Me miré de nuevo al espejo, llevaba el cabello enmarañado a más no poder, profundas ojeras y tenía la cara sucia con uno que otro moretón, vestía con jeans holgados y una camiseta color lila sin mangas y cuello de tortuga; mirando todos mis complejos deduje que a los ojos de lo demás era un asco. Mi rostro expresaba terror, con la boca entre abierta después del grito y los ojos abrillantados, tornados de un violeta ligeramente más oscuro.
Me alejé un paso y el espejo cayó, rompiendo así el marco y haciendo quebrantar el vidrio.
Lo observé extrañada, algo me impulsó a recoger un trozo, no sé por qué lo hice, fue simplemente instintivo. Tomé un pedazo al azar de un tamaño menor que mi mano, lo puse en la palma y lo encerré en un puño, dejando que mi sangre goteara formando un charco debajo de mí.
Asombrada vi como el color rojo iba aclarándose hasta volverse plateado. Me levanté de inmediato e intenté correr con todas mis fuerzas, pero algo me detuvo; caí de bruces al suelo por encima del charco.
-Maldita sea –mis antebrazos se habían empapado de aquel líquido, los limpié en la blusa apartando la mirada por un segundo.
Y vaya que no debía hacerlo.
Al volverla me vi en el pequeño pozo, la versión surrealista de mí; traía un sutil maquillaje gris y negro, un vestido blanco con escote en V y el cabello pulcramente recogido en un moño alto. Era tan diferente, pero tan parecida al mismo tiempo.
Quedé embelesada viéndola hasta que me mostró sus manos, bañada en sangre hasta por encima de los codos, entre sus dedos de la palma derecha se refugiaba un pequeño conejo, tan solo un cachorro, tenía la mirada ausente y su nariz se movía al compás de su respiración. En la otra sostenía una navaja. La chica sonrió y en un segundo el arma había degollado por completo al conejo; la cabeza del animal rodó por los pies de ella, dejando un rastro rojo a su paso, como una estrella fugaz.
Ella dio un paso al frente. Y ensanchó su sonrisa.
-Seamos amigas –murmuró.
La miré un breve instante, sin moverme. De repente me di cuenta de que ya no estaba en posición horizontal, sino vertical. Estaba de pie y ni cuenta me di.
La volví a ver.
Me apuntó con la navaja.
Analicé sus movimientos y noté que ella levantaba por completo el brazo izquierdo, algo que yo no puedo hacer por una lesión en el hombro que tuve en los dos meses de fugitiva con Julian, ella apretó el mango el hizo un truco con él. Levanté las comisuras de mis labios. Yo jamás podría hacer eso, soy diestra.
-Esta no soy yo –alcé la voz por si no me escuchaba, pero al parecer lo hizo y muy bien.
-¿Qué?
Se veía confundida.
-Tú eres nadie.
-¿Disculpa?
-Me has escuchado, eres nadie, y aquí... –extendí los brazos señalando el ambiente, se había transformado en una especie de laberinto de cristal, una realidad distorsionada –Nada puede dañarme... más que yo.
La chica frente a mí abrió la boca sorprendida, yo me adelanté un paso. Y corrí dentro del líquido plateado, imprevistamente estaba justo delante de ella. Su acto reflejo fue colocarme la daga en el cuello, pero no la clavó y no me moví.
-Mátame, o inténtalo, no eres real –largué una carcajada lo que la confundió todavía más, aunque rápidamente se recompuso.
-Con gusto.
Me agaché un segundo y agarré sin inmutarme la cabeza del conejo, se la puse a la altura de su nariz para que la mirara bien.
-¿Quién es ella? –pregunté.
-¿Ella?
-Sí, ella.
-Un mocoso animal.
-Error –levanté una comisura de mi labio –La respuesta correcta es "Yo" –en un rápido movimiento clavé ambos dedos en los ojos del conejo, tiñendo mi mano de materia cerebral.
Ella llevó sus manos a su rostro acompañado de un grito de dolor que me dolió en los tímpanos, de entre sus dedos salía algo plateado, como mi sangre al transformarse. Caminé a su encuentro sin prisas y de un tirón saqué las manos, dejando al descubierto su cara.
Tenía los párpados cerrados pero se podía notar que ya no poseía ojos. Cayó en un sonido hueco al suelo.
Las paredes del laberinto se derrumbaron y pude ver una luz que me mostraba la salida.
Corrí para escapar; pero todavía pensando que había matado a una parte de mí.
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Hey, esta vez no me tardé tanto en actualizar ¿Verdad? *le pegan* Uh ;-;
No sé, salió más gore de lo que quería, pero no tanto como me gustaría... en fin, yo me entiendo :v quedó demasiado raro para lo que escribo normalmente. ¿Debería ponerlo en contenido adulto o no es para tanto? Ustedes deciden °3° se les aprecia
Bueno, no sé por qué, les quería dejar un fragmento de una canción, si les gusta el rap escúchenla, es buena.
"Y volvió a mirarse en el espejo, la apariencia es su actitud y su actitud tapa bien todos sus complejos, él intenta ser normal pero no se lo han puesto fácil, solo busca su lugar tan duro y a la vez tan frágil. El miedo le hace ser injusto con los de su alrededor que intentan ayudar al que se siente como un perdedor, desprecio hacia todos por un mundo que repudia, y su tortura fue nacer ya que él nunca lo eligió"
Se llama "Víctima y verdugo" :3
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Síndrome de Alexandría
ActionImagina esto: Tienes una extraña enfermedad que se supone que es un mito. Al gobierno y a los científicos les interesa saber sobre esa enfermedad. Tu familia desapareció cuando tenías nueve años. Tienes que escapar. Básicamente esa es mi vida y esto...