Capítulo 17: Es suficiente.

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Un relámpago se vio de forma horizontal iluminando el cielo y reflejando su luz en las nubes por encima de mí. Segundos antes de que se oyera el trueno alcé un brazo y al mismo tiempo que sonaba grité, sólo grité.

Me sentí libre y aliviada de alguna forma, ahí en medio de la noche, totalmente empapada, estaba gritando y no sabía por qué.

Fue uno de los mejores momentos de mi vida.

Cerré los ojos y me dejé llevar por la melodía que hacían las cigarras anunciando todavía más lluvia. Bailé al son de ellas, que parecían darme la bienvenida a su fiesta de disfraces, donde con sus corazas se ocultaban del mundo y yo, desentonando, era la única que no llevaba máscara; por primera vez en mi vida dejé que mi interior se viera reflejado en mis ojos.

Detuve la danza por un momento y dejé caer mi cuerpo hacia atrás impactando fuertemente contra el pasto, pero no dolió, no dolió en absoluto.

Reí descontroladamente sin lograr moderar mi voz, si hubiera querido parar no habría podido... pero el punto es que no quería, me sentía yo misma y no pude negarlo.

Pensé que todos estos años de escape me han servido de algo, porque aún en el lapso de tiempo que estuve en la casa de Lindsey, me aislé intentando encontrar a mi propio ser, pero fracasé. Fracasé rotundamente. Por eso escapar me ha ayudado a encontrar mis propios errores, capturarlos y ponerlos en bandeja de plata justo frente a mí, pero... ¿Ahora qué hago con ellos?

Me quedé dormida pensando en todo lo que fue y pudo ser, a sabiendas que estaba en medio de un peligroso juego psicológico digno de un premio. Simplemente me dormí, libre de preocupaciones.

No sé muy bien cuánto tiempo pasó, pero desperté de forma lenta al sentir unas manos acariciando mi cabello casi blanco, me estrujé el ojo derecho un par de veces para enfocar una mirada café acompañada de una asquerosa sonrisa petulante.

Por puro instinto me eché para atrás logrando así que cayera de una roca de mediano tamaño; apoyé las manos en el suelo y me levanté viéndolo desde abajo.

Cómo te odio, Julian.

*

*
*

-Ya no hay donde esconderse –sentenció cuando logró apresar mis muñecas en mi espalda. Suspiré cansada.

-Vale, comprendo. Ahora suéltame.

Me observó dubitativo pero al final accedió, parpadeé lentamente y trepé hasta la cima de la roca para luego sentarme dejando colgadas las piernas.

-¿Qué? –Le reté -¿No vas a subir?

-... –pude ver su mente trabajando en si debía o no, pero la verdad es que yo no tramaba nada –Que conste que no es porque tú me lo digas.

-Imbécil –murmuré apartando la mirada.

-¡¿Qué dijiste?!

-Nada, sólo sube.

Él se limitó a refunfuñar como el gato gordo primo de Garfield que al parecer quiere ser, solté una risa ante el propio pensamiento, imaginármelo como un gato rubio bipolar y enojón era demasiado para mí.

-Dime... ¿Por qué viniste a mí? –dijo ya a mi lado.

¿Pero qué...? ¿A qué se viene eso? ¿De cuándo acá voy a por ese mal teñido así no más?

-¿De qué hablas? –contesté lo más fría posible, aunque no logré ocultar ese nerviosismo en mi voz.

-¿No lo recuerdas? –Negué con la cabeza, en verdad no tenía idea de lo que decía, suspiró –Eso confirma mis sospechas. Anoche estaba yo tranquilo intentando salir de este lugar cuando de repente vienes y te lanzas a mis brazos riéndote cómo estúpida, me contaste algunas cosas de tu infancia en la casa de tu mejor amiga, también me hablaste sobre tu gato blanco Merlín y de cómo se escapó, fue muy raro.

Me quedé callada unos segundos asimilando esa actitud tan poco propia mía.

-¿Y qué hiciste?

-Sólo te escuchaba, como el buen caballero que soy.

-Exagerado –escupí –Entonces ¿Cuáles eran tus sospechas?

-Que te drogaron –reveló sin inmutarse. Removí mi cabello frunciendo los labios, consciente de la expresión de tristeza que poseía.

-Con razón que me sentía tan feliz, yo no soy así –él me dedico una mirada llena de algo que no pude descifrar ¿Compasión? ¿Lástima? ¿Tal vez algo de clemencia? No lo pude comprender a tiempo.

-¿Cómo te sientes?

-Normal –me encogí de hombros, él me tomó del codo izquierdo sin mucha suavidad y me miró seriamente.

-No, ¿Cómo te sientes ahora? De verdad. Dime un sentimiento, una emoción, un estado. Yo no sé lo que es normal para ti –fruncí el ceño ante sus palabras, nunca lo había visto tan dentro de sí.

Bajé la mirada, pasaron unos segundos de silencio antes de que contestara.

-Me siento vacía –solté de repente.

-Entiendo.

-Es que... no es como si tuviera una voz interior, no estoy loca y lo sé. No tengo nada, soy una pieza movida por la venganza innecesaria porque, sabes, al final todos morimos, no importa lo que hagas. No hay nadie dentro de mí que me diga lo que tengo que hacer, ni me provoca instintos asesinos. Nada. Simplemente... sólo... mi cerebro está tan incompleto. Lo lamento, sé que no te interesa mi vida pero ¿Te digo algo? Nunca he hablado con nadie tan sinceramente, y no entiendo por qué te lo estoy contando si me odias. En verdad lo lamento.

-Yo no te odio –dijo rápidamente.

-¿Eh?

-Que no te odio, únicamente eres una víctima de mis ataques. Y me siento tan arrepentido por eso.

No entiendo muy bien la razón, pero sentía que no se refería a lo que pasó en el desierto ni en el avión, sino algo mucho más allá de mi memoria.

-Y ¿Cómo te sientes tú? –contraataqué.

-Bien, supongo que es justo contarte –tomó una gran bocanada de aire –Toda mi vida he estado rodeado de gente que se controla mentalmente, de mentes cuadradas que no van más lejos de sus propias reglas y opiniones, de pensamientos enjaulados y sobre todo de ilusiones perdidas. He hecho todo lo que pude pensar para que no me afectara, pero es imposible. Estoy tratando. Cada paso que doy te perjudica y es muy difícil... no puedo perdonarme por dañarte. Es suficiente ¿No lo crees?

Por supuesto que sí, pensé, aunque no me atreví a decírselo.

-Cristal, creo que no estamos hechos para este mundo.

-Yo también.

-Gracias.

-Gracias a ti. Por escucharme.

-Siempre a la orden, joven dama –sonrió.

Julian... me pregunto qué habrás querido decir con "Prepárate para morir"





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Holish, enfermos (?) Como siempre disculpen por la tardanza (y disculpen también por actualizar a las dos de la mañana, pero es que la inspiración viene y... ah)

Quería decirles que me siento muy agradecida por las mil setecientas visitas que hemos logrado conseguir, todo gracias a ustedes :) en verdad, muchas gracias. Sé que me van a matar por la relación de "Te odio... pero con cariño" que tienen estos dos, yo también quiero hacerlo :'v pero es necesario... para la trama, sí, eso (Siempre quise decirlo xD)

Por otro lado, ¿Cómo es que Rikka Takanashi puede llevar un gato con alas en la cabeza y que no se le caiga?

Es como

What

The 

Fruit?

Ñe, igual me agrada :v

Muchas gracias por todo, me hacen muy feliz °x° es que son tan aksdjfnajsdnfaksmfasmdckm

*Presentamos problemas técnicos. Nos vemos en otra actualización*

Síndrome de AlexandríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora