Estaba gritando. Y ella sabia que si gritaba era porque estaba muy enojado. Siempre serio y distante, pero al final gritaba al enojarse como todo ser humano.
Sin embargo, los gritos eran tan frustrantes que Claudia queria interrumpir.
_ No se te ocurra._ Sam la tomó del brazo, instalandola nuevamente en la cama. Ya no había necesidad de escuchar tras la puerta, los gritos se escuchaban por toda la casa._ Si vas se pondrá peor.
Claudia se sentó en forma de indio en la cama, respiró profundo y trató de contener su enojo. "Manten la cordura de tus sentimientos" la abuela le solía decir, pero ella nunca aprendió esa lección.
_ No tiene ningun derecho a gritarle.
_ No es que fuera la primera vez._ Rapha se sentó junto a ella, sacudiendole el pelo como si fuera mas pequeña que él.
Cierto, no era la primera vez. Estar con un hombre como Jhon Rochesterd era algo que pocas personas podrían soportar, al igual que aguantar sus gritos. Amarlo, era algo imposible para una mujer; pero no para Karla, quien a pesar de que era tan distinta a él, podía ser tan cruel e ingeniosa como él. Por eso le amabama, por eso ambos estaban juntos. Ambos tan burocratas e ingeniosos que habian creado su propia industria fuera de la que sus padres le heredaron. La diferencia era, que Karla podia ponerse en los zapatos de los demás, tomar en cuenta los pensamientos de otros, y como toda mujer, comprender a sus propios hijos.
John era distinto a ella en cuanto a ese tipo de cosas. Siempre admiro a su padre, y hacia cada cosa que el le dijera. Como aceptar un matrimonio forzado, o encerrar en la calcar a un inocente. Para John, su forma de ver las cosas era lo unico que importaba. A Karla, quien se caso por arreglo matrimonial, nunca le molesto contradecirlo; siempre le parecio divertido llevarle la contraria y hacerlo enojar. Por eso, cada vez que John la citaba en su despacho para gritarle, ella simplemente se sentaba frente a su escritorio sonriente. Sintiéndose victoriosa de haber arruinado sus planes.
_ ¡Y crees que es divertido! ¡Mis hermanos me odiaran! ¡Lucas va a matarme! Como se te ocurre hacer algo asi. _ John se levanto de su silla y miro con las orbitas deslocadas a su esposa. _ Diran que no puedo controlarte._ habló en un susurro muy propio de él.
Karla se puso de pie y gracias a los zapatos de tacon pudo estar al mismo nivel de estatura que su marido.
_ Pero si es la verdad, no puedes controlarme. _ dijo con la misma sonrisa en su rostro.
Ambos debatieron entre si con miradas furminantes, durante largos minutos de silencio que Karla rompió usando palabras de las que nunca se arrepentirian.
_ Todo esto lo he hecho por el bien de ustedes. Claudia asiste a la escuela junto a todos los hijos de nuestros accionistas. ¿No crees que se enterarían pronto? ¿Qué crees que hubieran dicho sino se lo hubieramos dicho nosotros mismos?_ camino alrededor del despacho explicando sus obvias razones. _ Dirian que estamos ocultando algo, que Claudia es la obeja negra de la familia y que...
_ ¡Lo es!_ John interrumpió el monologo de su esposa con un grito en seco._ Es hija de ese mal nacido.
_ También es hija de Julia, y pesele a quien le pese es mas hija de la familia que cualquier otro.
La discusión estaba tomando otro rumbo, y Claudia no podia aguantar las ganas de atravesar las puertas que le impedían detener aquella absurda conversación.
_ Mamá sabe como lidiar con papá._ Rapha le explicó._ No tienes nada de que preocuparte.
Claro que no había nada de preocuparse, lo peor que podría pasar era que Karla le sacara toda la historia a su marido y se enteraran - tanto ella como Claudia- de la verdadera historia de los sucedido con Julia.
John se acercó a su esposa, los nervios desemfrenados, cordura fuera de si; pero lo sufisientemente consciente para saber lo que decía.
_ Ese no es el problema aqui. Lo que hiciste estuvo mal, lo hiciste sin mi concentimiento y no permitiré ser la burla de los demás por esto.
_ ¿Qué tiene de malo presentar a tu sobrina?
John perdió los estrivos nuevamente y gritó a su esposa.
_ ¡Ella no es mi sobrina! ¡Es hija de un maldito asesino!
Claudia, que habia tocado la puerta para entrar y sin recibir respuesta habia decidido abrir la puerta y interrumpir la conversación; lamentablemente, lo hizo en el momento menos indicado.
Karla la vió atravesar la puerta, con los ojos brillozos y los nervios a flote.
_Yo... yo... _ tartamudeó, tratando de contener las lagrimas.
_ ¡Claudia!_ Karla gritó sorprendida e intentó acercarse a ella, pero Claudia corrió lejos del despacho de su tío, atravezando a sus primos en el pasillo que pretendian rescatarla. Escaleras abajo, pasando por alto a Luz que por primera vez la miró con la cabeza en alto y finalmente atravesando las puertas lejos de aquella casa.
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Volvió a llamar a la puerta, esta vez un poco mas calmada, esperando que la joven le abriera. Pero Claudia estaba tan fuera de aquella realidad, que ni siquiera escuchó cuando los gritos desesperados de Mirna en busca de respuesta llenaron el primer piso de la mansión. Su cabeza estaba fuera de aquel mundo, sus pensamientos iban mas allá de la luna, toda ella estaba fuera de la masion Rochesterd.¿Quién podría culparla? Su mundo era una pesadilla, cualquiera en sus cinco sentidos quería escapar de él. Primero sus padres mueren en un, lo que para Claudia se había convertido, supuesto accidente. Luego su abuela, quien la habia criado y acogido, muere. Y ahora descubria esto. Su padre, a quien nunca conoció, un asesino.
Cuando escucho a su tío decir aquellas palabras, no pudo evitar huir. No porque estuviese enojada o le sorprendiera aquella noticia, despues de todo no conoció a su padre y no le sorprendia no saber una que otra cosa de él. Simplemente se sintió avergonzada, incapaz de mostrar su rostro a algun miembro de su familia. Mirna incluida. Sin embargo el unico lugar al que fue capaz de huir fue a la mansión Rochesterd, y una vez allí se encerró a si misma en el cuarto de su abuela.
_ Por favor pequeña, dime que te sucede._ Mirna volvió a tocar a la puerta, y finalmente rendida añadió._ Sino me dirás nada esta bien, pero por favor come lo que te subire en un instante.
Sin esperar respuesta, Mirna se marchó escaleras abajo para preparar algo de comer a la heredera de la casa.
¿A quién habra asesinado? ¿Habra sido un accidente? Y si no lo fue, ¿por que lo habra hecho? ¿O simplemente John haba mentido? No. Por alguna razón Claudia estaba segura que el había dicho la verdad. John tenia tanto resentimiento en su voz, que era imposible dudar que no sintiera ese odio hacia el padre de Claudia. Ya lo había demostrado varia veces, hasta el punto de odiarla a ella misma. Pero, ¿acaso tdos sus familiares se sentian de esa forma hacia ella?
Si era asi, no tendria fuerzas para volver a mirarlos a la cara.
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El secreto de mi abuela
Teen FictionClaudia ha vivido una vida de aislamiento y soledad. Sin embargo, con la muerte de abuela, quien era su único ejemplo en la vida, Claudia va descubriendo cosas de las que aparentemente nunca se había tenido de enterar. Junto a sus primos y con el en...