5. Cancha Weasley

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Alice había escuchado atentamente a Fred lo que decía acerca del campo donde suelen pracitcar, dicen que no hay muchas personas cercas, no hay casi nadie, tan solo los Lovegood pero muy alejados a su casa.

La primera vez que subieron se dividieron en dos equipos, Harry y Ron, son uno y George y Fred otro, dos guardianes y dos cazadores. Bastante aburrido, pero Alice podía mirar algo diferente, era su cierta atracción al pelirrojo con el que estaba molesta, también miraba a Harry, había crecido un poco mas durante las vacaciones a punto de Alice.

La siguiente tarde, después de una buena platica de los días de juventud de la señora Weasley, Los gemelos, Ron, Harry, Ginny y Alice, subían nuevamente a jugar, pero esta vez. Ambas jugarían, y Alice estaba ansiosa de burlar a Fred durante un momento. Tal vez y ha Harry.

—Alice, no quiero estar con Harry —dijo Ginny penosa, Alice asiente y se pone  con Ron y Ginny.

—No creen que es injusto, Alice es la única que juega, pero... —decía Fred.

—No me tengas lastima Fred, les haremos moler el polvo.

Algo extraño entro en la cabeza de Alice, se sintió extraña. "Es peligroso regresar a Hogwarts... no regreses a Hogwarts"

—¡Alice! —exclama Ron. Alice se pone tieza viendo que Fred lanzaba su primer tanto.

—Ups... me desconcentre.

—Vamos Ginny, todavía no perdemos.

Alice pega con fuerza el piso, y toma la Quaffle, lanzándosela a Ginny, que cuando esta por dar el tanto se congela, creo que Harry la abra intimidado. Alice dio un golpe en el aire, pero Ron paro limpiamente la quaffle, haciendo a Alice sorprender. Ron se le pasa a Ginny, quien se la pasa ha Alice, recuperando su orgullo y logrando marcar un tonto.

—En tu cara —dice Alice, señalando Fred.

***

Despues de varias tardes, todos los días de salir a jugar Quidditch, Alice entreno a los gemelos en cierta forma, referente a su bateo y su manejo de la escoba, pareciendo balas en la cancha.

Llego un momento, en que los gemelos se olvidaban de que Alice era una niña de 11 años, ya que empezaban a echarle codazos sin piedad, además de unos buenos empujones, y ese ultimo de la tarde hizo a Alice, lanzarla hasta un pequeño estanque o lago, era bastante extenso.

—Alice —empieza Fred a llamar a la castaña —, lo lamento mucho —pero Alice sufrio varios raspones en las rodillas —, perdona, enserio, perdona —se disculpo Fred, incorporando a la castaña, que estaba tiesa por el dolor que recorria la zona.

—Alice —dijo Harry preocupado —, ¿Estás bien? 

—Ven sube a mi espalda.

—No, puedo yo sola —replica Alice enfadada, caminando como pingüino, sin flexionar las rodillas, y aceptando la mano de Ron, para subir la colina.

—Mi mamá nos va ha matar —dice Ron sufirendo el dolor de su amiga.

—Dire que me caí mientras íbamos. Vamos que me muero de hambre.

Cuando llegaron. Se sentaron y la señora Weasley se sorprendio al ver las rodillas rojas de Alice con la sangre escurriéndole.

—Te caíste, eso no te puede ocurrir en una caidita —dijo la señora Weasley, viendo la mueca de los gemelos.

—Fue...

—Meti mi pie en ese hueco, no nos habíamos dado cuenta, señora Weasley, no se preocupe.

—Bueno, vamos a comer.

—¡Pollo! —dicen todos emocionados.

—Gracias mamá, esta delicioso.

—¿Cómo lo sabes Ron?

—Me moria de hambre, y faltaba mucho para la comida, asi que... robe un poquito —dice Ron sonrojado. Alice mira a Ron divertida, este se sonroja mas cuando ve a la castaña.

—No me sorprendi que fueras tu quien roba la comida de la cocina.

Pero los gemelos son quienes se miran con complicidad.

—Todavia no entramos a clase, Percy, deberias relajarte un poco —dice la señora Weasley —. Chicos, cuando terminen de comer, lavar sus platos y recoger las vajillas, deben...

—Ya, mamá, no mas trabajos —suplican los gemelos.

—Deben hacer sus baules —sino fuera por la señora Weasley que lo recordara, Alice tenia tantas ganas de regresa ha Hogwarts, pero este lugar, era tan entretendio. Debería buscar regresar ahí mas seguido.

Alice se quedo a limpiar la mesa junto con Ginny. La pobre se veía bastante cansada.

—Sabes deberias ir a preparar tus cosas, yo lo termino.

—Alice, no...

—Vamos, te vez cansada, en un rato te alcanzo.

Mientras Alice metia sus libros al baúl, se quedo observando los libros de Gilderoy Lockhart, mirando fijamente la sonrisa con el color blanco sobresaliente y sus rizos perfectamente ordenados.

—No creo que hayas echo algo de aquí —dijo Alice cuando termino de leer el libro de un hombre lobo. Era fascinante la historia, el relato estupendo. Pero sabia que algo de que ese perfecto hombre, con sueños extraños, y metas igual de raras, no eran verdad.

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Alice y la Camara Secreta [AIH#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora