Capítulo 2: Escapé... de nuevo

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Presente

Estaba sentada en el suelo, en la casa de Lindsey. Verán, Lindsey es mi mejor amiga desde que tenía 8 años, cuando escapé de mi casa no tenía a donde ir, así que caminé a cualquier lugar como la cría que era, en ese momento estaba pasando frente una urbanización y ella iba al colegio tomada de la mano de su madre, me señaló y vino corriendo a mí con los brazos abiertos, nos abrazamos y me dijo que supo lo de Clare y que lo sentía, que estaba bien que me quedara en su casa hasta que fuera necesario y que era mejor que fuera al colegio para no levantar sospechas. Y así lo hice, hasta hace dos días que entraron los "ayudantes de la profesora de química" al salón, resulta que no eran ningunos "ayudantes de la profesora de química" ni mucho menos, eran científicos que me querían examinar, así que no me quedó otra opción que escapar... de nuevo.

-Cristal, tenemos que hablar- me dijo alguien desde atrás, me di la vuelta y vi a Lindsey con los brazos cruzados y mirándome.

-¿Que pasó ahora?

-Es que... lo siento tanto, no te puedes seguir quedando- lo dijo todo tan lento, tan indiferente.

-¿Eh? Pero dijiste que estaba bien.

-Si, lo se. Pero no voy a arriesgar a que también maten a mi familia por tu culpa, empaca tus cosas. Tienes 45 minutos y te vas, puedes tomar la comida que quieras y un poco de dinero-

-Pero...

-Vete- la observé furiosa  aunque no dije nada, me dirigí al ático que me dieron por habitación, estaba viejo y sucio pero seguía siendo un lugar donde dormir, coloqué en el bolso todo lo que había llevado la primera vez que me fui, solo que el collar esta vez lo llevaba en el cuello.

Salí por la pequeña puertecilla intentando que la madera no crujiera tanto bajo mis pies. Tomé toda la comida que me cupo y el dinero que me dejaron en la mesa y salí sin despedirme.

El aire frío me golpeó y sentí que mis músculos se tensaron, me coloqué el gorro y los guantes, es increíble cuan poco me crecieron la cabeza y las manos en seis años.

Mi primer pensamiento fue ir a un hotel, pero no, me podrían encontrar.

Caminé al parque para ver que se me ocurría. Las miradas de la gente no se hicieron esperar, claro que no era muy normal ver a una chica de 15 años caminando con equipaje en el brazo y con los ojos anormales, pero me traía sin cuidado.

Seguí andando hasta quedar sentada en un banco, a mi lado había una chica con el cabello negro en un corte asimétrico, no le pude ver el color de ojos ya que los tenía cerrados, traía audífonos puestos y movía su cabeza al ritmo de una canción que no conozco.No le presté atención.

>Si voy a un hotel y me creo un nombre falso tal vez no me descubran, me podría llamar Lia o Amatis, como mi collar> pensé.

Cualquier cosa que se me pasó por la cabeza quedó en el olvido cuando veo a dos guardias acercándose a mí, con sus porras en alto y uniformados pulcramente... cuanto los detesto.

Me levanté apresurada, sin querer tropecé con la chica, ella se quitó los audífonos y abrió sus ojos, eran azules.

-¡Hey! Ten cuidado- reclamó.

-Lo siento... adiós- dije, pareció entender que  quería irme y también se levantó.

-Ven conmigo.

-¿!Que¡? Ni se quién eres.

-Pero yo sí sé quién eres tú, y sé que quieres escapar porque puedes morir por ellos- señaló a los guardias que se acercaban cada vez más- Deberás confiar en mí.

-... Bien- suspiré , me tomó de la mano y corrimos esquivando los arbustos, habían muchos de ellos, la gente nos ignoraba o apartaban la mirada, nos quitaban importancia.

Pasamos alrededor de un edificio aparentemente nuevo y ella me guió por una especie de puerta trasera.

Ya dentro, se recostó exhausta en un colchón en el piso.

Observé el lugar, la palabra más adecuada sería "vintage". Todo estaba decorado con flores marchitas y vivas, el color de las paredes era marrón con crema y detalles en dorado, habían siete repisas doradas desbordada de libros clásicos: Romeo y Julieta, El psicoanalista, Orgullo y Prejuicio, Drácula, El retrato de Dorian Gray, y muchos otros que no reconocí. En las paredes había fotos de cámaras, llaves y globos. Los muebles eran muy confortables y de distintos colores, el espacio no era grande pero aun así lindo.

-Y bien, Cristal Broukskeys. ¿Te gusta mi lugar secreto?- dijo.

-Si, gracias por ayudarme, no quedan muchas personas así en el mundo-

-Pienso lo mismo- sonrió y me tendió la mano- Soy April.

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Espero que les haya gustado el capitulo, cuando lleguemos a 35 vistas sigo, me gustó escribirlo.

L3n4 Fu3r4. los quiero :)

April en multimedia

Síndrome de AlexandríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora