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- ¡Hey! ¿Bluetooth, te llevo? Como podrás ver, ya tengo auto. - dijo Alex con una gran y estúpida sonrisa en su rostro. Como verán, me sigue llamando Bluetooth.
      
      Efectivamente, tenía auto. La semana pasada había sido su cumpleaños. Sus padres le regalaron un auto negro, muy bonito la verdad. ¿Qué cómo lo sé? Somos vecinos, y se podría decir que soy muy curiosa.
       
      - No, preferiría caminar a subirme a tu tonto auto.
     
       Y justo unos segundos después de decir esto, sentí como caían más en gotas en mis manos. Agua. Más gotas de agua. Observé el cielo y vi que esas gotas eran solo el principio. Mire a Kate, que tenía un puchero pidiéndome que aceptara la oportunidad de viajar en un estupendo coche. Y de no mojarnos, por supuesto. Vamos, una patada a mi orgullo bien  dada.

- Agh, está bien.
      
      Abrí la puerta del auto para que Kate y Maggie pasaran. Cuando iba a subir Alex me detuvo.

       - No no, cariño. Tú te vienes al frente, no quiero parecer chofer.

       - No me digas cariño. – refunfuñé. Al hacer esto, por algún motivo, por mi mente pasó la idea de qué tal vez, a pesar de ya tener 17 años, mi actitud a veces puede ser la de una niña de 9.
    
       - Sube. – dijo Alex, con un tono amable. Creo que era amable, no parecía un tono burlón o demandante. Un tono amable fue el que usó.
   
      No quería subirme en el asiento del copiloto. No sé por qué, pero presentía que estaría incómoda. Pero también sabía que no podía negarme. Además, la lluvia empezaba a aumentar. Así que abrí la puerta del copiloto y subí.

      El viaje fue un poco callado. Que digo poco... ¡Bastante callado! Había un silencio que se empezaba a volver incómodo. Ni siquiera Kate me hablaba, y eso que ella solía molestarme siempre que me miraba hablando con Alex. No era que yo le hablará mucho, más que para pelear o defenderme. Pero Kate insistía en decir que yo le gusto a él y que a mí me gusta él. Eso es estúpido, nunca en la vida saldría con Alex. Es insoportable.

      Tampoco culpo a Kate por decir que me gusta. Aunque yo diga que eso no es así, así es ella. Sin piensa algo que ella cree cierto, será imposible sacarla de esa idea. Aunque a veces parecía como si aún me gustara. Aunque eso no era así. Ah, ¿dije aún? Si dije aún.

      Cuando conocía a Alex, no me agradó mucho. Era alguien inmaduro y a veces por intentar hacerse el gracioso, resultaba insoportable. Sé que la mayoría de niños son así. Pero Alex no era como la mayoría, era peor. Pero, en la ceguera de la infancia y su hermoso cabello pelirrojo, me comenzó a parecer más lindo de lo que me había parecido la primera vez. Aunque por muy lindo que me parecía, sus bromas me seguían pareciendo estúpidas. Su compañía me molestaba pero a la vez no. Bueno, no me molestaba cuando él estaba callado. Aunque eso raras veces sucedía. Y pasó el tiempo, y comencé a darme cuenta que no tenía sentido que me gustara alguien con quién apenas podía hablar porque me irritaba, alguien a quien prefería simplemente observar de lejos.

       Pero volviendo al incómodo viaje en auto...

       Kate decidió estar callada en esos momentos. Y el silencio seguía. Alex lo notó y puso música. Coldplay. Al menos tenía buen gusto en música. ¡Yellow! Al fin algo bueno éste día.

       Impulsivamente me puse tararear la canción por lo bajo. Mi queridísimo vecino me escuchó.

       - ¿Así que te gusta Coldplay? - me dijo con una vaga sonrisa.

       - Es muy precipitado suponer eso. - dije secamente.

      - Ja. A mi me encanta. Oye esto, ya viene mi parte favorita. ¡Siéntela!

Y entonces empezó a cantar.

- Your skin, oh yeah your skin and bones. Turns into something beautiful. You know, you know I love you so... YOU KNOW I LOVE YOU SO.

Dios, como amo esa canción. No pude evitar sonreír.

Antes De Morir (Completa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora