Capítulo 8: Ataque terrorista

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El tiempo paró.

Todo se detuvo y el sonido cesó drásticamente. El cambio en la atmósfera era casi físico pero parecía que solo yo lo noté.

Pequeños ríos plateados atravesaban su rostro, el cabello dorado revuelto y con manchas de sangre, sus ojos oscuros que antes me miraban con superioridad, ahora lo hacen con confusión, y algo más que eso. Dolor.

La bala se incrustó en el suelo a centímetros de mi cara, escuché el gruñido de frustración seguido de unos suaves sollozos.

-¿!Por qué no puedes morir de una vez¡?- dijo- !Nos harías la vida más fácil a todos¡- volvió a cargar la pistola y se acercó a mí.

-!Basta¡ No sabes lo que dices- mi voz se quebró.

-¿¡Qué no!? Yo estaba estable hasta que llegaste- puso las rodillas a ambos lados de mi cadera, presionándome el abdomen, lo empujé pero no tuvo efecto, era muy débil.- Deja que te mate de una buena vez-

-¡Para, Julian! ¡Deja de hacer esto!- dije mientras lloraba, él apretó los ojos y puso el cañón debajo de mi mandíbula.

-No digas mi nombre- pidió.

-Julian...-

-!Que no lo digas, joder¡- dejó caer el arma y me tomó de las muñecas posicionándolas por encima de mi cabeza.

-Ju...- me besó.

Fue algo tan inesperado, extraño. Tal vez el momento en el que estás apunto de morir no sea tan malo después de todo, a mí no me dolió cuando justo después del beso me clavaron un cuchillo en la cintura; sin embargo lo sentí.

Grité.

No pude evitarlo.

Inmediatamente llegaron más hombres y una que otra mujer, todos con la cara tapada. Empujaron a Julian y me tomaron por los brazos.

-MALDITO HIJO DE PERRA- grité antes de desaparecer hasta el área de primera clase.

Las turbulencias seguían, todavía más fuertes que las anteriores, no vi a mis amigas, tampoco a Charlie ni a Matias, solo rezaba que él estuviera a salvo.

Una de las mujeres me tiró en el asiento más cercano a la cabina del piloto. Ahí fue cuando estalló el dolor. Pude percibir la sangre manchando mi camiseta, pero no la vi. Me ataron las manos y el cuello a la parte de atrás del asiento, en un ángulo en el que solo podía ver a la chica, me di cuenta de que eso era, una chica, no mas de 18 años, debajo de la tela se escapaban unos mechones castaños, tenía los ojos café rojizo.

-¿Quién eres?- dije agotada, ya se notaba la falta de sangre.

-Dime Keled -

-¿Árabe?- Keled me miró mal y se agachó para atar mis pies.

-Hace mucho tiempo que dejé el país, prefiero no darle mala fama por lo que soy-

-Una terrorista- si es posible cortar la circulación en los tobillos, ella lo intentó hacer.

-Tengo razones, niña- dijo entre dientes.

-Si somos casi de la misma edad. Y sobre las razones, adivino: Cuando pequeña tus padres te tuvieron a ti y a tu hermano o hermana, a medida que fueron creciendo su padre los vio como un estorbo, otro cuerpo a quien alimentar, así que los empezó a golpear, tu hermano o hermana sufrió más debido a que era mayor, murió o está en coma, quisiste vengarte de tu padre por eso pero eras solo una cría, no pudiste hacer mucho, y ahora estás aquí, intentando olvidar. Corrígeme si me equivoco-

-¿En serio quieres morir, no?-

-¿Sabes que tu nombre significa "Inmortal"?- ella se mostró sorprendida por el cambio de tema.

-¿Q...qué?-

-Tu nombre, Keled. En español significa "Inmortal", una palabra bastante extraña. Algo que no puede morir. Ese sentimiento que tienes de tu padre nunca va a morir por más que lo creas-

-¿Dónde quieres que te dispare? ¿En la cabeza o el corazón?- sacó su glock plateada y me apuntó, yo sacudí mi cabeza mientras reía secamente.

-¿Me vas a matar? Yo no tengo nada, mi madre murió y mi padre y hermana desaparecieron, todo cuando tenía nueve años-.

-¿Y quieres que te tenga lastima?- su mano temblaba, me percaté de que posiblemente no había matado a nadie en su vida.

-No necesito tu lástima. Eres muy joven ¿No crees?-

-No me subestimes- reí de nuevo, con eso vino una ola de dolor y una tos fuerte, de mi boca salieron gotitas de sangre y mancharon mi pantalón.

-Maldita terrorista- murmuré.

Erré en mi opinión sobre Keled.

Ella sí disparó.


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Perdón. συγχώρεση. Remissionem. Maithiúnas. Sorry.

No me maten o Matias sufre las consecuencias. Okay? Okay. Tal vez "okay" sea nuestro "siempre". Eh? Eh? *los codea*

Bien, lo que pasa es que quiero terminar "Anónimo" antes de navidad, pero actualizaré más seguido, lo juro por la laguna estigia *suenan truenos*

Adios :3

Lena fuera. 







Síndrome de AlexandríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora