la casa de los mellizos Rochesterd. Por alguna extraña razón estaba nervioso o quizás debería decir que la mirada inspectora de John Rochesterd era la razón de su nerviosismo. Nunca confiaría en una de las "ingeniosas" ideas de Milton nunca más.

_ Es cierto que tu familia y la mía son cercanas, pero esto es ridículo._ el señor Rochesterd le lanzó una mirada laziba._ ¿Qué te hace pensar que diré que si? No es que me importe mucho, pero lo que pides va en contra de mis principios.

Karla se sentó junto a su marido y le sonrió de manera divertida, tocando su hombro mientras hablaba.

_ ¡Oh vamos John! Solo iran al cine, no hagas las cosas tan complicadas.

John rodo los ojos y se cruzó de hombros, esquibando la mirada de insistencia de su esposa. Ella parecía ser la unica que lo hacía dejar atras sus principios.

_ Raphael y Samuel también irán con nosotros._ se apresuró a decir,  antes de que el hombre malinterpretara sus inteciones y le pidiera a su padre un compromiso serio. Se escuchaba algo exagerado, pero así eran las cosas entre las familias con un poderoso linaje.

_ Esa es la razón por la que me parece sospechoso. ¿Si ellos irán por qué iras tú?_ esas fueron palabras irientes._ Deberían dejar de perder el tiempo haciendo este tipo de cosas y estudiar. Estas apunto de terminar la preparatoria. ¿No piensas ir a la univerdad?

Una pregunta que estaba de sobra. No solo iría a la universidad, sino que su padre ya la habia pagado por adelantado, dado por hecho la carrera que estudiaria y preparado el puesto que ocuparía en las grandes empresas. Y todo eso hace 18 años.

Ahora la que rodo los ojos fue Karla, mientras Drake hacia todo lo posible por mantener la mirada fija en los ojos azules de John Rochesterd.

_ Ya estoy lista._ la dulce voz de Claudia hizo que Drake girara la cabeza en su busqueda. Ella bajaba las escaleras elegantemente mientras sostenía el pasamanos. Su tacones provocaban un débil sonido con cada paso, como si no estuviera usandolos. Pero eso no fue lo que dejó sin habla a los presentes, sino la hermosura de la pelinegra.

Llevaba un vestido azul celeste liso, el cual llegaba un poco mas arriba de sus rodillas, con mangas hasta sus codos y unas botas de tacón negras. Aquel vestido hacia que sus ojos se vieran mas oscuros, como un azul marino lleno de adrenalida. Drake no tubo que preguntar, solo con ver sus ojos pudo darse cuenta que ella estaba tan nerviosa como él.

Después de todo harían algo considerado como delito. Ayanarían una propiedad privada.

_ No have falta que digas que si._ la discusión de Karla y John no provoco que él apartara los ojos de Claudia. Estaba de pie sin haberlo notado, mirando enbobado como ella jugaba con sus manos con nerviosismo._ Ya esta vestida. Pretendes dejarla vestida cuando ya estan todos listos...

Ambos hablaban, pero él no los escuchaba. Un minuto después los mellizos bajaron por las escaleras mientras discutian sobre la pelicula que verían.

_ No te sorprendas de lo que escuches._ su susurro erizó su piel, no esperaba que ella se acercara tanto a él como para hablar en su oido, mucho menos que aquellos tacones le permitieran alcazar su estatura._ Ya sabes como puede llegar a ser esta familia.

Asintió, sin encontrar otra manera para responder.

_ Entonces nos vamos._ Rapha se puso entre ambos y tomo a su prima de la mano. Se dirigió a la salida cuando la voz de John lo detuvo.

El secreto de mi abuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora