-Están vivos.
-Lo sé.
-¿Entonces para que preguntas?
-Porque no despiertan.
-Debe ser por algo. ¿Nos los llevamos?
-No me parece prudente.
-¿Y qué quieres que haga? ¿Dejarlos aquí pudriéndose?
-No estaría mal. Es su problema.
-Eres imposible, Chloe.
Abrí los ojos inmediatamente al escuchar ese nombre, Chloe. Sentía mi respiración agitada y el pulso en aceleración, pero no moví un músculo. Apreté ejerciendo un poco de fuerza en la mano de Julian, para despertarlo; no obtuve resultado.
Resignada, levanté el torso- quedando sentada- para ver qué pasaba a mí alrededor. Seguíamos en el desierto, aunque ya no a la luz de la luna ni a los rayos del sol. ¿Qué está pasando?
Percibí una respiración en la nuca haciendo que se me erizaran los vellos, ni siquiera jadeé, solo me quedé quieta hasta que la silueta se posó delante de mí. No la logré ver, no lograba ver nada más que la arena distante.
-¿Quién eres? –preguntó una voz masculina levemente conocida. Me rehusé a responder –Una última oportunidad ¿Quién eres?
Inhalé y exhalé dos veces y forcé una sonrisa, a sabiendas de que él podría verme.
-¿Qué te trae por aquí?- inquirí.
-¿Sabes quién soy?- su voz flaqueó. Hice que invirtiera la pregunta sin que se diera cuenta, perfecto.
-Por supuesto que sí –tomé una bocanada de aire pensando en si arriesgarme o no con la siguiente pregunta -¿Tú sabes quién soy?
-Sí.
-¿Y por qué me lo preguntas?
-Porque quiero confirmar que sabes quién eres –touché. No me lo esperaba. Sentí el trillado toque del cañón procedente de un arma, dejé que la pistola ladeara mi cabeza hacia la izquierda. No se sentía tan mal. El mental frío debajo de mi mandíbula difuminaba el infernal calor del ambiente.
Cerré los ojos.
-Hazlo –dije.
-¿Eh?
-Has lo que quieras. Solo tenía dos cosas por las cuales luchar. Y ahora no sé ni siquiera si están con vida. Así que hazlo. No seas cobarde. ¡Dispara! –terminé por gritar y apreté los párpados esperando el sonido del casquillo al caer sobre el suelo, o el dolor que solo duraría un par de segundos, sentir el recorrido de la bala por mi garganta.
Pero eso nunca pasó.
Se escuchó un bufido.
-No puedo creer que hayas caído tan bajo, Cristal Broukskeys –abrí los ojos a tiempo para ver como la silueta se volvía más nítida, y el rostro oscurecido bajo la visera de su gorra gris.
-¿Charlie? –Él asintió, me levanté dejando que la arena resbalara por mis pantalones y corrí para abrazarlo, fui correspondida. Charlie enterró su rostro en mi cabello, y me abrazó más fuertemente, como esperando protegerme. Pero ya nadie puede protegerme.
-Cristal, no vuelvas a decir algo así ¿Entendido? –Me tomó de los hombros mirándome a los ojos –Tienes mucho más por lo que luchar, es tu vida, no la desperdicies.
-No es eso, es que yo... -una lágrima hizo camino por mi mejilla derecha, limpiándome la tierra de la cara – Yo ya estoy harta de que tenga que vivir a base de huidas. ¿Sabes lo triste que es dejar todo atrás... para nada?
Charlie me miró asombrado y con compasión. Como odio que la gente sienta lástima por mí.
-No voy a dejarte sola de nuevo. Ya tuve suficiente con la primera vez.
-¿La... La primera vez? –logré articular. Algo no marchaba bien. Charlie pareció darse cuenta de lo que dijo porque lo corrigió rápidamente.
-En el avión ¡Sí, eso es! Con lo de los terroristas –parecía más nervioso que antes. Me crucé de brazos.
-No te creo ni una palabra –suspiró.
-Vale. Es mentira, te lo cuento cuando estemos a salvo... -de repente lo recordé.
-¿Chloe está aquí?
-¿Chloe? ¿La peleona de cabello azul? –preguntó frunciendo el ceño.
-Esa misma.
-No, no la he vuelto a ver desde que salimos del aeropuerto. Tuvimos una pequeña discusión pero al final acordamos que ellas iban a ir por su lado y nosotros por el nuestro. Para encontrarte.
-¿Nosotros?
-Oh, sí. Lo olvidaba, Marianne está cerca buscando algún animal que cazar, es muy divertida... Oye ¿Por qué preguntas por Chloe?
-Tal vez no me creas pero juraría que la escuché...
-Cristal deja las drogas –interrumpió una tercera voz. Me di la vuelta.
-Julian.
-¿Quién es ese? –me hizo a un lado y se puso al frente de Charlie, que intentaba contener la risa al ver como un niñato de 16 años se le enfrentaba.
-Un amigo. Que estuvo a mi lado cuando tú me quisiste matar –encaré al rubio, él era más alto que yo, lo que volvía un poco incómoda la situación pero no era de gran importancia.
-Bueno, de hecho yo no...
-Calla –silencié a Charlie, que por una vez se quedó callado ante mi expresión de enojo. Estaba furiosa, no sé por qué. Tantos días al lado de la persona que de a poco y me asesina y no le reclamé nada de forma seria.
Me acerqué con paso decidido hacia Julian manteniendo la mirada fija en sus oscuros ojos. Y le planté un golpe en el estómago. Él se dobló por el dolor y yo solo me giré para retirarme.
Antes de llegar al lado de Charlie, pude escuchar un "Prepárate para morir"
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Chicos, lamento tardar en actualizar. Esta vez si tengo una excusa más valida (ni tanto, pero meh) Yo escribo en word y lo copio acá (desde la pc), pero el cable que carga la computadora se sobrecalentó y quemó el plástico protector, haciendo que como que se derritiera esa parte y pegando los pequeños cablecitos de colores dentro. En resumen el cable no funcionaba.
Otro tema es que en serio, en serio me va mal con la internet, nos la quitan muy a menudo y ahora no podemos llamar a CANTV para que nos hagan un trabajo digno porque el presidente prohibió los trabajos en semana santa. Así que les pido, ténganme paciencia, porque de que termino esta novela, la termino.
Disculpen si hay errores ortográficos, aquí en Venezuela es la una de la madrugada y no me he movido de la laptop escribiendo el cap. Casi se me cae la cabeza sobre el teclado.
Bueno: Hasta la próxima actualización.
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Síndrome de Alexandría
AçãoImagina esto: Tienes una extraña enfermedad que se supone que es un mito. Al gobierno y a los científicos les interesa saber sobre esa enfermedad. Tu familia desapareció cuando tenías nueve años. Tienes que escapar. Básicamente esa es mi vida y esto...