Si tu me lo permites

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_ ¡Y una enorme pizza de chocolate!_ Kyara le gritó al telefono.

_ No existen las pizzas de chocolate._ le recordó, pero ya era muy tarde, ya había corgado el telefono._ No creo que traigan nado de lo que pediste.

_ Lo traeran, porque soy la reina del mundo._ declaró ella y él rodó los ojos. Esta si que no tenía remedio.

Claudia salió del cuarto de baño. El vestido plateado que Roxan le habia obligado a ponerse habia sido sustituido por unos enormes pantalones azules de lana para dormir y una camiseta gris dos tallas mas grande que ella. Le sorprendió ver su ropa de dormir, tenía que admitirlo, esperaba encontrarla con un camisón de seda o un pijama con moños, pero verla con algo común y corriente no era lo que esperaba de una niña educada bajo las reglas de la monarquía.

_ ¿Por qué me miras?_ preguntó ella, delantandolo delante de Kyara.

_ Te queda bien._ fue todo lo que dijo, para que no prestara mucha atención al hecho de que la estaba mirando.

_ Entiendo que Kyara se quede en mi habitación, pero ¿por qué tienes tu que estar aqui?_ preguntó ella, secando su cabello con una de las toallas blancas que el hotel provenia en los baños.

_ Pues porque no sabrias que hacer con una niña pequeña._ replicó. Obviamente si que sabria, lo habia notado desde el momento en que corrió hacia Kyara en el club. Claudia sería una madre perfecta, pero no queria dejarla sola con la pequeña, si algo malo sucedia, queria compartir la responsabilidad con ella.

_ Tú tampoco eres un experto que digamos.

Agradeció que Kyara fuera incapaz de entenderlos cuando hablaban en ingles, porque, cada vez que comenzaban a discutir Claudia pretendía decir alguna palabra indebida y romper el cello que había puesto a su vocabulario inapropiado.

_ Pues no lo soy. _ le espetó él._ Pero me quedaré.

Claudia rodó los ojos, y él lo sabía, esa era la señal de que se rendía, la que decia que no discutiria con él sobre el tema. Antes de que pudiera agregar algo más a su absurdo debate, sintió un peso caer de repente sobre su espalda y al girar se encontró con los ojos avellana de Kyara que sonreian traviesos. Le lanzó una mirada dura para que se apartara, pero la pequeña ni se inmuto. Al parecer se habia hecho la idea de que sus miradas no iban en serio, a pesar de haber reaccionado a ellas la primera vez, Kyara ya no se asustaba de él.

_ Saukerl*._ dijo en alemán y Drake abrió los ojos de par en par.

_ Eres una niña muy pequeña para saber ese tipo de palabras._ le replicó él, pero la pequeña habia comenzado a hacerle cosquillas poniendo las manos en su abdomen, mientras se mantenia colgada de él con las piernas en su sintura. Parecia un mono pegado a él y en vez de llegar a hacerlo reir, solo provocaba que se enojara mas.

_ Kyara, ha llegado la comida._ informó Claudia y fue cuando la niña salió disparada de su espalda para correr junto a la pelinegra que estaba abriendo la puerta para el mozo.

El joven hombre tenia el pelo rubio, vestia una camisa blanca y un chaleco formal negro que hacia juego con sus pantalones y con el moño que colgaba alrededor de su cuello. Drake juraria que era de gancho, despues de todo el habia usado de esos tambien durante su adolescencia, cuando habia decidido rebelarse contra su padre y se negaba a vestir de etiqueta.

Cuando el joven aleman entro a la habitacion arrastrando el carro con los platos y la comida, no tuvo ningun reparo en mirar coqueto a la bella chica de ojos azules que sostenía la puerta para él. Luego la niña de pelo rojiso le arrebató sin previo aviso el carro y lo arrastro hasta dentro de la habitacion, pero aquel repentino asalto no lo distrajo para apartar los ojos de Claudia.

El secreto de mi abuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora