—Ahh, sí, Lou... más —gemidos desastrosos salían de los labios húmedos de Harry.
A los dos les pareció buena idea tener una sesión de besos y toques matutinos, pero una cosa llevó a la otra, y Harry se encontraba minutos después moviéndose descoordinadamente sobre Louis.
Se ve precioso en esa posición, sus palmas abiertas presionan el abdomen firme mientras su cabeza echada hacia atrás deja caer sus rizos en una hermosa cascada sobre sus hombros.
Pero para Louis no sólo sus gestos cargados de placer y su boca semiabierta dejando salir jadeos y gemidos ruidosos se llevaban toda su atención. Le fascinaba estar a contra luz porque la delicada silueta oscurecida muestra aquellos pequeños relieves que logran resaltar su divinidad. Contando con las alas desplegadas por las sensaciones, cargadas con plumas de belleza blanquecina, creaban una imagen digna de recordar.
Después de terminar con su acalorada sesión, los dos se quedaron recostados disfrutando de la compañía contraria. El sol aún no salía por completo y el frío se comenzaba a colar en la habitación. Louis cubrió sus cuerpos desnudos con un par de sábanas, ocultó a Harry dejando únicamente sus expresivos ojos verdes al descubierto, aquellas esmeraldas que brillaban con esa intensidad que lo cautivaba en secreto. Le sobraba tiempo para estar acostado unos minutos más, y malcriar un rato no debía faltar.
Louis perezoso acarició la piel suave de su espalda, la sensación de las esponjosas plumas le hacían cosquillas en la punta de los dedos y le sacaba risas juguetonas al rizado. Harry amaba ser tratado con tanta delicadeza, se sentía importante y que podía tener un lugar por primera vez. Un sitio donde no era pisado por los demás. Con la mano desocupada Louis pasó cariñosamente su pulgar por las rosadas mejillas y observó las facciones angelicales del ojiverde. En ese instante de tiempo se veía más pequeño de lo que en verdad era y su ternura salía a relucir sin impedimento.
Harry estaba sonrojado y adormecido como muchas de las otras veces al sentirse satisfecho y lleno de Louis, sentía la evidencia resbalar entre sus muslos y desaparecía entre las sábanas. Debería sentirse asqueado por todas las cosas que hizo en las últimas semanas, sin embargo, cada una de ellas las disfrutó sin ser forzado a nada.
—No me dijiste cómo es que sabes mi nombre si nunca te lo dije —Louis rompió el silencio, curioso cuando recordó ese pequeño detalle.
—Yo lo escuché del tipo enorme que nos encerraba —se encogió de hombros acercándose más al pecho donde estaba recostado.
—Buen- —la puerta doble de la habitación se abrió estruendosamente chocando a ambos lados de la pared. Los dos se sobresaltaron por la repentina intromisión.
Una figura vestida elegantemente de negro irrumpió en la estancia y se acercó rápidamente a la cama con pasos duros. Sus tacones se escuchaban por toda la habitación, incluso a ese ritmo se escucharían en el piso de abajo. Se notaba a kilómetros que estaba furiosa.
—¿Se puede saber por qué no te apareciste en esta última semana? —exigió molesta e irritada aquella abrumadora presencia. Un oscuro reconoció Harry.
—No tenía ganas de ir —Louis imperturbable se encogió de hombros —. Manejé todo desde aquí ¿cuál es el problema ahora? —preguntó relajado. Todo lo contrario de cómo se veía la mujer frente a él.
—No es suficien... —en ese preciso momento se dio cuenta de que no estaban solos— ¿Qué demonios haces con esto? —tomó las sábanas con su mano y las arrancó tirándolas al suelo. No le importó verlos desnudos, su mirada denotaba más indignación e ira.
Su cara asqueada fue lo que molestó a Louis. —Lo que haga con mi vida es mi problema, no tienes que meterte en ella —rodeó con sus brazos la cintura pequeña.
Harry tenía enterrada su cara en el hombro de Louis, tenía miedo de esa imponente figura que los miraba con aversión. La reacción correcta de su especie de rangos menores a los demonios, era esa que sentía en ese momento. No moverse de más, no mirarlos a los ojos. Por inercia desplegó un poco sus alas y los cubrió con ellas. No le daba vergüenza pasearse desnudo frente a Louis, de hecho, le encantaba ser un descarado si a cambio recibía esas miradas atentas de él, pero con otras personas era diferente y se sentía expuesto estando así.
—No dejaré que pierdas el tiempo con esto —inesperadamente tiró del brazo de Harry y lo removió de los brazos del castaño. En un segundo su cuerpo impactó contra el suelo de baldosas elegantes. Aquello hizo acabar con la paciencia de Louis.
—Lárgate —un susurro contenido de algo escalofriante se perdió en la habitación mientras sus ojos perdían el color azul y blanco. La oscuridad que lo llenaba se reflejaba en ellos. La iniquidad salía a flote junto con su instinto sádico que relucía.
Era la primera vez que Harry tenía miedo estando cerca de Louis. De él o de ella, no se aclaraba su mente para decidir a cuál temer. Gateó hasta la pared más cercana haciéndose pequeño para pasar desapercibido.
—¿Que infiernos te sucede? Tú los tratas de peor manera —inquirió desconcertada.
Louis se acercó a Harry y lo alzó en brazos, pero la resistencia que sintió lo perturbó. —No te quiero ver cerca de él.
—¿Acaso lo compraste, Louis? —preguntó molesta.
—Él es mío ahora y si lo vuelves a tocar las cosas resultarán diferentes, así que vete —apretó los dientes y las palabras salieron más como un siseo.
¿Qué rayos le había dado ese ser alado para que su pequeño actuara así? —Como sea —recompuso su postura—. Tienes que presentarte hoy a la junta, si faltas todo lo que hemos hecho este último mes se vendrá abajo y eso no lo permitiré.
No tenía opción de todas formas. —Ahí estaré —asintió con la cabeza receloso.
Los tacones se escucharon hasta desaparecer con el sonido de la puerta principal cerrándose. Ella no había actuado nunca como una madre, socio de negocios era más correcto. Sistemas diferentes era toda la explicación que tenía para su actuar.
Un suspiro aliviado se escapó de sus labios cuando volvieron a quedarse solos.
—Tenemos que ir, Adhara —Harry negó rotundamente—. Vamos, no te voy a dejar aquí ¿o acaso quieres estar solo?
—No —susurró aún asustado, esperando que quizá ella volviera.
—Bien, entonces tenemos que ir —lo puso sobre sus pies.
—Tengo miedo —se lanzó a los brazos de Louis nuevamente y rodeó su cuello para que no se alejara de él.
El castaño sonrió al ver que se comportaba de una manera muy incauta, como si él no viniera de la misma rama. Sentía a Harry asustado y lo comprendía porque él estaba un poco igual. Pero era más peligroso dejarlo solo, intuía de lo que era capaz su madre si algo no le gustaba. De hecho, él estaba programado para actuar igual, por eso lo sabía.
Si algo te estorba, deshazte de él. Ella le dijo alguna vez.
—Ella no te hará nada —levantó la barbilla de Harry con un dedo para que sus miradas chocaran—. Te lo prometo —aseguró sabiendo que eso haría.
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Mi Pequeño Ángel | Larry Stylinson AU
FanficÉrase una vez una estrella moribunda que dio vida en su agonía. Tres reinos fueron forjados, las tres tierras fueron llamados. Cada uno tuvo vida en su interior, las criaturas fueron hechas para otorgar equilibrio, sin embargo, tiempo después el cao...