Capítulo 4

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Mientras más avanzaba más temblaba por el frío de la noche, su indignación era latente, pero era demasiado terco para arrepentirse y volver a los cálidos brazos de Louis. Tenía hambre y conseguiría comida costara lo que costara. Desde la mañana que habían iniciado los preparativos finales de la pasarela, se les negó comida alguna para evitar desastres fortuitos. Aunque dudaba mucho que con el ajetreado ambiente alguien se hubiera acordado de alimentarlos.

Mientras caminaba por el frío asfalto Harry fantaseaba con aquellas musculosas extremidades que lo sujetaron firmemente dentro, aquellos brazos que le hacían sentir cosas en lugares que nunca sintió, y esos mismo que de un segundo a otro lo levantaron como un costal de papas y lo arrastraron de nuevo al auto.

—¡Bájame! —pataleó y golpeó la espalda, enfundada en un fino blazer, sin importar si era reprendido después.

Sin embargo, luego de unos cuantos golpes inútiles sin recibir respuesta y a nada de insultarlo, se dio cuenta de los bonitos bultos que sobresalían de los pantalones ajustados de su captor. Parecían dos perfectos muffins colocados estratégicamente para tocarlos en esa situación. Con ojos chispeantes de emoción alargó su mano curiosa y apretó una de las redondeces.

—No hagas eso —Louis mordió su muslo blanco para que soltara su trasero.

—¡Oye! —exclamó por la sensación de los dientes presionando su piel—. Sólo quería saber cómo se siente.

—Puedes tocar tu trasero y dejar el mío en paz, sabes.

—Pero el mío no es enorme como el tuyo.

—Mi trasero no es enorme —contestó indignado.

—Por supuesto que sí, deberías verte en un espejo —Harry soltó una risita al escuchar a Louis ofendido.

—Lo que sea, solo no toques —espetó exasperado.

—No prometo nada —sonrió Harry divertido.

Y sin previo aviso una mano se estrelló contra el turgente trasero seguido de una risa traviesa.

Louis rodó los ojos y devolvió el mismo gestó al risueño ojiverde.

—¡Oye! Eso ha dolido —Harry sobó su trasero.

—Te lo advertí.

Dentro del auto Louis volvió a colocarlo por tercera vez sobre sus piernas poniéndolos cara a cara.

—Ni se te ocurra volver hacer eso ¿entiendes? —Louis presionó sus dedos sobre la barbilla de Harry para que lo mirará.

—Duele Lou-

—Promete que no te volverás a alejar —Harry fue cortado por la brusquedad de Louis.

—Duele.

—¡Promételo!

—De acuerdo, de acuerdo, lo prometo.

—Bien —Louis soltó su barbilla de forma brusca.

El rizado escondió el rostro en su pecho esperando que le diera un abrazo, no quería que estuviera enojado con él.

El puchero y los ojos aguados del ojiverde hizo que rodara los ojos por décima vez en el día logrando apaciguar su enojo. Y como buena persona sucumbió a sus encantos. Sin soltarlo lo acomodó en una mejor posición para los dos y encendió el auto dirigiéndose a un local de comida rápida.

Otra vez haría lo que ese mocoso le mandó, no tenía idea de porque sentía la necesidad de complacerlo, pero ahí estaba ese piqueteo que lo obligaba a protegerlo. Un par de minutos y ya estaba desequilibrando su mente.

Mi Pequeño Ángel | Larry Stylinson AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora