Capítulo 24

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Louis tenía por la mañana una reunión significativa que requeriría de todo el día. Estaba inquieto y muy reacio a dejarlo solo.

Blake nunca le interesó como algo más que pasajero, sencillamente lo dejó quedarse con ellos por la petición del ojiverde, y después le pareció buena idea tener a alguien más para que el rizado no se sintiera solo cuando Zayn no pudiera estar con él.

Ahora que lo pensaba mejor, sabe que fue muy mala idea, mas no haría falta hacer algo más, ya que se marcharía al día siguiente, lejos de sus vidas.

Después de una corta ducha, terminó de vestirse frente al espejo sintiendo en su piel los rayos del sol que se filtraban de las cortinas. Antes de salir observó una última vez a Harry en medio de la cama. Viéndose tan pequeño y vulnerable envuelto entre tantas mantas y con el cabello revuelto, indudablemente precioso, no tuvo el corazón para despertarlo y decirle adiós.

Ya era demasiado tarde para retroceder en el camino, Harry se metió en su piel tan a fondo que sacarlo de su vida significaba perder su sensatez. Maldición, él únicamente fue aquella noche a buscar diversión y ahora tenía entre sus brazos una razón por la cual padecer.

Louis se dio tiempo a divagar unos días atrás, sintió de nuevo en su interior todo aquello extraño e inusual. Vio de nuevo a Harry con las estrellas reflejadas en sus inquietos ojos, y por amor al infierno, él nunca había dicho algo así a nadie, sin embargo, lo diría las veces que Harry necesitara oírlo. Jamás se arrepentiría de decírselo y menos con la incongruente sonrisa que se formaba en sus labios con la sola excusa de verlo sonreír.

Colocó un suave beso sobre su pálida frente antes de irse. Volvió la mirada una vez más desde el marco de la puerta y sintió una opresión en su garganta. Fue algo tan intenso y fugaz que hizo vacilar sus pasos. Esa pequeña molestia lo ancló a su lugar, se sintió mareado y sosteniéndose de la madera vio hacia la cama. Regresó a Harry sin saber el porqué estaba seguro que eso tenía que ver con aquel de sonrisas tímidas.

Tomó una profunda respiración, calmó su mente y relajó su cuerpo con la intención de desentumecerlo, en ningún momento quitó su mirada de Harry y en silencio prometió regresar lo antes posible.

(...)

El olor a café guio a Blake hasta la cocina en la cual encontró a Harry dándole la espalda.

—Hey —Harry se volvió hacia él cuando lo escuchó entrar y le sonrió dulcemente— ¿Quieres desayunar?

—Mhm —Blake se encogió de hombros sentándose en un taburete de la isla— ¿Dónde está Louis? —preguntó casualmente mientras tomaba una manzana de un cuenco y le daba una mordida.

—Se fue temprano —vació la mitad de huevos revueltos sobre un plato de porcelana blanca y el humeante resto pasó al segundo.

—Quizá llegará tarde hoy —Blake dio otra mordida y el chasquido de la fruta siendo rota se mezcló con el sonido de los platos que utilizaba Harry.

—Louis a veces llega tarde porque tiene trabajo —siguió sirviendo el café en las dos tazas a juego sin tomarle más atención a su comentario.

—Todos tienen secretos, gustos extraños que viene por defecto, preferencias por convicción —Blake se inclinó en dirección al rizado llamando su atención con ese pequeño gesto. Él continuó hasta que Harry dejo la jarra sobre la isla y asintió con el ceño fruncido —, ¿te ha dicho sobre las uniones jerárquicas?

—No.

—No, por supuesto que no —Blake miró aquellos ojos oliva sin una pizca de pudor—. Él llega tarde o en horas no acordadas.

Mi Pequeño Ángel | Larry Stylinson AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora